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Las tensiones que marcan al presidente del BID

domingo, 12 de octubre de 2008

Pablo Obregón Castro
Economía y Negocios Domingo

A los funcionarios antiguos no les agrada el viraje del banco hacia el sector privado, su cercanía con Bush ni los grados de discrecionalidad con que aprueba o rechaza los créditos. Sus partidarios, en cambio, destacan que la agilidad que le imprime a la organización le permitió alcanzar en 2007 un récord histórico en su programa de préstamos: US$ 9.600 millones.







A los empleados del BID no les gusta el estilo de gestión del colombiano Luis Alberto Moreno: extrañan la sobriedad que caracterizó a su antecesor, Enrique Iglesias, y rechazan el grado de discrecionalidad con que operaría su administración a la hora de aprobar los créditos.

En el caso de Transantiago, el propio Moreno se reunió con el ministro René Cortázar (abril de 2007) para comenzar a discutir los términos de un crédito hoy declarado inconstitucional.

El desembarco del ex embajador colombiano en Washington significó la salida forzosa de varios cientos de funcionarios de carrera, que, ahora desde la sociedad civil, tratan de articular una oposición -todavía tímida- y restaurar un estilo de gestión que les cuesta precisar, pero que llaman la "cultura BID".

Lo cierto es que las aguas están revueltas por dos fuerzas: primero, los funcionarios más antiguos resienten una reestructuración que implicó despidos masivos y que jibarizó algunas áreas de trabajo otrora importantes.

Y, segundo, el nuevo modelo de gestión -orientado a dotar al banco de mayores grados de competitividad como prestamista- hizo caer del listado de prioridades las consideraciones medioambientales, sustentabilidad e inclusión social, según varios ex altos funcionarios del banco entrevistados por "El Mercurio".

Es un objetivo declarado de Moreno apuntar a dos áreas de trabajo: financiamiento de grandes proyectos de infraestructura (riego, energía y conectividad) y priorizar los esfuerzos del banco en el sector privado.

El propio Moreno dejó bien claro cuáles serían las nuevas directrices en su discurso de apertura de la reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID que se celebró en Brasil en 2006: "En primer lugar, quiero promover un banco más cerca de sus clientes y voy a promover su descentralización (...) Segundo, lo haremos más ágil, reduciendo los tiempos entre aprobación y desembolso de los préstamos", advirtió en esa oportunidad.

Del mismo modo, anunció que aumentaría la cantidad máxima de préstamos para el departamento del sector privado en un único proyecto de US$ 75 millones a US$ 400 millones en circunstancias particulares.

Según los defensores de la nueva administración, los pasos que viene dando Moreno ponen una dosis de agilidad a una entidad que estaba perdiendo terreno e influencia frente a otros organismos crediticios.

Mientras el volumen de los créditos que entrega el BID se mantuvieron estables desde 2002, las colocaciones de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil mostraban tasas de crecimiento cercanas al 20%.

Recién en 2007 el banco revirtió tal situación y alcanzó un récord histórico en su programa de préstamos: US$ 9.600 millones.

Holgura financiera


Durante los últimos cinco años, los Estados de la región disfrutan de una holgura que les permite prescindir del financiamiento internacional en algunas áreas.

Es el caso de la propia Argentina: los Kirchner le abonaron casi US$ 25 mil millones al FMI, al Banco Mundial y al BID en plena crisis financiera.

Con todo, entre los funcionarios antiguos no agrada que el objetivo excluyente de la institución sea consolidar su posición como acreedor.

De hecho, la asociación de empleados del BID, dirigida por Mauricio Bertrand, expresó en una carta abierta publicada el 6 de junio de 2007 "una profunda preocupación por la manera en que la administración ha venido conduciendo el proceso de realineación del banco".

Un funcionario desvinculado también advierte que "hay un cambio de lo público a lo privado en el financiamiento que genera malestar (...) él está muy preocupado de las operaciones, de involucrarse en grandes proyectos, pero lo social no le preocupa".

Justo antes de su dimisión, el presidente Iglesias y su equipo habían decidido aumentar el personal y los recursos de la Unidad de Medio Ambiente, dedicada a garantizar calidad medioambiental. Ese impulso ecológico habría decaído durante la administración de Moreno. Prueba de aquello es que a mediados de 2006 se declaró partidario de financiar plantas papeleras, pese a su reconocido impacto ecológico.

"Por supuesto estamos dispuestos a financiarla", dijo Luis Moreno en una conferencia de prensa en la Casa Rosada sobre una papelera en Corrientes.

Paralelamente, el Banco priorizó el trabajo del departamento del sector privado (PRI) destinado a ofrecer préstamos bajo estrategias similares a las de un banco comercial.

Para algunos ex funcionarios la nueva cultura que se impone en el Banco encuentra su expresión más cercana en el frustrado crédito por US$ 400 millones otorgados para financiar el Transantiago.

Los empleados del BID expresaron en una carta abierta una profunda preocupación por la manera en que la administración se ha venido conduciendo.

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