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Crisis energética y cuidado del medio ambiente

martes, 06 de noviembre de 2012

Profesor Titular Universidad Católica de Chile
Klaus Schmidt-Hebbel

El desarrollo de nuevos proyectos de generación de energía es inhibido por sus conflictos (reales o percibidos) con la preservación del medio ambiente y por una institucionalidad aún inmadura.

Chile enfrenta una aguda escasez de energía, reflejada en la cuadruplicación del costo marginal de la energía eléctrica desde mediados de los 2000, cuando Argentina nos cortó el gas natural y aumentó el precio mundial del petróleo. Tenemos costos de energía entre los más altos del mundo, que empobrecen a nuestros hogares y reducen la rentabilidad de nuestras empresas. Carlos J. García estima que el alza del precio de la energía ha reducido el PIB en 2% y el empleo nacional en 2,8%.

El desarrollo de nuevos proyectos de generación de energía es inhibido por sus conflictos (reales o percibidos) con la preservación del medio ambiente y por una institucionalidad aún inmadura. De hecho, se estima que se acumulará un déficit de dos mil MW en la oferta de energía del Sistema Interconectado del Centro (SIC) hacia el 2020.

¿Cómo se puede encarar racionalmente esta crisis energética, buscando minimizar el impacto ambiental de nuevos proyectos? En Res Publica Chile (RPC), mis colegas Jorge Quiroz y Andrea Tokman están liderando la discusión de propuestas que buscan compatibilizar energía con medio ambiente. Entre éstas, destaco las siguientes siete ideas.

Shale gas. Para no llegar tarde a la importación del gas esquisto a precios convenientes, conviene establecer un consorcio público-privado, que lidere acuerdos internacionales y apoye el desarrollo de la infraestructura necesaria. Al cabo de su maduración, recomiendo privatizar la participación estatal en éste y en los demás consorcios mixtos propuestos abajo.

Participación local en beneficios de proyectos. Para beneficiar a las comunidades en que se realizan las inversiones, se propone colocar un impuesto a toda inversión con evaluación ambiental aprobada, cuya recaudación sea retenida localmente.

Institucionalidad. Se ha avanzado en la institucionalidad de la protección ambiental, pero quedan incoherencias administrativas y una judicialización excesiva de los proyectos de energía. Se propone transformar el Servicio de Evaluación Ambiental en un organismo autónomo para fortalecer sus evaluaciones independientes, a fin de que tengan mayor peso en las posteriores decisiones políticas de los Consejos Regionales y en las decisiones judiciales.

HidroAysén. La favorable relación entre sus enormes beneficios en energía y sus muy acotados costos ambientales (con embalses que inundan poco, en una región de altísima pluviometría y densidad boscosa) hace impostergable la construcción de las centrales de HidroAysén y de otras hidroeléctricas del extremo sur.

Carretera eléctrica. Para superar conflictos y descoordinaciones, el desarrollo de un sistema de transmisión eléctrica interconectado, desde Punta Arenas hasta la frontera con Perú, requiere de la participación del estado en otra empresa mixta.

Fomento de energías renovables no convencionales (ERNC). La licitación de energía entre generadores de ERNC puede aportar mucho a su desarrollo.

Acuerdos con vecinos. El logro de acuerdos internacionales inteligentes para la compra de gas a Bolivia y de energía eléctrica a Perú debería buscarse desde ahora.

Completo el decálogo de ideas con tres propuestas personales (que no son de RPC).

Centrales de pasada. Se observa una muy desfavorable relación entre los bajos beneficios energéticos y los enormes costos ambientales de las centrales hidroeléctricas de pasada en la gran zona centro-sur de Chile. Aportan poca energía, secan los ríos (impidiendo su rol de cortafuegos) y destruyen nichos ecológicos enteros en zonas ambientalmente frágiles de escasa pluviometría. Abogo, por tanto, a no concederles beneficios de ERNC y a someterlas a evaluaciones ambientales coherentes con los daños que provocan.

Energía nuclear. En contraste con las centrales de pasada, hay una muy favorable relación entre altos beneficios energéticos y muy bajos riesgos ambientales en la generación eléctrica por plantas nucleares. Hoy se están construyendo 66 plantas nucleares en los 14 países más importantes del mundo, que elevarán el aporte de 13% que hoy hace la energía nuclear a la electricidad mundial. Poniendo fin a décadas de vacilación, Chile debe aprobar ahora el desarrollo de centrales nucleares por una empresa mixta, con plantas nucleares localizadas en el Norte Grande o al sur del Golfo de Taitao, alimentando la carretera eléctrica que deberá unir a todo el país.

Impuesto al CO {-2} . Para reducir la contribución de Chile al calentamiento global, y hasta que funcione el mercado de bonos de carbono, se justifica la colocación de impuestos a la emisión de CO {-2} por fuentes fijas, como las termoeléctricas.

Avanzar en estas propuestas requiere que éste y el siguiente gobierno inviertan un gran capital político en cortar el nudo gordiano que tiene paralizado el desarrollo de la matriz energética, pero cuidando la insustituible riqueza medioambiental de Chile.

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