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El "califato" virtual:

La propaganda sin fin, el peligroso arsenal del EI

lunes, 25 de marzo de 2019

Francisco Carrión El Mundo
Internacional
El Mercurio

Tras la derrota militar del Estado Islámico, su ideología y sus llamadas a realizar atentados continúan diseminadas por internet.



Hace tan solo cinco años administraban una suerte de protoestado de un millón de habitantes, con una superficie similar a la de Reino Unido; manejaban ingresos anuales que superaban los 1.000 millones de dólares y poseían un temido "ejército" provisto de sofisticado armamento. El Estado Islámico (EI) llegó a acumular un poder hoy evaporado con la pérdida de su último bastión en Siria. Su legado propagandístico, en cambio, sigue habitando internet, el último refugio de una organización cuya monumental producción de videos y publicaciones se resiste a morir.

"La propaganda del EI es lo más grande que se ha hecho nunca en el mundo de la propaganda. Resulta casi imposible retirar de la red todo ese contenido", reconoce Alberto Fernández, exdiplomático que dirige la red de medios de comunicación en árabe de la administración estadounidense.

Su derrota militar no ha suspendido la difusión de sus llamadas a atacar Occidente o el canto a las bondades de un grupo que se ha reconciliado con la insurgencia. Hace un mes, sin ir más lejos, un movimiento vinculado al EI distribuyó dos videos con subtítulos en español que ensalzaban la "hermandad" entre los combatientes yihadistas y elogiaba a "quienes persiguen el martirio". Su semanario en árabe Al Nabaa y su agencia de noticias Al Amaq siguen informando de las acciones del grupo junto a la redifusión de producciones ya conocidas a través de cuentas de Twitter, Youtube o Telegram.

"Lo viejo todavía influye y moviliza a los jóvenes. En EE.UU. se detectó recientemente el caso de un estadounidense converso que se radicalizó consumiendo vieja propaganda por internet", confirma Fernández.

La ruta sigue llevando hasta las empresas tecnológicas y su habilidad y compromiso para detectar y eliminar un proselitismo que desconoce la fatiga. "Su propaganda sigue estando accesible las 24 horas en el ciberespacio. Es algo que nos llevará años erradicar", admite Brett McGurk, exenviado estadounidense en la coalición contra el EI.

"Durante estos últimos años hemos trabajado estrechamente con el sector privado, con Twitter, Youtube y Facebook, y es un aspecto en el que hemos conseguido grandes cambios. Twitter, por ejemplo, retira la propaganda del EI de inmediato. Youtube tiene algoritmos para eliminar el contenido antes de que un ojo humano pueda visualizarlo. Pero es una estrategia a largo plazo tras la derrota", comenta enrolado ahora en el centro de estudios Carnegie.

Pese a los progresos, la organización de Abu Bakr al Bagdadi mantiene todavía una telaraña de partidarios en decenas de idiomas que crean a diario cientos de cuentas en una batalla continua contra su extinción. "Es una montaña. Uno quita pero sigue quedando. Una auténtica cacería de ratones. Se les expulsa y buscan otro canal", asevera Fernández.

Su resiliencia -que en la realidad analógica les permite agazaparse entre la población civil y adoptar la guerra de guerrillas en Siria e Irak- también alcanza la esfera virtual, donde saltan de una plataforma a otra y optan por empresas y aplicaciones más pequeñas en las que el rastreo resulta más primitivo.

"El nivel de producción de nueva propaganda ha declinado notablemente porque parte de su personal ha sido capturado o asesinado, pero el EI sigue diseminando a diario informes sobre sus operaciones en Irak, Siria, la península egipcia del Sinaí, África occidental, Somalia, Yemen, Afganistán y Filipinas. Ante sus seguidores les ayuda a sostener la percepción de que son un grupo terrorista viable al que merece la pena apoyar", indica Michael S. Smith, analista experto en terrorismo de la universidad estadounidense Johns Hopkins.

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