La favorita
sábado, 26 de enero de 2019
Por Ascanio Cavallo
Agenda
El Mercurio
Esta no es una película histórica . Se sitúa en el reinado de Ana Estuardo de Inglaterra, que tuvo 19 hijos que no llegaron a vivir más de dos meses y que adoptó como consejera y amiga a Sarah Jennings, más tarde casada con el duque de Marlborough, héroe de la Guerra de Sucesión Española. En enero de 1711, la reina adoptó como mucama a una criada llamada Abigail Hill. Hasta ahí los hechos. El resto es ficción. O, para decirlo de otro modo, el resto es el mundo del cineasta griego Yorgos Lanthimos, con sus familias invadidas por ponzoñosas fuerzas destructivas. La reina Anne (Olivia Colman), aquejada de una gota inhabilitante, administra una Inglaterra empeñada en humillar a Francia. Su consejera Sarah (Rachel Weisz) es bastante más que una amiga. Y cuando llega como sirvienta la astuta Abigail (Emma Stone), Sarah se toma por diversión ayudarla a escalar. Solo que la sirvienta convierte la relación con la reina en un tormentoso trío femenino. Todo está concentrado en estas tres mujeres. Los hombres de la corte son comparsas patéticas y las decisiones de gobierno están en manos de una reina que es a la vez atrabiliaria y autónoma. El relato está dividido en ocho "capítulos" que más o menos alternan el protagonismo de cada una. Lanthimos filma gran parte de su película con lentes de grandes ángulos, como ya hacía en El sacrificio del ciervo sagrado . No es una decisión técnica, sino estética. Estos lentes distorsionan las perspectivas, ensanchan los espacios cerrados y dan una cierta circularidad a los movimientos. La doble proyección de amplitud y encierro da origen a un drama que tiene algo de farsa enfermiza y algo de fábula siniestra. Una banda sonora de ruidos mecánicos, repetitivos, acentúa la idea de que algo sombrío está por estallar. Pero si estas decisiones visuales y sonoras de Lanthimos merecen un comentario es porque se muestran con notoriedad, se ostentan como estilo y finalidad por sí mismas. Y sin embargo, no hay mucho más. Las ideas de una corte corrupta, una aristocracia lasciva, un reinado cruel, un castillo de belleza hipócrita, tienen su lugar en el cine desde hace mucho. En realidad, lo más interesante de La favorita es el enfrentamiento entre las dos mujeres aspirantes, mediada por otra mujer que es más débil y más fuerte que ambas, una mujer que ya no aspira a ninguna otra forma de feminidad que no sea el poder, a cuyo servicio está todo, incluso el placer. Con o sin el lente deformante del gran angular, esa deformación es la más escalofriante.
