"Bravo es mi modelo a seguir y también me gusta el carácter de Buffon"
jueves, 18 de abril de 2019
Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio
"Me pareció bien el recibimiento que nos dieron, pero aún no logramos nada", dice el meta, que cuenta la mística que instauró Hernán Caputto y los secretos de un oficio donde la repetición y el liderazgo son clave.
"¡Chano, Chano, espera, el ñiño se levantó!", le gritó Ángel Cabrera a Lizardo Garrido, responsables de las escuelas de fútbol de Colo Colo allá por 2006. El niño en cuestión era Julio Fierro, quien por entonces no cumplía los cinco años y a regañadientes fue sometido a una prueba en Macul, porque aún no tenía la edad necesaria para enrolarse a la cantera. "En la primera jugada me llegó un pelotazo en la cara y quedé tirado en el suelo. El profe Garrido dijo : 'Si se para, se queda' , y se fue a otro lado. Me paré, me limpié los ojos como pude y seguí jugando, le avisaron y ahí empezó mi carrera", detalla el portero que acaba de clasificar al Mundial Sub 17 en el arco de Chile. Más tarde, Fierro ingresó a las inferiores albas y con la generación 2002 hizo fama al ganar casi todos los torneos que disputó. "Salvo el Sub 14, que perdimos la final con Wanderers", acota. "Soy arquero porque me gusta que la responsabilidad recaiga en mí. Claudio Bravo es mi modelo a seguir y también me gusta (Gianluigi) Buffon, por su carácter", explica. -¿Tiene sello la Sub 17? "No hay un sello, porque cada partido es diferente y hemos sido capaces de jugar de distintas fomas. Fue durísimo el Sudamericano, a nivel internacional se siente la diferencia de velocidad del juego y la fuerza. El técnico nos recalcó que el equipo estaba por sobre cualquier individualidad, nos metió en la cabeza que cada uno debía correr por el compañero, nos hizo conocer a las familias de cada uno y darnos cuenta del esfuerzo que hay detrás de cada uno". -¿Mira fútbol, en qué se fija? "Me gusta ver todo, Champions, Libertadores... Pero los partidos por TV no me gustan mucho porque nunca enfocan al arquero, y yo soy de los que en el estadio miran todo el rato al portero: sus desplazamientos, cómo se posiciona, la comunicación con sus defensores, así uno aprende". -¿Lo suyo es puro trabajo o hay cosas que le salen naturales? "Las cosas que parecen naturales en un arquero están todas entrenadas. Todo lo que hace un meta casi siempre ha sido repetido mil veces. También hay una parte intuitiva, como reflejos o reacción, pero todo es entrenable. Para llegar a un balón muchas veces debes hacer antes tres desplazamientos con fundamentos, porque si te tiras a la primera no llegas. La toma de decisiones, que es lo más importante, se trabaja. Si un arquero decide ejecutar una acción debe ir hasta el final, el que duda está liquidado. Ni hablar del juego de pies (es diestro): he tenido técnicos que me hicieron patear de zurda todo el día". -¿Cómo maneja el tema mental del puesto? "Creo que mentalmente soy muy fuerte. Los goles duelen, pero es mi trabajo. Con Uruguay me tocó levantar al equipo, porque cuando perdíamos 2-0 tuve mucho trabajo y el equipo estaba jugado. Y cuando me tocó equivocarme, siempre lo seguí intentando, dejar de hacerlo es fatal, ahí empiezan las dudas".
