miércoles, 15 de octubre de 2008
CLAUDIA RAMÍREZ FRIDERICHSEN
Economía y Negocios Online, El Mercurio
En los primeros nueve meses del año, más de 2.800 funcionarios han sido despedidos como parte de estos procesos.
Suma y sigue. Las empresas que están en proceso de quiebra se acercan a las 100 en los primeros nueve meses de este año.
Si bien los 97 procesos que están vigentes y que involucran a diversas compañías son menos que los 115 que había en septiembre de 2007, la cantidad de trabajadores involucrados en estos procesos llega a más del doble que el año pasado, según datos de la Superintendencia de Quiebras.
"Las cifras se mueven en torno a números de años normales, pero en comparación con 2007 hay un aumento significativo del número de trabajadores afectados al momento de la declaración de quiebra", aseguró a "El Mercurio" el superintendente de Quiebras, Rodrigo Albornoz.
A septiembre de este año, 2.842 trabajadores habían quedado sin trabajo producto de la quiebra de sus empresas. Eso, considerando que una parte importante de las compañías en el sistema de la superintendencia ya no tenía funcionarios cuando entraron en el proceso. "Algunos trabajadores pueden haber sido despedidos con anterioridad a la declaración de la quiebra de la empresa y no necesariamente haber sido pagado en dicho despido, y, por lo tanto, tienen un crédito aún que cobrar de esa empresa", explica Albornoz, quien agrega que en ocasiones el pago de indemnizaciones a los funcionarios se dilata porque el despido se decreta por "caso fortuito", el que requiere de un proceso judicial para que el trabajador obtenga su indemnización.
En regiones, 1.099 trabajadores se vieron afectados por estos procesos, mientras que en Santiago la cifra se eleva a 1.743 funcionarios. Las cifras se explican por la existencia de empresas como Bellavista Oveja Tomé, que tenía 733 trabajadores cuando inició su proceso.
Escasean convenios
Pero hay un paso previo a la quiebra, que en muchas ocasiones no se considera. Se trata de los convenios preventivos.
Un ejemplo de la escasez de los convenios es que desde enero de 2006 a septiembre de 2008 se decretaron 366 quiebras en el país, pero los convenios llegan sólo a 20.
Esto se explica, según Albornoz, porque "las situaciones de quiebras que el sistema administra son más bien terminales. No hay una adecuada administración previa a la quiebra del ámbito financiero de la empresa".
Las firmas que no recurren a los convenios son en su mayoría de tamaño menor y, según el superintendente, "no tienen una administración que permita ser realista y práctico para enfrentar una situación de insolvencia y no tener que enfrentarse al final del día con una quiebra", dice.
Comercio concentra la mayoría de las fallidas
El sector construcción ha estado en la mira por el efecto de la crisis financiera en el sector inmobiliario, pero de las 97 quiebras vigentes durante el año, sólo 10 corresponden a empresas de este rubro. "La tendencia vincula las quiebras en su mayoría al ámbito del comercio", dice el superintendente Rodrigo Albornoz. De hecho, el catastro que tiene el organismo desde 1982, y en cifras generales, contempla la quiebra de unas 900 compañías del comercio, 660 de la industria manufacturera, 356 del ámbito de las finanzas, seguros y servicios, y sólo 304 de la construcción.
En cuanto al impacto que generan las quiebras, el superintendente menciona el caso de Oveja Tomé. "Es un ejemplo de alta repercusión, porque tenía un alto nivel de trabajadores involucrados, se vincula con un ámbito competitivo como el textil, que a su vez se relaciona con los mercados abiertos, y es una empresa con bastante tradición y alto impacto económico en su región. Entiendo que la sola quiebra de esa empresa aporta un alto porcentaje de la cesantía de esa comuna", explica.
