Sumatoria de sueños
sábado, 23 de febrero de 2019
Texto, Soledad Salgado S. Producción, Paula Fernández T. Fotografías, Carla Pinilla G.
Arquitectura
El Mercurio
Pueden ir solos o con amigos y familiares. Esta casa de descanso en Beranda, diseñada por Schmidt Arquitectos Asociados, se arma con dos volúmenes independientes, pero que se unen en un espectacular espacio de relajo: una terraza con arena que se transforma en el corazón del proyecto.
D os o tres días a la semana, y hasta cuatro también, esta pareja de académicos, con hijos grandes y nietos pequeños, se instala en su casa de Beranda, cerca de Cachagua. Esa era la idea desde que imaginaron este refugio de descanso, desde el cual también pueden trabajar si así lo requieren, gracias a un escritorio incorporado a la habitación principal. Qué mejor inspiración que un paisaje de suaves pendientes cubiertas de mantos de docas, rocas, arena y la panorámica del océano azulino. Todo visto desde lo alto, en tercera línea frente al mar. Más que dibujar o tener un gusto particular de cómo sería la casa, los propietarios escribieron un mandato con algunas ideas de lo que la construcción debiese permitir, sueños que gracias al arquitecto Martín Schmidt -profesional a cargo de la obra, de Schmidt Arquitectos Asociados- se hicieron realidad. "Ellos fueron excelentes clientes, no nos hablaban de formas, sino de relaciones de espacios, cómo querían vivirla, cosas más intangibles", explica Martín. Entre esos pensamientos estaba almorzar y comer 10 personas afuera, protegidas del viento, con un poco de sol, vista y parrilla. O ver la puesta de sol en una tina caliente mirando el mar con los amigos y una copa. El proyecto resumió los anhelos de la pareja a través de una geometría angulada que, por contraposición, pone en valor el paisaje circundante. En él se leen dos cuerpos, que en planta forman una L y que construyen una envolvente: uno principal que mira al norte, funciona de forma autónoma y alberga al dormitorio principal, estar comedor, cocina y sector de servicio. Y otro que mira al oriente, donde se ubican los dormitorios de los hijos y baños. Pero hay un sitio quizás más importante que estos espacios interiores y que une los dos volúmenes: una gran terraza-playa que se proyecta sobre la vista lejana al océano, y que los arquitectos propusieron basándose en el concepto de relajo. Esta gran zona de contemplación, con arena y una pequeña piscina de agua caliente incluida -puede usarse todo el año-, se conecta a los recintos públicos a través de un gran ventanal que se abre casi completo; también, en el cuerpo de los dormitorios, el corredor es abierto, por lo tanto, integrado a esta playa. Se genera así una gran área común sin límites, y donde dan ganas de quedarse horas. -Esta terraza es el espacio principal de la casa, todo ocurre aquí, aquí se anda descalzo, sin pretensiones. Solo se consolidaron, con un deck de madera, las circulaciones principales -explica Martín. Al contar con una piscina, arena e incluso la incorporación de una reposera de hormigón que simula una piedra, el lugar es una reinterpretación de la costa lejana al reunir todos sus elementos. La arena no es una complicación para los interiores, ya que se escogió como material principal el hormigón para muros y pavimentos, de manera de facilitar la mantención. Para compensar la frialdad del hormigón, incorporaron una cubierta de vigas de madera laminada y cielos de placas terciadas que humanizan los ambientes. Lo mismo lo logra una decoración sencilla, basada en cómodos sillones de Bean Bags, en tonos grises y arenas, que incluso se pueden sacar a "la playa", sofás diseñados por Nicole Labbé (Del Campo Labbé Arquitectos) y elaborados por Ángela Restrepo, que cumplen con medidas de profundidad y altura que los convierten más bien en reposeras que en rígidos asientos. Libros que han juntado con el tiempo, recuerdos y muebles de madera que hicieron maestros locales completan la ambientación.
