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La historia de la Compañía Sudamericana de Vapores

martes, 28 de octubre de 2008


Economía y Negocios Online

La empresa surgió en 1871, y era controlada por el empresario.

En 1871 producto de la prosperidad alcanzada por el descubrimiento de la mina de Caracoles surgen en Chile dos compañías navieras de carácter nacional. La Compañía Nacional de Vapores y la Compañía Chilena de Vapores. Un año más tarde, en 1872, ambas compañías se fusionan dando origen a la Compañía Sudamericana de Vapores. La unión se produjo, en parte, por la necesidad de enfrentar el control y dominio que ejercía la compañía extranjera Pacific Steam Navigation Company.

A la cabeza de la naviera se encontraban destacadas figuras nacionales como los hermanos Lyon Santa María, Santiago, Alfredo y Horacio, este último fue gerente de la CSAV hasta 1909. El primer directorio de la empresa estaba compuesto por: los hermanos Lyon, Jorge Ross, Joaquín Dorado, Federico Matthei y su presidente Maximiano Errázuriz Valdivieso.

La compañía ha jugado un papel determinante en la historia de Chile en 1879 durante la Guerra del Pacífico los barcos pasaron a control de la Armada y en 1891, en medio de la revolución, ambos bandos se apoderaron de algunas naves.

Una vez finalizado el conflicto la Compañía Sudamericana de Vapores inició un período de gran crecimiento, alcanzando uno de sus momentos más altos durante la Primera Guerra Mundial, debido a que muchos de los barcos que poblaban las rutas comerciales se vieron en la obligación de abandonar sus labores para apoyar el conflicto bélico que se estaba desarrollando en Europa.

El auge que había experimentado la compañía en las primeras décadas del siglo se opaca en los albores de la Segunda Guerra Mundial, debido a la política proteccionista que el país puso en práctica.

En esa época la compañía estaba al mando de Carlos Vial Espantoso quien realiza una de las más brillantes operaciones de toda la historia de la compañía. El señor Vial vende al Gobierno de los Estados Unidos tres motonaves propiedad de la empresa, dicha operación arroja una utilidad del 32,4 %, además de un pago en oro. Por su parte, el Gobierno norteamericano se comprometió a venderle a precio de costo cuatro barcos C-2, los cuales contaban con la tecnología más avanzada de la época. Estas embarcaciones fueron las primeras con cámaras frigoríficas en llegar a Chile, haciendo posible el desarrollo del negocio de la fruta en nuestro país.

Entre los años 1945 y 1970 la empresa presentó un nivel de crecimiento constante, sin embargo las utilidades fueron mediocres. Todo esto producto del extremo grado de proteccionismo que reinaba en Chile en esos momentos. A pesar de todos estos problemas la empresa participó en la fundación de numerosas sociedades chilenas, entre las que se cuenta: el Banco Sudamericano y la Compañía de Aceros del Pacífico.

En 1973 la CSAV enfrentó su peor momento, se encontraba al borde de la quiebra. A partir de ese momento se dedicará a reconstruir su base económica y desarrollar sus negocios con eficiencia técnica para enfrentar los nuevos desafíos.

Sin embargo, en los ochenta las cosas mejoraron para la CSVA al modificarse la Ley de Marina Mercante, la cual eliminaba las barreras proteccionistas y situaba a Chile en una situación privilegiada en el ámbito comercial con respecto a los otros países de américalatina.

En 1992 y como una forma de enfrentar la globalización la CSAV accede a los mercados de Argentina, Brasil y Uruguay, también comienza a entablar relaciones con Asia y Europa. Y en 1995, entre estos países y Estados Unidos.

Durante la década de los noventa la CSAV va incrementar sus ventas por sobre los mil millones de dólares y enfoca sus negocios a la expansión con el objetivo de cubrir todos los mercados sudamericanos para satisfacer las necesidades de clientes globales y regionales y, de este modo, acceder a una estructura de costos competitiva.

A través de sus filiales COSAN y SAAM la Compañía Sudamericana de Vapores es dueña de una red de servicios logísticos, de estiba y de remolcadores con presencia en toda Sudamérica y México.

En agosto de 1999 nuevamente a través de la SAAM y en conjunto con un operador norteamericano se adjudica la concesión de los puertos de Valparaíso y San Antonio.

Durante ese mismo año y como una forma de hacer frente a la crisis asiática en Sudamérica la compañía decide reestructurar algunos servicios. De este modo, llega a un acuerdo con armadores europeos para racionalizar el servicio desde el norte de Europa a la costa este de Sudamérica, lo que le permite disminuir los costos.

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