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Chatarra riesgosa:

El fin de la cultura de lo desechable debería alcanzar al espacio

miércoles, 23 de enero de 2019

Noemí G. Gómez EFE
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

La basura sigue aumentando fuera de la atmósfera, con el riesgo que esto implica para las naves espaciales operativas.



La basura en el espacio no ha parado de crecer. Se calcula que hoy existen casi 30 mil objetos más grandes que una naranja y 750 mil con un tamaño de uno a 10 cm, además de millones milimétricos.

Esta red de desechos, sin importar su tamaño, podría causar daño a una nave espacial operativa, de ahí la necesidad de buscar soluciones urgentes a un problema global y que crece cada vez más, apuntan desde la Agencia Espacial Europea (ESA), cuya oficina de Basura Espacial tuvo en 2018 un "año récord".

Los satélites operados por la ESA tuvieron que hacer un total de 28 maniobras para evitar el impacto de chatarra espacial.

Y es que una colisión de un objeto de 10 cm podría implicar la "fragmentación catastrófica" de un satélite, uno de un cm podría penetrar en los escudos de la Estación Espacial Internacional (EEI) y un pedazo de tan solo un milímetro destruiría subsistemas satelitales.

La mayoría de estos desechos son resultado de explosiones propias de los satélites y cohetes, y de colisiones con otros objetos, lo que multiplica además el número de fragmentos.

Las mediciones realizadas principalmente por los sistemas de vigilancia de EE.UU. y Rusia permiten seguir y catalogar objetos de entre cinco y 10 cm en órbitas bajas, y de entre 0,3 y un metro en altitudes de órbita geoestacionaria (a 36 mil km de altura). Cada uno de estos objetos catalogados (unos 21 mil) tiene una órbita conocida y son seguidos por estos sistemas, en colaboración con telescopios europeos.

Si bien la detección de esta chatarra es importante y se debe mejorar, es solo el principio.

"No solo es tiempo para hablar, sino para tomar decisiones", resume Rolf Densing, jefe del Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Darmstadt (Alemania), donde se celebra desde ayer una conferencia sobre seguridad espacial.

Benjamín Bastida, ingeniero de la oficia de Basura Espacial de la ESA, explica que la tecnología para atrapar y eliminar desechos se está probando con diferentes prototipos.

Es el caso de la misión RemoveDEBRIS de la U. de Surrey en la EEI, que pretende probar una red y un arpón para capturar objetos y arrastrarlos a la atmósfera terrestre para su desintegración.

La ESA no descarta un proyecto de ese tipo, pero ahora está en conversaciones con la industria para determinar qué pequeños satélites retirarían primero y si se puede alargar la vida de alguno de los que ya deberían terminar sus operaciones.

Pero no solo es retirar basura, sino programar naves para que no queden "abandonadas": solo el 10% de satélites y el 25% de cohetes que tendrían que maniobrar para desintegrarse en la atmósfera lo hacen. No obstante, desde 2002 existe una serie de recomendaciones que podrían mejorar estas cifras y dan más esperanzas de limpieza.

Se espera que la basura aumente, porque la carrera espacial continúa su desarrollo, y sobre todo el diseño de pequeños satélites de bajo coste que invaden el espacio.

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