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Entrevista a Nicolás Frutos, técnico de San Luis:

"El delantero debe obsesionarse con el gol"

lunes, 25 de marzo de 2019

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

El exartillero fue ídolo en Bélgica y dirigió en Champions antes de recalar en Quillota, donde enfrenta un difícil inicio con San Luis. Dice que las transiciones son la última gran revolución. "Soy realista, no extremista", asegura un seguidor del juego directo. Habla de los secretos del área y del plus europeo en la post-formación. "Me gustaría dirigir en África, Asia y Centroamérica", lanza.



N icolás Frutos mira la libreta de su interlocutor, donde se lee la marca Colón, y dice serio: "Partimos mal". Formado como jugador en Unión de Santa Fe, archirrival del "sabalero", el exariete se ríe luego tratando de distender. "La mayoría de los entrenadores quiere ir a trabajar a Europa. Allá yo hice el curso, tenía dos años de contrato (en el organigrama del Anderlecht), pero necesitaba volver, tengo 37 años y esto me apasiona, tengo cuerda todavía para pasearme por todos lados, me encantaría en algún momento dirigir en África, Asia y Centroamérica, creo en la multiculturalidad. Y claro que me quedaría un rato largo en Chile", contará después el exartillero sentado bajo un árbol en el complejo San Isidro, donde entrena San Luis.

Esclavo de una rebelde lesión aquiliana, que lo llevó dos veces al quirófano y que precipitó su retiro a los 28 años del fútbol. Amante de la pesca ("el único momento en que dejo el teléfono de lado"). Padre de dos hijos belgas. Conocedor de los secretos del área. Entrenador inquieto.

"Los mejores atacantes con que compartí fueron el 'Kun' Agüero, con 16 años en Independiente era impresionante. A esa misma edad con Romelu Lukaku, él estaba obsesionado con la gloria y terminó siendo el mejor delantero de la historia del fútbol belga, ¡y tiene 25 años!. Otros fenómenos eran el marroquí Mbark Boussoufa, el turco Serhat Akin y Mohammed Tchité, excepcional. ¿Técnicos? Me marcaron Nery Pumpido, (Leonardo) Madelón, César Luis Menotti, Carlos Griguol, Frank Vercauteren".

-Griguol decía que el talento se combatía con envergadura, siempre pregonó al 9 grandote como usted.

"Él era muy conocido por el juego aéreo, me brindó un gran trabajo que por mi altura era algo que me faltaba. A la primera semana me pasó una caja con pastillas para el dolor de cabeza. 'Lo vas a necesitar', me dijo. Me lanzaba un millón de centros por día. Así mejoré, pero con la estatura no alcanza, hay que agregar más cosas".

-¿Usted es un DT de cabeza belga o argentina?

"La escuela sudamericana es maravillosa, porque te brinda la necesidad. Te bañas con agua helada, te faltan balones, las canchas son malas, hay que rebuscárselas. En Europa lo tienes todo. En esa tranquilidad uno crece menos. Si tiene una buena metodología europea y le agregas el amateurismo de este lado, y buscas despertar esa misma fibra en tus dirigidos, logras algo interesante".

-Si hablamos del manual del goleador, ¿qué es lo primero?

"El secreto de un delantero con buen promedio de gol es estar obsesionado con encontrar el balón, saber donde va a caer, aprender a leer la posición corporal del tipo que va a tirar el centro, intuir donde va a caer el balón, y así terminas generando una atracción mutua con la pelota. El delantero se debe obsesionar con el gol y vivir de él. El atacante que abre el juego a los costados y se queda fuera del área como esperando un segundo balón tiene un problema grave. Hay que ir como flecha en busca de la pelota. Lo otro es repetir mucho, así aprendes el lugar donde debes picar y mejoras la definición, pero lo primero es la obsesión por marcar. Mire a (Darío) Benedetto, no es explosivo, no es grandote, pero tiene unos movimientos impresionantes y un promedio de gol increíble".

-¿Cómo quiere que jueguen sus equipos?

"No tengo un sello específico. Sí me gusta un fútbol dinámico, vertical, atacar con volumen, que los delanteros sean los primeros defensores, como lo hacía la selección chilena en su mejor momento. Los que ganan son verticales y agresivos para presionar".

-Entonces no lo vuelve loco la posesión...

"Es que para tener alta posesión debes tener los jugadores y los campos adecuados, a la gente le gusta ver al Barcelona, le encanta que todos salgamos jugando de atrás, pero los invito a construir juego en la cancha de Trasandino, Melipilla o Magallanes, es una invitación a perder el balón y que el rival te ataque. Soy realista, no extremista. Estos últimos dicen 'voy a salir jugando siempre por abajo', pero para mí primero hay que ganar y para ello se deben buscar más armas. Me tocó dirigir a la reserva del Anderlecht y teníamos buena posesión porque el belga tienen buen pie, pero cuando fui a Olimpia (juvenil), los paraguayos jugaban todo por arriba, qué les iba a inventar".

-¿Cuál es la última gran revolución?

"Las transiciones, los equipos que quedan mejor posicionados en las reconversiones son los que mayor provecho sacan a partir de la calidad individual. En 2010, después de España todo era posesión, el 4-2-3-1 y se consideraba que mientras más tiempo tenías el balón más garantía de resultados tenías. Ahora no, tres de los últimos cinco ganadores de la Libertadores jugaron al contragolpe. Francia ganó el Mundial con una verticalidad increíble, en cuartos de Champions hay cuatro equipos ingleses con transiciones terribles, eso es el fútbol actual. Para ello se necesita un gran rendimiento físico y jugadores que resuelvan de manera vertical, porque los pases horizontales son más fáciles, el rival te permite recibir. Lo difícil es el pase vertical. Ahí está el secreto".

"De los '9' que juegan acá, me gusta (Marcelo) Larrondo, me identifica, sufrió muchas lesiones, pero será trascendente".

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