Todos hablan de ella pero pocos saben realmente qué significa, qué efectos tendrá en Chile y la región y si realmente nos enfrentamos a una nueva crisis asiática.

La llamada crisis subprime (o hipotecaria de alto riesgo) se desencadena en Estados Unidos cuando los deudores "subprime" —aquellas personas que nunca habían sido sujetos de crédito— comienzan a tener problemas con el pago de sus hipotecas.

Las razones del no pago tiene diversos orígenes: Para unos, los precios de sus casas se empiezan a desinflar tras el “boom” inmobiliario y ya no pueden seguir viviendo de la bicicleta del refinanciamiento de sus hipotecas. Otros, que tenían arrendadas sus casas, comienzan a percibir arriendos más bajos que no cubren los dividendos. Algunos deciden dejar de pagar porque se dan cuenta de que su deuda es mayor al valor actual de su casa; y la mayoría tienen grandes problemas porque se endeudaron a tasas variables que comenzaron a subir y las cuotas pasaron a significar más del 55% de sus ingresos antes de impuestos. Así, la incobrabilidad de sus hipotecas prácticamente se triplicó.

Con eso, los instrumentos financieros que avalaban esos créditos y que habían sido comprados por fondos e inversionistas de todo el mundo perdieron valor e, incluso, pasaron a ser "indeseables" en las carteras.

El fenómeno dio origen a una situación de incertidumbre económica, muchas cifras contradictorias, pérdidas en el sistema financiero y un impacto global aún incalculable.

Un par de cifras: mientras el Deutsche Bank habla de mermas sólo para la industria financiera de hasta US$ 400.000 millones, el semanario "The Economist" ha hecho estimaciones de pérdidas de cerca de US$200 mil millones.
 

 

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