A raíz de la incertidumbre que existe a nivel internacional sobre el precio de los combustibles, la energía nuclear ha resurgido como una alternativa viable para satisfacer la creciente demanda energética global.
Este tipo de generación es, quizás, uno de los más controversiales, debido a la radioactividad del combustible empleado y a las consecuencias catastróficas que podría ocasionar algún tipo de accidente en una de sus plantas.
En Chile no se produce electricidad a partir de energía nuclear, sin embargo, la estrechez eléctrica ha llevado a que diversos sectores del país se inclinen a favor de esta opción y que el propio Gobierno haya decidido encargar estudios sobre el tema para evaluar su viabilidad.
En 1942 entró en funcionamiento, en la Universidad de Chicago, el primer prototipo de reactor - dispositivo fundamental en el proceso de generación de energía nuclear- construido por el físico italiano Enrico Fermi. Más de una década después, en 1956, se inauguró en Inglaterra la primera planta comercialmente viable, la cual producía alrededor de 50MW.
A finales de 1970 se produjo una verdadera explosión de este tipo de generación. Posteriormente, en la década de los ochenta, aumentó en un 140% respecto de la década anterior. Sin embargo, años después, un desastre ecológico detuvo este crecimiento.
Se trata de la catástrofe nuclear más grande registrada en la historia de la humanidad, a partir de una falla generada en la central ucraniana de Chernobyl en 1986, la cual tuvo devastadoras consecuencias.
Como resultado de una serie de errores humanos, uno de los cuatro reactores de la central explotó, generando una gigantesca nube radioactiva que se expandió por todo el hemisferio norte, especialmente, por los países de Europa y la antigua Unión Soviética.
La cantidad de material tóxico lanzado a la atmósfera fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945. Hay estimaciones que sitúan en más de 200.000 las muertes como consecuencia de este accidente, aunque también existen versiones más conservadoras. En lo que hay consenso es en que provocó la muerte instantánea de 31 personas, y años más tarde, el aumento de incidencia de cánceres y deformaciones congénitas en la población alcanzada por la radiación.
Si bien previo al accidente se habían instalado plantas nucleares en varios países desarrollados, después de él la construcción de nuevas plantas se estancó. Aunque el desastre es señalado como la principal razón, también se menciona la viabilidad económica como motivo de la disminución, ya que el costo promedio de un reactor nuclear es de unos US$ 5.000 millones.
La energía nuclear no sólo requiere de una potente inyección de capital inicial, además, el tiempo de recuperación de la inversión es extremadamente prolongado debido al largo período que demora la construcción de una central, que varía entre 8 a 10 años.
Pese a ello, en los últimos años, a diferencia de lo ocurrido en las últimas dos décadas, ha resurgido el interés por construir nuevas plantas nucleares como consecuencia del alto precio alcanzado por el gas y del petróleo. Actualmente, China, India y Rusia llevan la delantera en el número de reactores que entrarán en funcionamiento para el 2010.
El año pasado, más del 17% de la energía eléctrica global fue producida mediante esta tecnología y, actualmente, existen unos 493 reactores a nivel mundial, cifra que se estima se cuadruplicará para el año 2050.
Los países líderes en este tipo de generación son Francia, Lituania, Bélgica y Suecia, los cuales obtienen más del 50% de su energía eléctrica a partir de esta fuente. En toda la Unión Europea, el 38% del suministro energético proviene de plantas nucleares.