Dólar Obs: $ 974,97 | -1,02% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.202,53
IPC: 0,40%
Documental sobre Pedro Lemebel en Berlinale 2019:

El registro vivencial de Joanna Reposi

martes, 12 de febrero de 2019

Por María Cristina Jurado
Reportaje
El Mercurio

En ocho años, la documentalista Joanna Reposi filmó un minucioso retrato del escritor fallecido en 2015. Como su amiga personal, con su cámara a cuestas, lo siguió por bares, hospitales y calles para registrar su verbo y su revolucionaria impronta intelectual y política.



Se pasaban muchos días sentados en el piso del departamento en calle Merced, siempre con música, a veces con cerveza y casi siempre de noche. Él hablaba; ella lo escuchaba. Reían juntos, de vez en cuando lloraban. Al escritor y poeta le gustaba invitarla al negocito de la esquina -recuerda ella con nostalgia- a comprar paltas, queso, marraquetas, hallullas. Ella lo acompañaba: después tomaban té, porque, contrariando su imagen de rebelde sin causa, Pedro Lemebel era cariñoso y amaba los ritos. Solo cuando la luz bajaba y los ruidos del barrio se iban apagando, la documentalista Joanna Reposi, periodista de la Universidad Gabriela Mistral y posgraduada en Artes en el Goldsmith College de la Universidad de Londres, se atrevía a encender su cámara.

Era cuando empezaba el registro. Un registro minucioso y doloroso, eufórico y reflexivo, que cruza los últimos ocho años de vida de Lemebel hasta llegar al día de su muerte, el 23 de enero de 2015. Un registro que, después de un intenso montaje, se convirtió en un documental de 96 minutos que se estrena en estos días en la Berlinale, el Festival de Cine de Berlín 2019. Reposi, quien vive en la capital alemana con su marido periodista, Manuel Maira, y el hijo de ambos, Beltrán de 6 años, tiene expectativas:

-La Berlinale era mi foco. Es uno de los festivales más grandes del mundo, al nivel de Venecia y Cannes. Para mí tiene dos cosas fundamentales: el Teddy Award, que es súper importante y premia películas que tocan la temática LGBTI. Y, cinematográficamente, en él convive de mejor manera el documental con la ficción.

La documentalista, que el año pasado fue reconocida en el Festival Visions du Réel, en Suiza, con un "Docs in Progress" -premio que la motivó para instalarse en Europa-, dice que "Lemebel" se presenta en una sección muy importante del festival berlinés.

-Panorama no es competitiva, pero es clave porque su curatoría se basa en buscar pelis muy políticas, de personajes importantes, y arriesgadas. Películas que mueven la frontera. Y yo consideraba que mi película tiene todos esos elementos. ¡Y quedé seleccionada! Fue increíble cuando me avisaron.

Joanna Reposi nunca pensó ser periodista.

-En mi época no existían las escuelas de cine. Vengo de la camada de periodistas que hacen documentales; desde muy joven me interesaba la imagen. Me gustaban el National Geographic y el cine. Y los periodistas que hablaban desde la imagen, yo quería eso para mí. Siempre estuve con mi cámara de fotos, nunca la he dejado. Saco fotografías, diapositivas, y hago videos. Ocupo la Super 8 hoy. Y creo que el documentalista es un fotógrafo. Yo entiendo el documental desde ahí. Me gusta el registro, colaboro con fotógrafos y directores de fotos. Me gusta estar mirando, detrás del lente.

Pedro Lemebel fue una de las voces literarias y artísticas más potentes y profundas de nuestro país en épocas modernas. Un genio creativo que, apoyado en su marginalidad y homosexualidad, deshizo estándares con desparpajo y originó una obra que perdura, después de perder su batalla contra el cáncer. Entre 1995 y 2013 publicó ocho libros de crónicas literarias y una novela, "Tengo miedo torero", que lo catapultaron hasta lograr una postulación al Premio Nacional de Literatura en 2014, que no ganó. Desafió al establishment montando a caballo y desnudo junto a Francisco Casas, con quien armó el colectivo "Las Yeguas del Apocalipsis" a fines de los 80. Múltiples acciones de arte y performances contribuyeron a romper el cerco de silencio que, en época de dictadura, rodeaba al arte.

Una parte importante de ese registro integra "Lemebel", el documental de Joanna Reposi que se presenta en la sección "Panorama" del festival berlinés. A nuestro país, dice su autora, llegará en el segundo semestre:

-Lo conocí en 2001 y profundicé más con él en mi película, que comencé en 2007. Siempre intuí que él era como una Violeta Parra, un Víctor Jara, de esos artistas que trascenderán. Únicos en su arte, muy incomprendidos a veces, y a la vez muy punky , con mucho resentimiento, con mucha rabia.

De dulce y de agraz

Joanna Reposi fue mucho más que su biógrafa, fue su amiga y confidente. Más de una vez se peleó a muerte con el escritor. Y es que Pedro Segundo Mardones Lemebel no era una persona fácil. Reposi lo conoció cuando era realizadora en "El show de los libros" de TVN.

-Me pareció un personaje súper interesante, súper agudo. Muy inteligente, con mucha lucidez en su visión de país y en su crítica social. Entendí que estaba todo el rato " pushing the borders ", empujando los límites del poder en general, no solo el de derecha o izquierda, incluso del movimiento LGBTI. Generaba mucho debate, los estados de confort los estaba siempre boicoteando.

En 2001, Joanna tenía 29 años y Pedro 49, y llegaron a entenderse sin palabras. Ahora que han pasado cuatro años desde la muerte del escritor, la cineasta recuerda sus horas de conversación con cervezas o té, del desmenuce cotidiano del cine, la vida, el amor, el desamor, el arte, para después echar a correr su cámara Super 8. "Pedro fue un confidente, un gran amigo y un gran escucha. Porque uno conoce al Pedro 'punketa', ¿no? Al Pedro rebelde. Pero tenía toda esa parte dulce, era una súper buena amiga, una buena conversadora. Él conoció todos mis procesos de amor, cuando nació mi hijo. Nos pasábamos conversando primero, y luego prendíamos la cámara. Esta es una película colaborativa. Surge de la colaboración, del querer ambos hacer esta película, del querer trascender y dejar un registro".

Recuerda aquellos días en que partió convenciendo a Lemebel de la importancia de dejar un documento con su obra. Uno de sus argumentos fue la poca difusión de su obra visual.

-Porque la gente conocía a Pedro Lemebel, underground , maricón, pobre. Y sus libros los conocía un grupo culto, de élite. Se hablaba de las Yeguas, pero las Yeguas fue un boca a boca: si tú no lo viste te lo perdiste. Eran acciones fugaces que ocurrieron en un momento determinado en Chile. Partieron el 86, cuando había mucha censura.

Pero la experiencia de registrar a Lemebel tuvo para esta cineasta momentos dulces y amargos. El escritor no solo le abrió el archivo de su arte visual (Lemebel era profesor de Artes Plásticas), sino de su propia vida: fotografías a los 2 o 4 años en el Zanjón de la Aguada, como adolescente en la población La Legua, con su madre Violeta, con su hermano Jorge.

-Cuando a Pedro le da cáncer, se puso más productivo y más consciente. Yo creo que sabía que se iba a morir pronto. Lidiar con él no era fácil, pero luego él me dice: "¿Sabís Joby? Haz la película que querai. Vamos y te firmo los derechos en vida". Gracias a eso, me fui ganando fondo tras fondo.

Tuvo, además, la comprensión de la familia de Pedro, en especial de su hermano Jorge Mardones. Para concluir "Lemebel", Joanna Reposi se adjudicó el Fondo de Guion y el Fondo de Realización del Consejo Nacional de las Culturas y las Artes en 2012 y 2014; además un Corfo Internacional en 2018 para hacer la distribución.

Hubo momentos en que la sufrió. Dos veces en esos ocho años la documentalista y el escritor se mandaron a paseo mutuamente, rabiosos y heridos. Estuvieron sin verse ni hablarse durante un año completo.

-Pedro era difícil. De repente le venía la loca, no quería, caía en una depresión. Yo necesitaba postular a un fondo concursable, entonces le decía: "Ya, Pedro, necesito postular a un fondo". Y él me escribía en la noche: "No, no vamos a ganar, a mí nadie me quiere". Yo lo mandaba a la cresta, nos peleábamos, pasaba un año. Después él me enviaba una flor por email o una canción. Y como yo no soy rencorosa y él tampoco, nos reencontrábamos. Yo creía mucho en su obra y en el personaje. Y creía que esta era una película que debía hacerse: él se podía morir y nadie iba a conocer esa parte. No claudiqué.

-Debe haber tenido momentos límites...

-Terminábamos a las dos de la mañana. Sí, teníamos momentos límites. Estar con Pedro era como un tobogán, pero son momentos que me los prefiero guardar. Partíamos tomando, pero yo me cuidaba mucho, porque andaba con la cámara, el proyector, con todo. Él terminaba a veces no muy bien, arriba de la pelota.

Ensayo fílmico

-¿Cree que Lemebel recibió el debido reconocimiento en Chile?

-Por supuesto que no. Creo que en Chile siempre fue vilipendiado. Y te voy a decir palabras que pueden sonar duras, ordinarias o feas, pero él se declaraba así: él era pobre y maricón. Y desde ahí, por ser pobre, nunca fue muy bien reconocido en las artes ni en la literatura. En Chile, la élite nunca lo consideró un buen escritor porque él escribía crónica. Nunca fue muy considerado en las letras, también porque era maricón. Eso generó resentimiento en algunos grupos. Imagínate que él pertenecía al Partido Comunista, ¡pero nunca fue aceptado por ser homosexual! Él tenía resentimiento porque sentía el rechazo. Pero ese resentimiento lo usó en su literatura y en su obra y, en ese sentido, fue súper hábil. Él venía del margen. Y termina, con su inteligencia, viviendo de su obra y del arte. Al final, Pedro tenía departamento, se costeó su cáncer. Muy poca gente lo sabe, pero él fue súper ordenado con su plata.

Joanna Reposi califica a su documental como un ensayo fílmico. Una película que encarna una corriente de la cinematografía que permite una biografía que no es clásica, que abre espacios de libertad, que se da licencias. "Te permite entrar en un personaje o hablar acerca de un retrato desde otro lugar. Este ensayo fílmico habla mucho de los materiales: el archivo, las fotografías proyectadas, el trabajo audiovisual es de dónde se habla el filme". Hay muchos entrevistados en off que se refieren a Lemebel y componen un coro de voces que para la cineasta fue clave. Hablan, pero nunca dan su nombre.

Mientras "Lemebel" espera el juicio de los críticos y expertos en el Festival de Cine de Berlín 2019, su autora hace una reflexión que va más allá de su obra. Y dice, desde la capital alemana:

-Pedro decía que le cargaban esos escritores malditos, oscuros, que lo pasaban mal o eran de la Academia, densos. El escribía lo que vivía, lo que le pasaba. Siempre fue contrario a ese discurso. Ya la palabra escritor le parecía estar en el podio. Y en eso nos conectamos, porque me pasa lo mismo: cinematográficamente, me muevo desde la intuición. No desde grandes referentes, sino desde la guata. Desde lo que me gusta. Desde un no sacralizar ni intelectualizar la cinematografía. Esa es mi esencia.

"Pedro fue un confidente, un gran amigo y un gran escucha. Porque uno conoce al Pedro 'punketa', ¿no? Al Pedro rebelde. Pero tenía toda esa parte dulce".

Joanna dice: "Me muevo desde la intuición. No desde grandes referentes, sino desde la guata. Desde un no sacralizar ni intelectualizar".

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia