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Conclusiones del panel "¿Qué especie queremos ser", al cierre del Congreso Futuro 2019:

Una siesta después de clases tiene el poder para reducir la desigualdad en la educación

domingo, 20 de enero de 2019

JANINA MARCANO F.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Dormir después de una lección mejora el aprendizaje, según estudios presentados por el neurocientífico Sidarta Ribeiro el último día del congreso. La intervención puede hacer la diferencia en escuelas con pocos recursos.



Cuando el viernes la investigadora de tecnología de la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.) Rita Singh salió al escenario y pidió a los asistentes oír una simulación de una amenaza de bomba, la sala quedó en extremo silencio y la mirada del público se concentró en la pantalla, dando cuenta del interés y la curiosidad que generó su arranque.

Segundos después falló el audio y la gente estalló en aplausos, en una muestra de solidaridad a la presentadora que habló sobre el uso de la voz para perfilar a las personas y su relación con la inteligencia artificial.

La última jornada de paneles y charlas de este Congreso Futuro mantuvo la energía del primer día. Una sala llena desde las nueve de la mañana y la misma diversidad: adolescentes, familias y adultos mayores. Estudiantes, profesionales y académicos de distintas áreas.

Temas como la soledad que genera la hiperconexión, la desigualdad, así como la relación entre humanos y máquinas atravesaron los paneles del día, para cerrar con uno titulado "¿Qué especie queremos ser?", reflexión en la que se centró la versión 2019 del evento.

Sidarta Ribeiro, profesor de neurociencia y vicedirector del Instituto del Cerebro de la Universidad Federal de Río Grande del Norte, en Brasil, fue uno de los más aplaudidos del bloque.

Recuerdos sólidos

Sonriente y tranquilo, el científico brasileño habló sobre sus investigaciones que sugieren el uso de siestas para mejorar el aprendizaje en escolares.

La propuesta es simple: hacer que los niños duerman después de una clase determinada.

"El efecto que hemos encontrado no es que los niños aprendan más, sino que la retención del contenido dura mucho más tiempo", explica Ribeiro en declaraciones a "El Mercurio".

"El sueño posterior a la clase parece proteger los contenidos aprendidos, mejorando la duración de los recuerdos".

Su análisis se basa en tres estudios de su equipo. En el más reciente evaluaron el efecto de una siesta de al menos 30 minutos durante seis meses en niños de quinto básico.

Los resultados indicaron una mejora en la duración de los recuerdos sobre lo aprendido, además de una regulación positiva de la expresión de genes que es necesaria para la plasticidad de las neuronas.

Sorprendentemente, cuando los investigadores realizaron una prueba a los niños cinco días después, los que no durmieron siesta habían bajado su conocimiento sobre la materia, mientras que el resto los había mantenido.

Estos hallazgos se acaban de publicar en la revista Nature.

Cerrar la brecha

"Dado que esta intervención es eficaz y de bajo costo, es particularmente adecuada para ayudar a disminuir las desigualdades educativas que están particularmente inclinadas contra los pobres", dijo Ribeiro.

"Si traemos el sueño a la escuela como un aliado, y no como un enemigo, podemos equilibrar la cancha educativa para estudiantes de bajos ingresos".

Para este investigador, el mundo está experimentando el cambio más rápido en la historia de su cultura y la innovación "es implacable", con lo que se crean nuevas oportunidades, pero también realidades inesperadas.

Y el hecho de que la mayoría de la población mundial aún no tenga necesidades básicas cubiertas, como la educación, es una amenaza real para la especie que queremos ser, comentó Ribeiro en alusión al lema del Congreso Futuro.

"Existe el peligro real de que los ricos y los pobres se dividan en dos especies separadas que no compartan genes ni cultura, y por lo tanto tendrán menos empatía entre ellos. El dormir es un camino para solucionarlo cuando aún hay tiempo", aseguró el científico, quien puntualizó con un mensaje claro: "No hay posibilidad de un buen futuro para nuestra especie si dejamos atrás a la mayoría de las personas".

"Debemos aprovechar el conocimiento de la ciencia de vanguardia, el cual apunta a la importancia del sueño para una buena salud mental y física. Esto es especialmente importante en el caso de la educación formal".
Sidarta Ribeiro, neurocientífico

750 millones

de personas analfabetas hay actualmente en el mundo, aproximadamente el 10% de la población total del planeta, según mencionó Ribeiro.

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