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Los jóvenes y proyectos que buscan hacer de Chile un Silicon Valley

domingo, 17 de julio de 2011

Franco Vera
Economía y Negocios

Provienen de países tan diversos como Zimbabwe, India, Noruega, Australia e Israel, atraídos por el programa Start-Up de Corfo, que les entrega US$40 mil para iniciar sus proyectos, un ejemplo inédito a nivel mundial. En una visita a "El Mercurio" y acompañados por el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, y el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Hernán Cheyre, estos emprendedores dieron a conocer sus proyectos.

Conocimiento de Stanford para mujeres mapuche
Jasmine Aarons decidió que el mejor lugar para aplicar las herramientas de diseño y marketing que aprendió en Stanford, era con artesanas del pueblo mapuche. Desilusionada de cómo las grandes empresas utilizaban ese conocimiento para hacer mayores ganancias con el diseño de aparatos tecnológicos de escaso impacto social, en 2007 viajó a Cusco, Perú, para estudiar el diseño de vestimentas indígenas con artesanos de ese país.

Ahí se dio cuenta que muchos querían vender sus modelos en mercados contemporáneos, pero que sus tradicionales diseños impedían que éstos fueran atractivos comercialmente, mientras que otros artistas, que innovaban con esos mismos diseños, podían convertirlos en artículos de lujo para el comercio. Eso podía ayudar a los artesanos a salir de la pobreza.

Con esa idea, Jasmine ganó una beca en Stanford, con la que viajó a Chile a trabajar como diseñadora en la Fundación Chol Chol, una ONG de comercio justo que apoya a mujeres artesanas mapuche.

Jasmine realizó una investigación de mercado en boutiques en la bahía de San Francisco, Estados Unidos, y en Santiago. Con sus resultados comenzó a trabajar con artesanas de 22 comunidades mapuches, quienes adaptaron ese estudio de gustos contemporáneos con sus propios diseños hechos a mano, con materiales renovables. Los trabajos fueron recibidos con entusiasmo en ferias a través de todo EE.UU. en 2010.

Así, en 2011 funda VOZ, gracias al apoyo del programa Stara-Up. Jasmine Aarons asegura que la construcción de un negocio internacional permitirá un empoderamiento sostenible de las artesanas con las que trabaja y un mayor grado de impacto social en comunidades rurales pobres, a través de empresas innovadoras, y prácticas de comercialización y diseño.

Prevenir enfermedades desde un smartphone
Con más de una década vinculado a la salud, era casi obvio que cuando iniciara su propio emprendimiento, Stephen Delmonte (estadounidense, 39 años) pensara en esta área. Junto a su socio, Daniel R. Burnett, desarrolló una tecnología que permite prevenir enfermedades o supervisar un tratamiento gracias a los celulares o smartphones.

Por ejemplo, un psiquiatra prescribe a un paciente ambulatorio (con un historial de depresión) a seguir un nuevo tratamiento, que incluye ejercicios 3 a 5 días de la semana. Con este sistema, el médico puede etiquetar tres lugares para el paciente, como el hogar, trabajo y un gimnasio.

La tecnología GPS se integra con nuestra aplicación, y cada vez que el paciente llega al lugar designado es identificado, medido y grabado.

Si hay una anormalidad, por ejemplo, el paciente permanece en un lugar una cantidad inusual de tiempo, el médico es alertado inmediatamente por esta vía.

Delmonte agrega que este método preserva la privacidad del paciente, ya que sólo opera en los lugares prescritos por el médico.

"Queremos ayudar a los proveedores de salud a entender la historia de sus pacientes ambulatorios, para mejorar la prevención y disminución de los gastos de atención médica", señala este emprendedor, quien hasta fines de mayo vivía en San Francisco.

La puesta en marcha de este proyecto comenzó en Chile y la idea es trabajar con proveedores de salud en Chile. "Nuestro mercado está dirigido a profesionales de la salud, consumidores y compañías de seguros", explica, tras lo cual agrega que espera que su proyecto tenga éxito y encuentre el financiamiento necesario en Chile.

Sobre la experiencia en nuestro país, señala que está sorprendido por lo "maravillosamente bien" que lo han tratado los chilenos.

"He disfrutado de Santiago hasta el momento. Sin embargo, extraño no andar en bicicleta como hacía todos los días en San Francisco".

A cambio, cuenta, va al gimnasio y camina a todas partes.

En cuanto al clima, señala que nuestro invierno es parecido al verano en San Francisco.

Como buen habitante de una ciudad cosmopolita, echa de menos las diferentes comidas étnicas que encuentra en San Francisco.

Y como siempre, las comparaciones de precios son inevitables: los precios del transporte y de bienes raíces son más razonables, pero los costos de los alimentos son casi los mismos que en California.

El colegio hecho red social
Con la idea de generar un espacio en donde padres, profesores y alumnos compartieran a diario sus experiencias, Ademar Aguiar y sus socios crearon Schooools.com, una plataforma de internet que permite crear pequeñas comunidades que funcionan igual que un colegio, en donde los participantes aprenden y enseñan, manteniendo un rol idéntico al de la vida real, pero que mejora la comunicación y el intercambio entre los participantes.

Con un sistema del tipo "wiki", es decir, que se crea con la colaboración de todos, esta red social -que funciona privada para cada colegio-, permite que la experiencia de enseñanza y aprendizaje mejore a través del uso de las Tecnologías de la Información (TIC).

Schooools.com está dirigida a niños de entre 4 y 12 años (nacidos "digitales"), quienes pueden leer, dibujar, escribir, pintar, jugar, compartir y hacer trabajos colaborativos en un ambiente atractivo. "Como papá joven, profesor, ingeniero de software y un gran entusiasta de los sistemas sociales y colaborativos, desarrollé una aplicación web que ayudará de manera significativa a hacer colegios más abiertos y más atractivos a padres, profesores, niños y a toda la comunidad escolar", explica Aguiar.

El editor digital fácil
La portuguesa Clara Vieira y el austríaco Andreas Eberharter se conocieron en la universidad en Rotterdam. Ambos diseñadores trabajaban en proyectos de arte y necesitaban difundir sus trabajos. Ahí se dieron cuenta de que hacer un catálogo en papel era carísimo y que los costos de distribución les hacía imposible la difusión de sus obras. Ante tal dificultad, decidieron crear una aplicación que permitiera diseñar cualquier tipo de publicación online, interactiva, multimedia, y que fuera usable por cualquiera sin experiencia.

Así nació Leafer, un software que permite realizar publicaciones multimedia, sin tener que instalar ningún programa, en tres pasos simples (editar, vista previa y publicar), y a un mínimo costo.

Claan es el nombre de la empresa que distribuye el software y en donde Andreas y Clara son socios. Hoy, Leafer está en su versión Beta, y trabajan afinando los detalles para que pueda ser usado en dispositivos móviles, como teléfonos o tablets. Es que la gracia de este editor digital es que permite acceder a cualquier hora y desde cualquier parte del mundo.

De Chile, se han sorprendido por lo bien que funciona el sistema de locomoción pública, así como por la limpieza y orden de Santiago. Están seguros de que acá van a encontrar socios como para lanzar su producto no sólo en el país, sino que en toda América Latina.

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