El grupo suizo Amera cumplió su advertencia y cerró la fábrica de cospeles con que Quilpué llegó a abastecer a casas de moneda de 32 países.
Los 70 operarios que asistieron a su jornada laboral el lunes se encontraron con la planta cerrada. En la calle, el gerente general, Erwin Mayer-Beck, les dio el comunicado que oficializaba el cese de funciones.
Luego, se fueron enterando a través de correos certificados que no les pagarían indemnizaciones: Amera-Armat adujo el número 5 del artículo 159 del Código del Trabajo atribuyendo como causal la "conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato".
La empresa aludía en forma implícita a la última licitación internacional convocada por la casa de Moneda de Chile que adjudicó a la empresa coreana Poongsang la fabricación de un millón de cospeles que abastecerán al Banco Central de monedas de $1, $10, $50, $100 y $500 para el período 2012-13. Según Mayer-Beck, ello representaba el 80% del actual mercado de la planta quilpueína.
Ésta, que funcionó durante 42 años, llegó a abastecer de discos metálicos a las casas de moneda (cecas) de 32 países de cuatro continentes para que acuñaran sus monedas nacionales Dinamarca, Sudáfrica, Pakistán y Filipinas y otros.
En 2002, con el "boom" del euro, la fábrica contrató a 300 trabajadores porque nueve países de la Unión Europea le encargaron 8 mil toneladas del insumo. "Apostamos a una fábrica local pero se prioriza una compra extranjera", dijo Mayer-Beck. Amera compró en 2011 la fábrica al grupo Luksic para invertir US$3 millones y dotarla de tecnología de electrochapeado, que permite abaratar costos y recuperar los mercados de exportación, pero al perder el mercado nacional aduce la inviabilidad del plan.
La Seremi del Trabajo, Lavinia Ceballos, dijo que velará por los derechos laborales y mostró su extrañeza porque un inversionista extranjero comprara una planta para cerrarla.