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Desarrollo de una forma de pensar:

A innovar se aprende desde niño dentro y fuera de la sala de clases

domingo, 10 de febrero de 2019

Lorena Guzmán H.
Educación
El Mercurio

Ser capaz de gestionar, predecir y de evaluar lo hecho son habilidades que no solo permiten emprender, sino también resolver mejor problemas de la vida cotidiana y desenvolverse en contextos nuevos. Por ello, es vital que los niños sean expuestos cuanto antes a la innovación.



Luego de cinco días intensos y lleno de actividades en Silicon Valley, la meca mundial de la innovación, un grupo de profesionales se sienta a conversar sobre lo aprendido. Cuatro ingenieros civiles, tres comerciales, una abogada, un psicólogo, una diseñadora, un arquitecto y una periodista coinciden que lo más importante para innovar es la forma de pensar o mindset . Buscar hacer las cosas en grande, ver el fracaso como una oportunidad de aprendizaje y reconocer que las ideas fuera de lo establecido hacen la diferencia es esencial.

Este grupo fue parte de un viaje organizado por el Magíster en Innovación de la Universidad Católica, el que tiene como objetivo hacer un viaje de inmersión a esa manera de pensar. Una que se puede adquirir desde la niñez, dicen los expertos, como una forma de enfrentarse a la vida, pero que en Chile casi no se enseña más que en programas especializados.

El plan B

La innovación viene de una actitud, de un mindset , dice Max Grekin, profesor del Magíster en Innovación de la Universidad Católica. "Ese espíritu se puede motivar. Y si a un niño se le estimula con las metodologías apropiadas, lo más probable es que le sea muy fácil mantenerse innovador en la adultez", opina.

Cuando se piensa en la innovación como un acto creativo, crítico y lógico para desarrollar artefactos, actividades o acciones que permitan mejorar la vida, esta se puede enseñar, asegura Felipe Kong, coordinador de Ciencias de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales. "Pero lo que se enseña no es algo concreto, sino habilidades de pensamiento", agrega. La gestión, la capacidad de predicción y de evaluación de lo hecho son habilidades de la innovación y permiten tomar mejores decisiones y resolver problemas de la vida real, continúa el especialista. Pero esta diferencia muchas veces lleva a confusión incluso a los mismos educadores.

"En la educación no es necesario mirar siempre la innovación como algo nuevo. Perfectamente podría ser una adaptación o la reutilización de algo", agrega Felipe Kong. Carmen Gloria Garrido, directora de la Escuela de Educación de la Universidad Andrés Bello, concuerda. Con cosas simples se puede interrumpir la clase para generar el ambiente propicio para hacerse preguntas, invitar a la experimentación y revisar lo que usualmente se deja pasar. Y esto es válido para cualquier materia. "Para esto sirve llevar el contenido abstracto o teórico a un plano de construcción en dos o tres dimensiones. Así, a partir de la teoría generamos un producto nuevo", ejemplifica la especialista.

Para Felipe Kong, otra forma de verlo es lo que él le llama "el plan B". "El estudiante tiene un camino de desarrollo matemático o de lenguaje, pero qué pasaría si fuera de otra manera. Donde el profesor pone al estudiante en una situación diferente a la que está acostumbrado o a la presentada en los textos escolares. Eso ya es un acto de innovación", opina. Y esto no solo permitirá mejorar la educación, sino que dejará en los niños herramientas para desenvolverse mejor en la vida adulta.

Enseñar innovación en el colegio tiene todas las ventajas del mundo, asegura Max Grekin. "Cuando a un niño lo estimulas para ser innovador, no solo desarrolla la creatividad, sino también disminuyen sus miedos y tabúes, se hace más seguro y, finalmente, ¡más feliz!", dice.

El problema es que los niños sí son creativos, pero dejan de serlo porque no lo necesitan. "No se les pide resolver problemas reales, sino solo ficticios. Entonces la escuela deja de ser real", agrega Carmen Gloria Garrido. No está instalado el aprender en la imaginación, tanto en la sala de clases como en la formación de profesores, agrega.

Formación ausente

Los especialistas concuerdan que para enseñar innovación los mismos profesores tienen que serlo. El problema es que, hasta ahora, a su formación le falta esta perspectiva. Pero no todo está perdido. "Hay que cambiar la cabeza de los profesores. Se puede enseñar exactamente el mismo currículo, pero el punto está en cómo me planteo como docente; con otra materialidad, y nuevas conexiones y comprensiones", dice Carmen Gloria Garrido.

Max Grekin tiene una mirada más global. "Más que el cómo se enseña, yo hablaría de cómo se genera una sociedad más estimulante y abierta para que la innovación fluya; finalmente, es un tema cultural", asegura. "Es el fruto de la confianza entre las personas y del efecto inspirador positivo que producen los personajes que son modelos a seguir", agrega. Finalmente, ¿quién es el héroe, el innovador o el conservador?

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