domingo, 03 de abril de 2011
Valeria Ibarra M.
Economía y Negocios
"EFE tiene un problema histórico y estamos trabajando para resolverlo", dice la subsecretaria de Transportes, Gloria Hutt.
Con pérdidas de US$247 millones al 2010 y una deuda de US$2.034 millones, la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) está técnicamente quebrada: aunque vendiera hasta el último durmiente no alcanzaría para pagar sus acreencias. Aparentemente, no es una compañía para poner dinero. Pero el Gobierno decidió darle viabilidad al tren estatal. Al interior de la compañía se habla ya de un millonario plan de inversiones, que iría entre US$300 millones y US$500 millones, pero en el Ejecutivo son cautos.
"Todos sabemos que EFE tiene un problema histórico y estamos trabajando para resolver esa situación", señala la subsecretaria de Transportes, Gloria Hutt. El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, a cargo del ingeniero Pedro Pablo Errázuriz, elabora internamente un Plan Maestro Ferroviario, que considera el desarrollo ferroviario nacional y no sólo la visión de la empresa. Hutt explica que este plan "debería ser conversado con EFE en las próximas semanas y luego el ministro Errázuriz lo presentará al Presidente de la República, quien definirá este tema".
La subsecretaria dice que no se puede adelantar este programa maestro, pero "obviamente busca potenciar el desarrollo del sector con seriedad, racionalidad y una mirada de país en el largo plazo".
Un discurso bastante lejano del que tenía el Presidente Sebastián Piñera hace cuatro años. En referencia a EFE dijo ser partidario de que ingresen las AFP a la propiedad -así como a Codelco- y respecto de sus números comentó: "se perdieron de forma irresponsable y negligente miles de millones". Hasta hoy la subsecretaria Hutt es crítica de la gestión de los gobiernos de la Concertación. "Los chilenos hemos invertido muchos recursos en esa empresa y nos prometieron un servicio de calidad entre Santiago y Puerto Montt que nunca existió", sostiene.
¿Cuánta agua pasó bajo el puente? "Bastante", dicen en el ferrocarril. "Nos dimos cuenta que los buenos países, aquellos a los que Chile quiere parecerse, tienen un buen sistema ferroviario", señalan en EFE. En Chile sólo alrededor del 2,5% de la carga total se mueve por tren y en el mundo desarrollado ese porcentaje oscila entre 30% y 40%.
Un punto crucial es si el plan de inversión lo pone el Estado o los privados. Hay una corriente que se inclina por el ingreso de capital privado al negocio, tanto en carga -donde ya los hay con Fepasa (Sigdo Koppers) y Transap (Pirazzoli)- como en el negocio del transporte de pasajeros. En concreto, se analiza si es viable construir trenes de cercanías, como los servicios a Lampa y Tiltil, que sean concesionados a privados y que las inversiones las hagan ellos y el Estado ponga, por ejemplo, sólo la vía. "Están en ese análisis y bastante entrampados", señala quien conoce las tratativas. Otro foco es potenciar carga, muchas veces en alianza con privados.
La decisión de la política ferroviaria del país, dice la subsecretaria Gloria Hutt, "debería estar lista dentro de los próximos seis meses". Aunque aparece como a la vuelta de la esquina, no lo es. Un ejecutivo ligado a la empresa dice que "este Gobierno es poco consciente de los tiempos políticos, y lo que no se hace este año, ya no se hizo en este Gobierno: después vienen las elecciones municipales y luego, las presidenciales". Cualquier intento de "salvar" a EFE supone un gran esfuerzo de relaciones públicas. Está la idea de que dinero que entra allí se "despilfarra", dicen en el Ejecutivo.
Los otros trenes que hay en Chile En Chile operan diversos tipos de empresas ferroviarias, algunas muy rentables.
Hay compañías turísticas como el Tren del Vino en San Fernando y el Tren de La Araucanía, en Temuco. Ambos usan las vías de EFE. Actualmente esta empresa se encuentra promoviendo, respaldada en proyectos privados, el desarrollo de trenes turísticos en la zona del Lago Llanquihue. También hay trenes turísticos privados, como el TransAtacama, que opera entre las salitreras de Tarapacá y usa los rieles de Ferronor.
Esta empresa, ligada a la familia Pirazzoli, posee las vías férreas entre Iquique y Calera y sus rieles están interconectados con Argentina, Bolivia y Brasil.
También en el Norte Grande opera el Ferrocarril Antofagasta Bolivia, del grupo Luksic. La empresa se constituyó en Londres en 1888 con capitales ingleses y hoy forma parte de Antofagasta PLC, que también posee el Ferrocarril Andino en Bolivia.
Por último, otro tren que opera en Chile es Ferrocarril Arica-La Paz, que surgió tras el tratado de Paz con Bolivia de 1904, con el que la nación altiplánica perdió su acceso al mar. Como compensación a eso Chile construyó un ferrocarril entre ambas ciudades, que debía atender el tráfico del comercio exterior boliviano. La línea se inauguró en 1913 y permaneció en servicio hasta el 2005, cuando un invierno boliviano particularmente inclemente destruyó parte del trazado. Hoy está en reparación. Si bien es parte de EFE, este tren se administra a través del Puerto de Arica, ya que ese terminal también debe mover carga boliviana en virtud del acuerdo limítrofe de 1904.
