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Por razones de índole logística:

Cancillería desaconsejó organizar en Santiago la cumbre del cambio climático COP25

domingo, 24 de marzo de 2019

Matías Bakit y Bárbara Vial
Reportajes
El Mercurio

Desde Polonia, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, se contactó en diciembre pasado con el Ministerio de Relaciones Exteriores para consultar sobre la posibilidad de realizar la COP25. El Presidente Piñera decidió esta semana que Imagen de Chile se hiciera cargo de la organización de la cumbre, lo que fue informado durante una reunión extraordinaria de su directorio. A la cercanía con la reunión de APEC, que también se realizará en la capital, se suma la incertidumbre respecto de la capacidad hotelera y problemas de congestión en la Región Metropolitana.



El martes en la tarde, un inesperado correo electrónico sorprendió a los integrantes del directorio de la Fundación Imagen de Chile. En el texto se les citaba de urgencia a una reunión al día siguiente, en el piso 15 de la Cancillería, en las oficinas del presidente del grupo, el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero.

La convocatoria extrañó a quienes la recibieron. La reunión oficial de directorio se había fijado -hace dos semanas- para mañana, lunes 25. Más aún, la premura de la situación seguramente impediría que asistieran varios de los integrantes.

Finalmente, el miércoles, a las 15:00 horas, se presentaron en Teatinos 180 los directores, Consuelo Valdés, ministra de las Culturas; la socióloga Margarita María Errázuriz, el empresario Ronald Bown, el académico e ingeniero Álvaro Fischer y el diplomático Fernando Reyes Matta. Además, estaban presentes la subsecretaria de Turismo, Mónica Zalaquett; la encargada de relaciones internacionales del Ministerio del Medio Ambiente, Meilín León, y un representante del titular de Hacienda, Felipe Larraín.

Fue el ministro Ampuero el encargado de comunicarles a todos los asistentes por qué estaban ahí. El día anterior, informó, el Presidente Sebastián Piñera había tomado la decisión de designar a Imagen de Chile como la entidad responsable de organizar la Cumbre Mundial de Cambio Climático, COP25, para lo cual tenía previsto ingresar durante esa jornada un proyecto de ley que facultara a la fundación para recibir fondos, ejecutar los recursos y gestionar la logística requerida para la cumbre en Santiago.

A esa altura se había dado a conocer una carta que envió la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, a la ONU. En el texto no solo advertía la complejidad de realizar la cumbre en diciembre y no en enero de 2020, como pretendía el Gobierno. También sostuvo que Chile no había tenido la oportunidad de planificar la COP con años de antelación, como lo ha hecho la mayoría de los anfitriones, y que el encuentro no podría realizarse en Espacio Riesco, porque estaba arrendado para eventos privados. "Es crucial que los miembros del comité estén plenamente conscientes de los desafíos y entiendan que, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, podríamos no estar en la posición de proveer las mejores soluciones, porque las condiciones de la ciudad están más allá de nuestro control", escribió.

Naciones Unidas rechazó la solicitud. Muchos países, sobre todo africanos, no podrían asistir a la cumbre en el primer mes de 2020, por sus festividades religiosas.

Definiciones en el Gobierno

"En noviembre del próximo año, Chile será el país sede de la Cumbre de APEC, y en enero de 2020 seremos sede de la COP25", dijo Piñera el 14 de diciembre en La Moneda.

El anuncio sorprendió a buena parte del Gobierno y surgía en momentos en que la oposición criticaba a La Moneda por retirarse de la cumbre Marrakech, donde debía firmar el Pacto de la ONU para la Migración. En el debate estaba el apego del país a las decisiones multilaterales.

Hacía solo horas, el Presidente había recibido un llamado de la ministra Schmidt, quien estaba en la cumbre COP24 de Katowice, Polonia. Brasil, el organizador designado del encuentro de 2019, había declinado, por no saber lo que iba a decidir al respecto el gobierno entrante de Jair Bolsonaro. Y la ONU le ofrecía la cumbre a Chile.

La titular de la cartera se interesó en el tema. Pero, como ella misma ha reconocido, antes de llamar a Piñera, se comunicó primero con el departamento de cambio climático de su ministerio y luego con Cancillería. En ambos casos le hablaron de las complejidades logísticas.

En La Moneda señalan que desde el Ministerio de Relaciones Exteriores desaconsejaron a la secretaria de Estado a asumir la organización de la cumbre y que habría sido la vicecanciller Carolina Valdivia quien lo habría transmitido. Los motivos eran de índole logística: la COP25 se realizará entre el 2 y 13 de diciembre en Santiago y la cumbre de líderes de APEC tendrá lugar el 16 y 17 de enero, también en la capital.

La posición de Valdivia fue ampliamente compartida en su ministerio. La COP25 es una reunión multitudinaria, con reglas inflexibles en cuanto a la logística: La ONU exige que se haga en un terreno de un mínimo de varios miles de metros cuadrados, que pueda albergar reuniones de expertos, sociedad civil y líderes mundiales y que tenga espacio para estands de exposiciones. Pero sobre todo, que tenga capacidad para recibir a cerca de 30 mil personas durante dos semanas, provenientes de 196 países. Según la organización, los países requieren entre dos y tres años. Chile tendría menos de uno y una cumbre de APEC entremedio.

En este contexto, Schmidt le informó directamente al Presidente la posibilidad de realizar en Chile la COP25.

De acuerdo con lo que ha relatado la secretaria de Estado, Piñera preguntó cuánto costaba la iniciativa antes de aprobarla. Cuentan testigos que, desde ese telefonazo, se contactó permanentemente a Polonia para saber si las negociaciones para que Chile se quedara con la cumbre habían llegado a buen puerto.

¿Dónde alojar a 30 mil visitantes?

"Este es un desafío histórico para la acción climática global y será el evento más grande que ha organizado Chile desde el mundial del 62! #ChileEnMarcha", escribió la ministra en su cuenta de Twitter el 7 de marzo.

En la cumbre de Alemania de 2014 acudieron 25 jefes de Estado -entre ellos, Emmanuel Macron- y participaron buena parte de las delegaciones de los más de 190 países firmantes del pacto, además de representantes de ONG y organizaciones de defensa del medio ambiente. Al año siguiente se realizó en París, donde se alcanzó uno de los mayores acuerdos de las cumbres climáticas desde su creación, en los 90: que el aumento de la temperatura media del planeta no debía superar los 2 °C hacia fines de siglo, lo que forzaba a las naciones firmantes a tomar medidas. Al llegar a la Casa Blanca, Donald Trump se retiró del convenio, que en Santiago requerirá seguir avanzando en consensos.

En el Ministerio del Medio Ambiente aclaran que la cumbre nunca corrió riesgo y que se logrará sacar adelante. De hecho, en la reunión del directorio de Imagen de Chile se puso énfasis, varias veces, en que ya existe un compromiso adquirido sobre el cual Chile tiene que responder y coincidieron en la necesidad de empujar la iniciativa.

Entre los asistentes cuentan que, durante la reunión, Ampuero dejó entrever que la cumbre era una inmejorable oportunidad para promover la imagen de Chile al mundo y una vitrina para mostrar cómo se está posicionando el país en el ámbito medioambiental.

Meilín León, del Ministerio del Medio Ambiente, repasó los desafíos de la cumbre, que implican una afinada logística en materia de hotelería, transporte y conectividad de la ciudad.

Otros directivos habrían consultado por los costos del evento. En este punto, se explicó que, en total, la organización deberá recaudar más de 60 millones de dólares. La mitad de estos ya fueron aprobados por la Cámara de Diputados esta semana. El resto tendrá que ser recolectado por Imagen de Chile.

La subsecretaria de Turismo, Mónica Zalaquett, abordó la capacidad hotelera de la capital, expresando que se debían enfrentar rápidamente los temas logísticos, como las reservas. Zalaquett piensa, de todas formas, que la capital sí dará abasto, porque las 30 mil personas que llegarán a Santiago no lo harán el mismo día. El exembajador Reyes Matta, en esa línea, expresó que la capacidad hotelera de Santiago no difiere mucho de la de Varsovia, ciudad donde alojó la mayoría de los asistentes en la cumbre de Polonia.

Organización y lugar

Otra preocupación que ha surgido se relaciona con la capacidad del equipo de Imagen de Chile para asumir este desafío: en la fundación trabajan menos de 20 personas.

Durante la reunión en Cancillería, la directora de la entidad, Constanza Cea, planteó que su equipo sería reforzado y que se organizarán mesas técnicas para administrar de mejor forma el trabajo.

Cea expresó que desde hace semanas que el Gobierno está en contacto con la productora de eventos internacionales GL Events, encargada de la producción de varias de las cumbres de cambio climático anteriores. La próxima semana llegarán a Chile algunos enviados de la empresa para sostener reuniones sobre el tema.

El lugar donde se realizará el encuentro también es una incógnita. En el Ministerio del Medio Ambiente dicen que la ministra Schmidt ha recibido ofrecimientos de la Universidad Adolfo Ibáñez y que está descartada la posibilidad de hacerlo en el Parque O'Higgins, por razones de seguridad. Una opción que se está evaluando es el parque Bicentenario de Cerrillos.

Por lo pronto, el lunes continuarán las reuniones sobre el tema en Imagen de Chile cuando se reúna, nuevamente, el directorio. Esta vez se les entregarán más detalles y se conformarán las diversas mesas técnicas.

La intendenta Karla Rubilar, mientras tanto, ha seguido una agenda paralela a la de Medio Ambiente. Rubilar se reunió con los encargados de la COP en Perú y de Polonia. Su idea es monitorear experiencias anteriores y evaluar cómo podría impactar la cumbre en la Región Metropolitana, habitualmente congestionada durante diciembre.

Los directores de Fundación Imagen de Chile recibieron el martes un correo de la Cancillería, convocándolos a una reunión extraordinaria para abordar la cumbre COP25. Esta semana se conoció una carta de la ministra Schmidt, en que pedía a Naciones Unidas que el encuentro se realizara en enero de 2020 y no en diciembre de este año, argumentando que "podríamos no estar en la posición de proveer las mejores soluciones, porque las condiciones de la ciudad están más allá de nuestro control".

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