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Coloso definirá en marzo el futuro de la compañía tras venta de Orizon por US$ 20 millones a Igemar y Eperva

lunes, 21 de enero de 2019

Economía y Negocios Online
ValorFuturo


Incierto es el escenario por estos días al interior de la Sociedad Pesquera Coloso. Su poder dentro de la industria pesquera, formando otrora parte de uno de los principales clanes del norte del país, quedó hoy en el pasado, tras formalizar la venta del 20% de las acciones que mantenía en su coligada Orizon, a las sociedades `Pesquera Iquique-Guanaye´ (Igemar) y `Empresa Pesquera Eperva´ (Eperva), por un precio total de US$ 20 millones.

"Se analizaron los flujos que se ven potencialmente en el negocio pesquero, nuestro interés de seguir participando en un negocio de esas características, además de la oportunidad que podía darse de abrir una negociación (...) eso marcó al final el interés de abrir una negociación con el grupo Angelini", explicó a ValorFuturo el gerente general de Coloso, Rafael Sepúlveda.

Una venta que simboliza no solo una pérdida para la compañía de más de US$ 14 millones, sino también la partida de su último principal activo, luego que en septiembre del año pasado, vendiera los títulos que mantenía de Corpesca a la familia Angelini por US$ 17 millones. Ambos representaban un 84% de los activos de la sociedad, siendo el 16% restante, activos financieros líquidos y algunos bienes raíces.

PÉRDIDAS ECONÓMICAS Y MARCO REGULATORIO INESTABLE

En el informe publicado con los resultados del tercer trimestre de 2018, Coloso ya presentaba pérdidas cuantificadas en US$ 1,6 millones, debidas principalmente, según explicó en su análisis razonado, al perjuicio presentado por Orizon en este mismo período, correspondiente a US$ 1,3 millones.

"Más que un sector `a la baja`, para los accionistas y para el directorio de Coloso se marcó cierta etapa y se creyó más conveniente ir desinvirtiendo que mantener su presencia en el rubro", afirmó el representante de la pesquera ligada a Duncan Fox.

Un rubro con horizonte inestable, en medio de los cambios regulatorios tramitados actualmente en la Ley de Pesca, que termina con las licencias a perpetuidad otorgada a empresas del sector, abriendo paso a licitación, además de prohibir el uso de la pesca de arrastre como método de extracción de la jibia.

"Claramente el no tener reglas claras y un marco regulatorio que sea estable, en cualquier sector va a afectar a la inversión, a sus trabajadores y a todo el mundo. Hoy no existe ese marco e incluso éste se ha ido improvisando, como en el caso de la jibia que, actualmente, está en discusión. Eso genera consecuencias de mediano plazo que abre caminos insospechados para cualquier desarrollo futuro", señaló Sepúlveda.

Marzo sería la fecha posible, según el gerente, para definir, junto a la entrega del balance del último trimestre de 2018, el futuro de la compañía, ya sea incursionando en nuevos rubros de inversión o definiendo, tras 51 años, su disolución.

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