Un viejo conocido del rubro de la construcción vuelve a sonar en el país. Se trata del grupo italiano Salini Impregilo, que se hizo conocido en Chile cuando una de sus sociedades de origen, Impregilo, construyó y operó la Costanera Norte. La semana pasada, el grupo Salini Impregilo formalizó su interés por adquirir el control de la constructora Astaldi, también italiana. El plan es formar uno de los mayores operadores globales de ingeniería, adquisiciones y gestión de construcción con órdenes de proyectos por 33 mil millones de euros, esto es US$ 37,4 mil millones, y más de 45 mil empleados. En Italia, Astaldi enfrenta una reorganización financiera solicitada por la propia compañía. La oferta que hizo Salini Impregilo fue aceptada e incluida en su plan de reestructuración por Astaldi, pero aún debe superar varias etapas y por lo mismo tiene plazo para la primera mitad de 2020. De concretarse la operación, sellaría el retorno del mayor grupo constructor italiano a Chile. Pero, ¿quién es este conglomerado interesado en el salvataje de su competencia? Salini Impregilo surgió de la fusión de dos sociedades y dos formas de hacer negocios diferentes. Por un lado, Salini, la empresa romana no abierta en bolsa y controlada por la familia Salini. Y, por otro, la compañía milanesa abierta en bolsa, Impregilo. La fusión entre ambas sociedades se selló en 2014. Hoy, el conglomerado especialista en grandes proyectos de construcción e ingeniería opera en más de 50 países y ha participado en megaproyectos como el nuevo Canal de Panamá y la nueva línea de metro de Copenhague (llamado Cityringen metro). En total, tenía un backlog (o sea, contratos por ejecutar) de 36,9 mil millones de euros (US$ 42,3 mil millones) en 2017. Las concesiones no son prioridad La oferta de Salini Impregilo incluye un aumento de capital por 225 millones de euros (US$ 255 millones), a través del cual ingresarían a la propiedad de Astaldi con el 65% de participación y que dejaría a la familia Astaldi relegada a la posición de accionista minoritario de la compañía que hoy controlan. Además, contempla un plan económico y financiero para apoyar la restructuración de Astaldi EPC (la sociedad encargada de ingeniería, adquisiciones y construcción) y el pago a los acreedores a través de la emisión de instrumentos participativos, como acciones de la nueva compañía y fondos que llegarán de la venta de concesiones de Astaldi. La propuesta es vista con buenos ojos por el mercado. Desde el 13 de febrero, un día antes de oficializarse la oferta, las acciones de Salini Impregilo y Astaldi subieron 8,95% y 2,16%, respectivamente, al cierre del viernes. Eso sí, la oferta tiene condiciones, como la separación y liquidación de los negocios no esenciales de Astaldi. Entre estos últimos, está en Chile el Hospital Félix Bulnes y la participación en Nuevo Pudahuel, la sociedad operadora del aeropuerto de Santiago, a través de Astaldi Concessioni (con el 15% de la propiedad). Cercanos al grupo explican que Salini Impregilo pone como condición la venta de estas participaciones, pues hoy no tiene como prioridad el desarrollo de concesiones por las exigencias financieras de este tipo de proyectos. En su paso por Chile, Impregilo (hoy parte del grupo Salini Impregilo) dejó buenos recuerdos. Como socio principal del consorcio que, además conformaron Tecsa y Fe Grande, entre 2001 y 2005 construyó y operó la Costanera Norte y se trasformó en protagonista de las negociaciones con la autoridad, que definieron el cambio de trazado de la autopista. Inicialmente, la Costanera Norte en algunas zonas circulaba por la ladera del cerro San Cristóbal, lo que generó una encendida protesta ciudadana y la necesidad de cambiar el trazado al actual por debajo del río Mapocho, a lo cual el consorcio accedió. "Tengo gratos recuerdos de la calidad de la ingeniería y de la flexibilidad de Impregilo en su paso por Chile", rememora Carlos Cruz, ministro de Obras Públicas de la época. A meses de iniciar las operaciones, Impregilo y sus socios vendieron la autopista. Hoy, Salini Impregilo ¿tiene planes de volver? "Chile siempre ha sido una de las más pujantes economías del continente americano, con una estabilidad política envidiable y un ambiente favorable a las inversiones internacionales. Los planes de inversiones en infraestructuras de Chile, bien como concesiones, colaboraciones público-privadas, o como licitaciones convencionales, han sido siempre de nuestro interés", señala Ignacio Botella, General Manager Global Operations y Executive Director Americas de Salini Impregilo. "Estamos atentos a todas las iniciativas concretas que surjan y en las que Salini Impregilo pueda aportar su capacidad técnica en ejecución de grandes proyectos. La presencia estable de Astaldi en Chile reforzará las capacidades de optar a más proyectos y reforzará nuestras capacidades ejecutivas", agrega.