El pasado jueves, la Compañía de Jesús dio a conocer la apertura de una investigación previa, luego de haber recibido una denuncia en contra del fallecido sacerdote Renato Poblete Barth, emblemático excapellán del Hogar de Cristo. Según el comunicado difundido por los jesuitas, lo que plantea la denunciante serían "delitos y situaciones abusivas entre 1985 y 1993 de carácter grave en el ámbito sexual, de poder y de conciencia". La situación impactó a la congregación y también a Renato Poblete Ilharreborde, el único sobrino sacerdote del aludido en la denuncia. Pedro Labrín, también jesuita y párroco de la Parroquia de la Santa Cruz en la población Los Nogales, de Estación Central, fue uno de los que lo contactó durante estos días y afirma que ha estado "muy a la altura de la situación". Labrín asegura que el sacerdote Poblete Ilharreborde le comentó que guardaría silencio y tomaría distancia del caso, ni haría ningún juicio público, por su cercanía y parentesco con el excapellán del Hogar de Cristo. "Yo creo que él está bien y viviendo muy sanamente esta pena. En el caso de la familia, es pena", añade Labrín. Lecciones sobre liderazgos El párroco afirma que la noticia es una sorpresa dolorosa pero, también, una oportunidad "para replantearnos el modo en cómo construimos liderazgos". Labrín destaca el trabajo que hizo Poblete Barth, pero apunta que "tenía una vida pública que, yo creo, no tenía el mismo correlato en la vida interna (de la congregación). Era un jesuita bastante común y corriente". Frente al impacto que ha causado la vinculación de acusaciones de este tipo a un personaje ícono de la solidaridad chilena, enfatiza: "Hay un cierto defecto de endiosar desde los medios a las figuras públicas y yo creo que nadie tiene esa estatura de ídolo. Esta es una buena oportunidad para curarnos de la tendencia a la idolatría". Sobre el silencio que ha guardado el provincial jesuita Cristián del Campo desde que se difundió el comunicado, asegura que "es un resorte que hoy no corresponde a la congregación, sino que a la denunciante (...). Ella debe ponderar si hace público o no el contenido de lo que nosotros solamente hemos recibido como delitos graves en materia de abuso sexual, de poder y de conciencia".