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Otros paises nos aventajan en usar plataformas digitales para corregir la principal causa del subdesarrollo

martes, 12 de febrero de 2019

Economía y Negocios Online


Patricio del Sol PhD Stanford University

Una de las características más sobresalientes de las tecnologías digitales es que bajan los costos de transacción (concepto acuñado por los economistas a principios del siglo XX). Por esto ellas han transformado a prácticamente todas las organizaciones en plataformas cuya ventaja competitiva es vincular virtuosamente a clientes, proveedores, complementadores y a todos sus otros stakeholders. Me refiero a todas las organizaciones, no sólo Amazon, Facebook, Uber y Airbnb.

La fortuita coincidencia es que, como plantean connotados académicos, lo que distingue a los países emergentes de los desarrollados son justamente sus mayores costos de transacción, debido a la ausencia de instituciones, altos niveles de corrupción, y bajos niveles de transparencia y de confianza.

Los mayores costos de transacción implican que en los paises en desarrollo todo es más burocrático, difícil y tramitado. Las notarias son hoy el niño símbolo de los altos costos de transación por el tiempo perdido por los chilenos todos los días en ellas.

Así, el gobierno tiene una inédita oportunidad para generar un alto impacto en el desarrollo de Chile, orientando su agenda digital a reducir los costos de transacción en todos los ámbitos.

Otros paises en desarrollo nos llevan la delantera en esta tarea. Considere por ejemplo la estrategia de UniqueID, la organización creada el 2009 por el gobierno de la India con el objetivo de dar a sus cerca de 1,2 mil millones de habitantes una identidad biométrica única, con un número que lleva el nombre de Aadharr, palabra que significa “base” en Hindi.

El 2017 India logró registrar las 10 huellas dactilares y escanear los dos iris del 99% de sus 1.200 millones de habitantes, construyendo exitosamente la plataforma de identidad biométrica en línea más grande del planeta por lejos. Hoy en India la identidad no está definida por lo que se tiene (carnet) sino por lo que se es (ojos, dedos).

Es difícil exagerar la relevancia de esta iniciativa. El Aadhaar proporcionó lo básico, una medida confiable de identidad, de modo que los individuos pudieran ser "vistos" por la sociedad y el estado. Ser invisible había sido un precursor de la marginación.

Aadhaar proporciona la base para mejorar la inclusión del 42% de la población de la base de la pirámide en India, quienes, por ser indocumentados, no recibían los beneficios de los programas sociales o debían sobornar a funcionarios públicos para obtenerlos.

Aadhaar ha comenzado a ser la base de la construcción de una red de confianza en la que participan el Estado con sus programas y múltiples empresas privadas como los bancos. Hoy Aadhaar se usa al abrir una cuenta bancaria y cuando los estudiantes rinden exámenes importantes.

Tiene un potencial enorme para dar confianza, facilitar y bajar los costos de todo tipo de transacciones: suscribirse a una tarjeta SIM para un teléfono celular, comprar un teléfono móvil, obtener un seguro o un plan de jubilación, registrar una propiedad, presentar declaraciones de impuestos, etc.. Aadhaar proporciona una plataforma donde todos pueden interactuar digitalmente que se espera dificulte la corrupción amparada en la falta de transparencia.

Este caso enseña que para lograr un impacto a gran escala en el contexto de confianza que vive un país, se requiere la colaboración del sector público y privado, y que actualmente puede ser de gran ayuda utilizar las tecnologías disponibles. En lugar de antagonizar con el sector privado, al crear UniqueID el gobierno Indio acogió en su santuario interno a Nandan Nilekani un miembro de la élite empresarial de la India.

Fue una cambio de actitud radical en una sociedad históricamente dominada por la desconfianza mutua entre el estado y los empresarios privados. Nilekani ofreció voluntariamente sus servicios después de haberse convertido en una celebridad a nivel mundial al fundar la multinacional India de tecnología de información Infosys. Cuando en el 2009 Nilekani dejó Infosys para unirse a UniqueID tenía un patrimonio neto de miles de millones de dólares y conocía el poder de la tecnología.

La escala y la complejidad técnica del desafío era monumental. Se trataba de registrar 1.200 millones de residentes, 75 millones de los cuales no tenían hogar, un número sin precedentes a nivel mundial. La siguiente base de datos biométrica más grande es la del FBI que tiene una base de datos de 66 millones de delincuentes y 25 millones de huellas dactilares.

UniqueID comenzó estableciendo que el Aadhaar, un número generado aleatoriamente de 12 dígitos, debía acompañarse con datos biométricos, 10 huellas dactilares y escaneos de iris; e información general como nombre, dirección, fecha de nacimiento y sexo.

Para escalar la recolección de datos a más de mil millones de personas se requería una simplicidad de uso extrema. Se diseñaron procesos de recolección simples apoyados por tecnologías que podían ser operadas por personas con habilidades computacionales básicas.

UniqueID probó que la captura biométrica podía hacerse con condiciones mínimas de luz, con temperatura y entornos variados: rurales, urbanos, barrios marginales y refugios nocturnos. Los datos inicialmente fueron almacenados fuera de línea en computadores, porque grandes territorios en la India no tienen acceso a internet confiable.

Para que el Aadhaar cumpliera su función, los usuarios del sistema tenían que confiar que los datos eran correctos, que no incluían identidades falsas ni múltiples. Esto se logró llevando los datos recolectados a un centro de datos de alta seguridad, donde los nuevos datos biométricos se comparaban con todos los datos existentes para descartar duplicaciones. La escala de la operación fue enorme, implicaba comparar más de mil millones de fotos, dos mil millones de iris, 10 mil millones de huellas dactilares.

Gobiernos de los países en desarrollo, como el chileno, al igual que prácticamente todas las empresas del planeta que aspiran a mantenerse relevantes en el siglo XXI, tienen la oportunidad de reinventarse de cara al nuevo mundo digital. Para aprovecharla deben partir cuestionando y reinventado la estrategia completa del gobierno. Luego elegir, de una lista lo más larga posible, las iniciativas que liderará para comenzar su ruta digital al desarrollo.

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