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Comprar lo justo, lo feo y lo que está por vencer disminuye el desperdicio de comida

viernes, 22 de febrero de 2019

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Aunque muchas iniciativas buscan terminar con la pérdida de alimentos en perfecto estado, aún el mundo sigue botando un tercio de todos los comestibles que se producen.



Es altamente probable que cada vez que va al supermercado verifique qué falta en su refrigerador. Según esa lista, hace su compra y vuelve a atiborrar el aparato. Ahora imagine que inmediatamente después de guardar las cosas, bota a la basura un tercio de ellas. Eso es exactamente lo que el mundo está haciendo hoy.

Evidentemente, no todo el desperdicio de alimentos se genera a nivel individual, sino también se suman los supermercados, los restoranes y los mismos agricultores. Por ello, y asumiendo la generalidad del problema, Naciones Unidas propuso una meta para todos: en una década reducir el desperdicio a la mitad. La tarea es titánica.

Problema cultural

Solo en Estados Unidos se bota el 40% de los alimentos que se producen, dijo Michael Webber, director del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, en la última reunión de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS). "El problema, además, es que el 12,5% de la energía que se produce en el país va a la industria de los alimentos. El equivalente a la energía total que necesita el Reino Unido", agregó.

La problemática es altamente compleja, porque parte desde el cultivo, en el que muchas de las frutas y hortalizas se desechan, simplemente, porque no cumplen los estándares estéticos que ha impuesto el mercado. Luego se suma lo que descartan restoranes y supermercados. Estos últimos, sobre todo, con los alimentos cercanos a la fecha de vencimiento. Y por último están las personas, que compran más de lo que realmente van a consumir. "Aún así, hay muchas cosas que se pueden hacer sin costo. Esto implica un verdadero cambio de mentalidad", dijo el investigador.

Carola Moya -académica del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello y directora de Stgo Slow- concuerda. "La gente no sabe lo que está desperdiciando. Cuando se bota una hamburguesa, no solo se tiran los 500 pesos que cuesta, sino también los 16 mil litros de agua que demandó su producción", asegura. Y a ello se suman también la energía y el trabajo invertidos.

Por ello, agrega, son tan importantes las fundaciones y movimientos ciudadanos que están tratando de visibilizar el problema. Cuando partió @discosopachile -versión local de un movimiento mundial que busca "llenar barrigas en vez de basureros"- en 2015, su cuenta de Instagram tenía unos 200 seguidores. Hoy suma casi 20 mil. "Somos la cuenta sobre el desperdicio de alimentos con más seguidores a nivel mundial", dice Darío Contreras Levy, presidente de la Fundación Retroalimenta.

A pesar del gran interés en el tema que tienen sus seguidores, están conscientes de que no es suficiente. Por eso nació Retroalimenta. "Este problema requiere de mucha educación, de estar constantemente mostrándole a la gente nuevos hábitos de consumo; por ello estamos trabajando de manera más formal", agrega. Ello incluye cenas a beneficio con alimentos recuperados, cosechas solidarias de hortalizas que se descartan por "feas", y la conexión directa con otros actores. "Hoy, algunas empresas están más abiertas a discutir el tema, pero falta mucho", reconoce.

El movimiento mundial de las frutas y verduras feas también está en Chile, pero comerse una papa deforme es solo una de las maneras de reducir el desperdicio. "Otra muy importante es consumiendo lo que antes no se consideraba alimento", dice Carola Moya. Por ello, parte de la educación viene con las recetas de cocina de, por ejemplo, un pesto hecho con hojas de betarraga o de zanahoria, las que hasta ahora eran consideradas desperdicio.

Comprar lo que realmente se necesita, optar por las cosas a granel y no evitar los alimentos próximos a vencer también son acciones simples, pero efectivas.

Pérdidas

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el mundo se bota el 45% de las frutas y verduras, 35% de los productos del mar, y 20% de las carnes y lácteos.

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