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La nueva voz de las inmigrantes

martes, 19 de marzo de 2019

Por Sergio Caro Fotografías Felipe Vargas
Entrevista
El Mercurio

Un grupo de profesionales formó el año pasado la Secretaría de Mujeres Inmigrantes, con el fin de concientizar en relación a los problemas que enfrentan los extranjeros al llegar a Chile, los que se agudizan con el género. Por ello, la autonomía económica, el acceso a la salud y la discriminación son parte de su agenda. "Los problemas de la migración son un reflejo de los problemas de la sociedad chilena, y si lo llevamos al plano de la mujer migrante, se ven más agudizados", dice la ambientalista colombiana Eliana Rocha.



N o se consideran salvadoras ni pioneras: reconocen el legado de las mujeres que llegaron a Chile hace dos décadas y más, y también que los migrantes se están organizando a lo largo del país. Lo que las distingue es su enfoque para abordar los problemas de su comunidad bajo una perspectiva de género, ya que señalan que desde el ingreso al territorio, las condiciones de trabajo y la interacción con el medio, entre otras situaciones, las mujeres están en desventaja. Pero ante eso, van más allá del asistencialismo: lo que buscan es que las tengan en cuenta en la toma de decisiones que las afectan.

Al alero de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, seis mujeres con formación profesional, que rondan los 30 años, y venidas de Colombia, Brasil y El Salvador formaron el año pasado la Secretaría de Mujeres Inmigrantes. "Llegamos a Chile con el interés de desarrollarnos como profesionales y tener un estilo de vida digno, amable con nosotras mismas. (Surge por el hecho de) habitar este territorio y la necesidad de ser seres sociales", dice la bogotana Karem Pérez Asencio, quien llegó hace tres años después de haberlo intentado en Argentina, y como cuenta, "a los dos meses ya estaba con un proceso en la Contraloría". Postuló a un trabajo, fue pasando las etapas de selección, pero finalmente un funcionario le dijo que no se contrataban migrantes.

-Alegué discriminación por mi lugar de procedencia. Seis meses después, la Contraloría falló a mi favor porque era totalmente discriminatorio, la institución me tenía que contratar, pero eliminó la vacante, agrega.

Casi el mismo tiempo lleva en nuestro país la también colombiana Natalia Carmona, especialista en gestión de riesgo ambiental, quien enfatiza las dificultades para legalizar un título profesional en Chile: "Hay una serie de dificultades burocráticas, no es fácil traer papeles. Fuera de eso, es difícil que te den trabajo más que de nana, en cocina o cuidando niños". Por eso no están de acuerdo en que haya habido una evolución en la inmigración en los últimos años. Aseguran que siempre han venido personas preparadas, profesionales, pero se encuentran con que solo pueden acceder a empleos en el servicio doméstico o el comercio, a veces en condiciones precarias, como trabajos por día o pagar por un contrato para poder tramitar la visa de residencia.

-Insertarse en una sociedad nueva es complejo, que uno llegue como profesional de su país de origen e inmediatamente serlo en el país de destino, tiene un proceso. (También) tienes que vivir y necesitas dinero. Conozco peruanas que llegaron hace 20 años, y siendo profesionales les tocó trabajar en servicio, porque era lo que había en el momento, afirma Paola Palacios.

En su caso, se demoró un año en legalizar su título de diseñadora gráfica, que ahora ejerce de manera freelance , pero en ese período estuvo en una suerte de limbo laboral, donde trabajó en una tienda de insumos para tatuadores. Karem habla de "puerta giratoria" para referirse a la situación de que para tener visa se necesita un contrato laboral y para trabajar se requiere la residencia, "no puedes tener una sin la otra".

-Las trabas que tienen que enfrentar los y las migrantes (en especial las mujeres) parten de la misma institucionalidad, que en sí misma es discriminatoria, y de ahí el reflejo a toda la sociedad, agrega.

Tejiendo redes

Qué hacer para mantenerse no es la única dificultad que enfrentan al llegar al país: muchas llegan sin conocer a nadie, y las que vienen acompañadas tampoco la tienen fácil. Son usuales los conflictos de pareja, sin tener familiares o amistades fuera del país de origen. Esto también ha sido un motivo para organizarse. Las integrantes de la Secretaría coincidieron antes en Tejiendo Aquelarres, un colectivo de mujeres migrantes que "era más un espacio de contención, desde los sentires que provoca la migración, como el duelo migratorio que es difícil de sobrellevar, cuando tus redes de apoyo están en tu país de origen", dice la salvadoreña Isabel Galán, quien en su país trabajaba en el sector de políticas públicas. Agrega:

-Algunas también veníamos de formar parte de movimientos sociales en nuestros países, y eso queda en nuestro ADN, así que por qué no hacerlo acá.

Así, en forma paralela fueron dando forma a la Secretaría de Mujeres Inmigrantes. El grupo lo completan la brasileña Iris Barbosa, profesora que lleva cuatro años en nuestro país, y la ambientalista colombiana Eliana Melissa Rocha, con seis años en Chile. Si bien siguen valorando contar con un espacio de introspección, para compartir sus vivencias diarias y contar con una red de apoyo, sintieron que las situaciones que enfrentaban como mujeres insertas en un país distinto requerían de otro tipo de acción, hacia afuera.

Para visibilizar, por ejemplo, la discriminación, que va desde el trato diario con los chilenos (que como en el chiste, diferencian entre extranjeros, por los europeos y norteamericanos, y migrantes, por los países de la región), la precariedad laboral, hasta el bullying escolar que sufren sus hijos. O que no se atreven a acudir a los servicios de salud por no tener regularizada su situación migratoria. También acusan racismo y malos tratos por no dominar el idioma, en particular hacia los haitianos, que no son los únicos que no lo hablan. Paola lo ilustra así:

-Hay mucha gente gringa o china que tampoco lo habla, y uno no escucha al funcionario gritándole al chino porque no habla español. He escuchado en el metro alguien hablando en créole y de inmediato es "cállese, hable español que estamos en Chile". A los gringos nadie les dice que se callen, la gente quiere hasta ponerse al lado.

Reconocen -en particular las que han migrado a otros países antes de venir a Chile- que el recelo hacia los inmigrantes es una tendencia mundial, porque representan lo desconocido, generando creencias y representaciones erróneas, y hasta sirven de chivo expiatorio para situaciones internas. No obstante, como dice Eliana Rocha:

-Los problemas de la migración son un reflejo de los problemas de la sociedad chilena, y si lo llevamos al plano de la mujer migrante, se ven más agudizados.

Incidencia política

Una respuesta que están acostumbradas a oír en los más variados ámbitos es que si no les gusta lo que están pasando, que se devuelvan a su país. "Nos sentimos personas sin derechos, no tenemos oportunidad de participar ni incidir", afirma Karem Pérez. Por eso que el principal objetivo de constituir esta Secretaría es lo que ellas denominan incidencia política. Esto va desde lograr que las propias mujeres tomen conciencia de su situación hasta llegar a ser tomadas en cuenta en la toma de decisiones que las afectan.

Se han dividido en áreas. Una es la articulación territorial, que tiene que ver con el trabajo en terreno, con las mujeres inmigrantes en los espacios en que se mueven. El lugar en que funcionan como sede es estratégico: en el sector de la Plaza de Armas de Santiago, en un excentro de llamados transformado en centro cultural, donde se acoge también a otras entidades comunitarias para que realicen allí sus reuniones. La Secretaría realiza talleres y encuentros, como, por ejemplo, un festival realizado en la comuna de Independencia con motivo del día de la mujer. Se mantienen en contacto con las organizaciones de migrantes de regiones. Pero más que concientizar, señalan que se nutren del contacto con las bases. Aprecian la visión de quienes llevan más años en Chile, y explican que más que hacer un taller de formación política, les interesa captar experiencias que a través de la escucha descubren que les son comunes, "es como colectivizar estos ideales de migración, de lo que uno quiere venir a hacer. Hemos aprendido más de ellas que ellas de nosotras", dice Karem.

Otro ámbito de acción es el económico, entendiendo que la autonomía en este sentido, aunque difícil de lograr, es vital para evitar caer en situaciones de vulnerabilidad, como tener que soportar violencia intrafamiliar por no poder mantenerse. Para ello buscan apoyar la creación de emprendimientos, bajo un modelo que definen como economía solidaria feminista. Isabel Galán lo explica así: "muchas saben hacer cosas, saben producir, pero la parte de ventas no se les da, mientras que para otras vender se les da fabuloso; entonces queremos unir a estas mujeres e ir creando redes, que tengan ingresos para una vida digna". Aspiran a formar una escuela de oficios que sean mejor remunerados, como, por ejemplo, la gasfitería. Asimismo, buscan apoyar estos proyectos en la parte comunicacional, que tengan una página de Facebook y un logo que los identifique.

En el área de salud integral y buen vivir, un tema recurrente es orientar respecto del acceso al sistema de salud, al que muchos no acuden por temor, por no tener su situación migratoria regularizada. Finalmente, en gestión de conocimiento se aborda la relación con la academia, como la comunidad migrante se ha convertido en sujeto de estudio y de qué manera las tesis e investigaciones sobre su realidad tienen algún impacto o generan algún beneficio para sus causas.

Contingencia

Coincidiendo con la creación de la Secretaría de la Mujer Inmigrante, la contingencia del último año respecto de los cambios que se han aplicado a la política migratoria constituyen una preocupación central de la entidad. En 2016, durante el gobierno de la Presidenta Bachelet se creó un consejo consultivo para abordar la situación de los inmigrantes, con miras a un cambio en la ley vigente. A esta instancia se convocó a participar a organizaciones civiles de la población migrante, lo que fue bien recibido por ellos como una plataforma efectiva para hacer ver sus inquietudes a las autoridades. Sin embargo, con el cambio de gobierno, la nueva administración decidió formar un nuevo consejo, lo que llevó a muchas organizaciones a considerar que se desestimaba lo hecho hasta entonces. Asimismo, ellas consideran que el actual gobierno busca desincentivar la migración y que las medidas tomadas han generado inconsistencias, incluso en términos humanitarios, dejando ver que "están muy mal asesorados" por el reformulado consejo consultivo.

Un ejemplo son las mediáticas expulsiones de personas con problemas con la justicia, algo que no es nuevo, y que están conscientes de que corresponde hacer de acuerdo a la ley, pero al ejecutarlo de manera tan visible a través de la televisación, contribuye a reforzar estereotipos, "es violento, es como decir la delincuencia va asociada a la migración". Natalia Carmona señala:

-Los primeros que empiezan a dar muestras de discriminación es desde el Gobierno, legitimando la posición para que la gente común que vive las mismas situaciones empiece a echarnos la culpa. Si escuchas al Presidente decir vamos a ordenar la casa, sacar a los que no queremos, vamos a cerrar fronteras a este y este, estás legitimando que tú, que también eres pobre y discriminado, empieces a discriminar a alguien porque es distinto.

Sobre la ley migratoria que se encuentra en discusión les preocupa que se deje de lado el enfoque de género, que permite, por ejemplo que mujeres víctimas de violencia intrafamiliar y trata de personas puedan acceder a la residencia en el país. O que se hagan diferencias entre países en las condiciones para ingresar a Chile (como se aplica a República Dominicana y Haití), lo que redunda en que aumente el ingreso por pasos no habilitados, donde las mujeres son las más vulnerables a ser víctimas de violaciones y hasta femicidios. Ellas señalan que medidas como la informatización de trámites de extranjería no han resultado eficientes, así como el proceso de regularización de situación al que se convocó el año pasado, dicen que no ha funcionado en los plazos anunciados. Al mismo tiempo, no consideran que se esté favoreciendo la inmigración venezolana, ya que creen que enfrentan las mismas dificultades, "son migrantes, al fin y al cabo, y solidarizamos con ellos, son bienvenidos a participar, y ojalá que nuestra instancia les sirva".

Para canalizar sus inquietudes, más que buscar apoyo en los políticos o acceder a posiciones de poder, les interesa ser validadas como interlocutores, y como un espacio seguro para que las mujeres se puedan empoderar. Como dice Paola Palacios:

-A lo que queremos aportar es a una sociedad chilena más justa y equitativa, a través de la capacidad de transformación que podemos tener las mujeres inmigrantes, que entendemos que somos sujetos de derecho, tenemos deberes y derechos, que el acceso a la educación y salud sea justo para nosotras también.

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