Señor Director: Me refiero a la columna de ayer de Soledad Alvear y Cruz recién publicada. Parto por la idea de ellos que más valoro: las necesidades del pueblo venezolano son apremiantes. Esa es la cruda y relevante realidad: no se puede vivir en dictadura y con hambre; no se puede condenar a un pueblo hermano a todas las privaciones solo para mantener esperanza de que algo puede pasar. Habiendo sido diplomático -valorando la escuela Cancillería-, confieso que hay ocasiones en que forma y estilo pasan a ser secundarios cuando lo que vale es algo más grande: jugársela por derechos humanos y políticos esenciales. Libertad y democracia. Lamento que una parte de la intelectualidad progresista de América Latina haya entrado en estado declarativo y contemplativo; eso es poco o nada. Con algunos comentarios que puedo tener, apoyo el gesto ético y político del señor Presidente de la República. Le deseo éxito en la misión a Cúcuta, para bien del pueblo hermano de Venezuela. Eduardo Aninat Ureta
Exembajador en México