Cómo
acomodarse en la banca Hacerle
caso a una de esas agentes que acechan en el patio de la universidad
y abrir una cuenta en el banco puede ser una tremenda bendición
o un colosal castigo: todo depende de que te las ingenies
bien al usar cada producto.
Tu firma
ahora vale plata, ¿qué tal? Puedes meterte a
internet y pagar sin rollos en cualquier sitio. Y olvídate
de hacer colas para pagar la cuenta del celular, ahora la
compañía puede cobrártela automáticamente.
Sólido, ¿o no? Así podrías andar
por la vida si te decides a ponerle atención a la propaganda
que abunda por tu universidad y abres una cuenta en el banco.
Todo eso si sabes hacerla.
Sí,
vale la pena, porque los planes de cuenta corriente para jóvenes
son más baratos que los disponibles para cualquier
persona; tienen planes de descuentos y permiten que al comprar
te traten igual que a tus papás. Pero ojo: son más
baratos, pero igual cuestan plata. Y si te desordenas pueden
costarte un montón. Para evitarlo, lo esencial es usar
cada producto sólo como está pensado.
Vamos
por parte. Hay distintos planes a los que puedes acceder y
que combinan diferentes tipos de productos. ¿Quieres
saber cuáles son?
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