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El tesoro paleontológico de Calama

domingo, 17 de marzo de 2019

Por Irene Cereceda, desde la Región de Antofagasta .
Reportaje
El Mercurio

El reciente hallazgo de los restos de un enorme reptil marino en el sector de Cerritos Bayos, en las afueras de Calama, puso los ojos de la paleontología nacional en esta zona del Norte Grande que, hasta ahora, solo era reconocida por su riqueza minera. Periódicamente, investigadores de la Universidad de Chile están llegando en busca de nuevos fósiles que permitan reconstruir el pasado jurásico de Chile. Fuimos hasta allá con el director del único museo de la ciudad y artífice de que este sitio sea estudiado y protegido. Esto es lo que vimos.



Llegar hasta Cerritos Bayos, 25 kilómetros al sur de Calama, no es fácil. La única referencia es un neumático abandonado a orillas de la carretera, que marca el inicio de un desvío vehicular que se mete en el desierto. El paisaje tampoco ayuda. La tierra amarillenta y los cerros sin vegetación se ven todos iguales, por lo que diferenciar terrenos e identificar cómo llegar exactamente es, a primera vista, una tarea imposible.

Pero el viaje vale el esfuerzo: en Cerritos Bayos está uno de los yacimientos paleontológicos más importantes de Chile. Allí, desde los años 60, se han encontrado fósiles y huesos de dinosaurios que están permitiendo reconstruir el pasado jurásico del país y que han atraído a un importante grupo de paleontólogos chilenos. Es más: hace unos meses, el hallazgo de un pliosaurio -un enorme reptil marino similar a los cocodrilos- y en 2007 el de un pterosaurio -un reptil volador que podría ser único en la zona- solo confirmaron que se trata de un sitio absolutamente valioso y que todavía está lleno de sorpresas.

Eso lo sabe muy bien Osvaldo Rojas (60), probablemente la persona que mejor conoce todo este sector. Nacido en Calama, Rojas es el fundador y director del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama -el único que existe en Calama-, y un apasionado por la arqueología y paleontología, desde que a los nueve años encontrara una punta de flecha en el valle de Lasana.

-Yo he tratado de conjugar la cosmovisión del mundo andino con la ciencia -dice Rojas-. Ese interés por el pasado me ha permitido trabajar con los más importantes investigadores a nivel nacional e internacional.

Junto a investigadores, amigos y familiares, Rojas ha explorado Cerritos Bayos desde que era joven y lo sigue haciendo tal como ahora, un caluroso día de marzo. Va arriba de un jeep junto con su hija Jennyfer, quien siguió los pasos de su padre, se especializó en paleontología y actualmente trabaja con él en el museo. Es ella quien le indica en este momento hacia dónde seguir.

El paisaje de Cerritos Bayos es como un arcoíris: está rodeado de montañas de colores: amarillo, rojizo y verde. Probablemente -explica Rojas- el nombre de Cerritos Bayos se deba a los colores de los cerros, pues "bayo" es un tono entre blanco y amarillento, las tonalidades de algunos cerros de este lugar.

Rojas estaciona el jeep y pone los pies en la tierra. Solo se ve una planicie yerma y salpicada por pequeñas piedrecitas. De inmediato, explica que la zona está dividida en sectores: Biese 1, 2 y 3, además de Cerro Campamento, Campamento 1 y 2. En cada uno de estos se han encontrado fósiles.

-La denominación Biese es en honor a Walter Biese, paleontólogo alemán quien descubrió la zona y publicó los primeros hallazgos en la década del 60 -dice Rojas, y comienza a caminar por el desierto.

Esto era un océano

Hace 150 millones de años, Cerritos Bayos y el desierto de Atacama eran una gran cuenca marina que abarcaba desde lo que hoy es el océano Pacífico hasta el centro de Argentina. Ese dato explica por qué en las rocas se encuentran antiguos animales acuáticos fosilizados. Los más comunes son los amonites, una clase de moluscos jurásicos que constituían el principal alimento de reptiles marinos.

-Los reptiles marinos rompían con los dientes la concha y comían su interior. Ahora, lo que se conserva en las rocas es precisamente esa concha. También tenemos vestigios de ostras y otro tipo de molusco que tiene forma de bala -explica Jennyfer Rojas.

Hay tantos amonites en este lugar que a medida que se va avanzando por el sector Biese 3 solo se observan estos fósiles en distintos tamaños y grados de conservación. Sin embargo, en Cerritos Bayos no solo hay moluscos, sino también restos de reptiles jurásicos, además de plesiosaurios, ictiosaurios y el mencionado pliosaurio, que fue encontrado por Osvaldo Rojas en octubre del año pasado. El director del museo informó de inmediato a Rodrigo Otero, paleontólogo de la Universidad de Chile a cargo de un proyecto Conicyt llamado Anillo (ACT-172099), que se enfoca en vertebrados y financia la investigación de restos fósiles en distintos lugares de Chile.

Según Otero, este pliosaurio -similar a los cocodrilos y de gran tamaño- podría representar al depredador tope de los sistemas jurásicos existentes en la zona: se alimentaba de peces y otros animales del océano. Sus restos también han sido encontrados en otros lugares del mundo.

"La fauna que encontramos en Calama es similar a la del hemisferio norte, por lo que tuvo que haber habido algún corredor oceánico", explica Otero, al teléfono desde Punta Arenas, donde también está trabajando. "Es una hipótesis que podría ser confirmada con nuestros hallazgos".

Referente paleontológico

Cada vez que en Cerritos Bayos se encuentran fósiles que reúnan las características para ser investigados, son trasladados al laboratorio del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama, que depende de la Municipalidad de Calama. Allí, un equipo de especialistas los resguarda en condiciones adecuadas para su preservación.

Desde su fundación, en el año 2000 por parte de Osvaldo Rojas, el museo exhibe una importante colección de fauna jurásica en este lugar y gracias a eso se ha ido relacionando con distintos investigadores. Fue allí, en 2009, donde Rojas conoció a Rodrigo Otero, quien dice haber quedado sorprendido por la cantidad de material de vertebrados que había. Unos años después empezaron a trabajar juntos.

"Recién ahora, en los últimos dos o tres años, estamos obteniendo materiales de una manera más sistemática y hemos podido dar a conocer estos hallazgos no solo en congresos, sino que también en revistas de distribución internacional", cuenta Otero.

Según este paleontólogo, los hallazgos que se están realizando en Calama podrían ayudar a posicionar a la comuna como un referente paleontológico no solo a nivel nacional. "Es interesante cuando recorres Cerritos Bayos y te das cuenta de que todas las rocas (con fósiles) están puestas en forma continua. Es decir, a medida que vas caminando también avanzas en el tiempo y entiendes cómo fue cambiando la fauna marina hace mas de 150 millones de años", dice.

Investigaciones actuales

En el mismo sector Biese 3, entre cerros y amonites, a la distancia se visualizan unas rocas que sobresalen de otras en un monte rodeado de quebradas y piedras de gran tamaño.

-Ahí, en la punta del cerro, están las rocas con el pliosaurio que encontramos y que tenemos que llevar al laboratorio- dice Jennyfer Rojas.

A metros de distancia, Osvaldo Rojas analiza cómo podrían trasladar estos bloques -unas rocas gigantescas que pesan entre 700 y 800 kilos- al museo de la ciudad.

-Podríamos armar un trineo para bajarlo -plantea Rojas.

Pero el pliosaurio no es el único hallazgo importante. Otro es el de un pterosaurio, un reptil volador que podría ser único en la zona y que Osvaldo Rojas encontró en 2007 en el sector Cerro Campamento. Desde 2015 hasta hoy es estudiado por el paleontólogo de la Universidad de Chile Jonathan Alarcón, también miembro del Proyecto Anillo.

"Hay ciertas características que nos hacen pensar que se trata de una especie relativamente más primitiva que otros miembros del grupo", explica Alarcón. "Si es así, podría ser el primero en Chile. Un descubrimiento bastante importante. Pero aún no podemos asegurar nada".

Alarcón destaca el yacimiento de Cerritos Bayos por su diversidad de fauna y sus fósiles de gran calidad. "Generalmente, el 90 por ciento de los pterosaurios cuando se encuentran están aplastados. En cambio, el de Cerritos Bayos está muy bien conservado dentro de los bloques de roca. Eso es algo muy poco común".

Un sitio para proteger

Durante el Jurásico también existió otro tipo de cocodrilos marinos. Muy diferentes a los que se conocen hoy en día, estos reptiles contaban con aletas en vez de patas y la cola era similar a la de un pez. Se les conoce como Metriorhynchidae y solo vivieron en ese periodo, y en gran medida en el sector de Cerritos Bayos. En 2012, el paleontólogo Sergio Soto -especialista en cocodrilos jurásicos- visitó el Museo de Historia Natural de Calama y conoció la colección de fósiles de Cerritos Bayos. Desde entonces comenzó a colaborar con Osvaldo Rojas y a participar en las salidas a terreno.

"La localidad de Cerritos Bayos posee rocas de una edad que está poco representada. Es decir, de un período de tiempo del que no se tiene mucho conocimiento. Yo creo que en el mundo existen dos lugares más que cuentan con rocas de esta misma edad", explica Soto, quien espera que este lugar sea protegido cuanto antes. "Los hallazgos de Cerritos Bayos podrían ayudar a reconstruir parte de la historia jurásica de la que no se tenía información. Este patrimonio de la Región de Antofagasta es invaluable. Los fósiles están protegidos por ley y es importante preservar este lugar para el futuro".

Los terrenos donde se encuentra Cerritos Bayos pertenecen a Codelco, empresa que antiguamente extraía carbonato del lugar, situación que, según afirma Osvaldo Rojas, no causó mayor destrucción en los fósiles. Actualmente, la zona está ubicada cerca de una planta de explosivos donde continuamente se realizan pruebas con tronaduras.

"Hasta donde sé, esto no ha producido daño en los fósiles, pero quizás podría ser una complicación", dice el paleontólogo Rodrigo Otero.

Sin embargo, todavía no hay claridad sobre qué pasaría si alguna empresa minera de la zona quisiera explotar este lugar, que también es rico en minerales. Para Osvaldo Rojas, el desarrollo económico del país y la actividad minera en Calama no debieran ser obstáculo para cuidar el patrimonio.

-Existen vestigios de los primeros mineros de Chuquicamata de hace 1.500 años, donde se fundía cobre de manera muy rudimentaria y actualmente seguimos en lo mismo. Por eso, quienes estamos encargados de resguardar el patrimonio debemos hacer entender a las mineras la importancia de estos vestigios y trabajar en conjunto por la reconstrucción del pasado.

Por estos días, Osvaldo Rojas y Rodrigo Otero están terminando un libro sobre los dinosaurios del norte de Chile, incluyendo algunos de los encontrados en Cerritos Bayos. Se espera que esté listo en junio.

-La historia de la vida está acá en el desierto -dice Rojas mientras camina bajo un sol abrasador-. En Calama hay vestigios paleontológicos, arqueológicos e históricos importantes. Por eso, cuando se dice que la historia del hombre está escrita en las capas de la tierra, acá en Calama no es solo poesía: es realidad.

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