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Doce destinos "juveniles" para REDESCUBRIR CHILE

domingo, 20 de enero de 2019

POR Francisco Sepúlveda, Juan Pablo González, Irene Cereceda e Igor Venegas.
Domingo
El Mercurio

En la lista de los destinos nacionales favoritos entre los viajeros jóvenes hay nombres que se repiten hace harto tiempo -como Chiloé o Carretera Austral-, pero también hay sitios y experiencias que comienzan a figurar en la agenda de esos "millennials", que buscan novedad, precios razonables y aventuras inolvidables. Son lugares como los que incluimos aquí.



La Sal

Entre el mar y el desierto

Casi "aislada", playa La Sal se encuentra unos 60 kilómetros al sur de Iquique y se ha vuelto una alternativa a otras de la zona que hasta hace unos años podrían haber figurado en esta misma lista, pero que ahora están demasiado invadidas. En La Sal (que debe su nombre al cercano puerto de Patillos, que alcanzó a mover mensualmente más de 30 mil toneladas de sal y explica que de vez en cuando se vean barcos de gran tamaño cerca de la costa) la gente llega por el día, aunque hay quienes se quedan a acampar sobre todo para vivir la experiencia de estar apretados entre el mar y el desierto, aunque para eso tengan que pagar el precio de tener cero infraestructura. Pero sí mucho silencio por las noches, apenas interrumpido por el ruido de algún camión que pasa por la carretera, que está a unos 400 metros. Para abastecerse, si no trajo todo lo imprescindible desde la ciudad, es necesario ir a Chanavayita, caleta -también playa- que está unos 6 kilómetros hacia el norte, hacia Iquique. Ahí hay algunos sitios donde cocinan la pesca fresca que obtienen los boteros de la zona.

Cerro Toco

Un volcán para iniciarse en el montañismo

Desde San Pedro de Atacama, rumbo hacia la triple frontera -donde se juntan Chile, Bolivia y Argentina- está cerro Toco, que a pesar de su nombre es en realidad un volcán. Uno inactivo, de 5.604 metros de altura, que es un buen sitio en el Altiplano para quienes buscan un debut en el montañismo. Es lo que hace Nicolás Vigil, 31 años, de formación ingeniero comercial, más dedicado al montañismo y la fotografía, también guía de Explora, que ha recorrido largamente el país, y dice que este es su sitio favorito: "Cuando llegas a la cumbre hay una especie de paz absoluta; el único contacto que hay es con la naturaleza, con el espacio abierto y con el viento".

El Toco se ha convertido en un atractivo entonces para principiantes, pero los conocedores, como el mismo Vigil, recomiendan que la gente haga un proceso de aclimatación en cerros más pequeños de la misma zona, para evitar los efectos secundarios de llegar hasta la cima de este volcán. Y así, estar listo para el día en que se asomen al Toco, cuyo ascenso debiera partir, idealmente, hacia las ocho de la mañana, para llegar a lo más alto antes de mediodía.

Baltinache

Como en otro planeta

El encanto de las lagunas de Baltinache a menudo es eclipsado por otras que se pueden visitar desde San Pedro de Atacama y que ya son famosas, como Céjar o Chaxa. Pero eso, que sean menos conocidas, es una ventaja: con un colorido llamativo -celeste intenso- y menos gente alrededor, es un privilegio para pocos. Una estadística "moderna" avala eso: en Instagram, por ejemplo, que es cada vez más la red social de los viajeros, hay unas 20 mil fotos con los hashtags Céjar o Chaxa, y solo 600 de Baltinache.

Quizás esto tenga que ver con que, para verlas, hay que desviarse del circuito turístico tradicional, que sigue camino hacia la cordillera. Para venir a Baltinache hay que seguir un camino de tierra por unos 56 kilómetros, en un paisaje rodeado de imágenes que parecen sacadas de Crónicas Marcianas , de Ray Bradbury. Por eso, y por el objetivo, vale el viaje: sobre todo al atardecer, cuando las lagunas de Baltinache adquieren unas tonalidades intensamente rojas y anaranjadas. Además, una vez ahí, puede probar que la alta salinidad de sus aguas permite vivir una experiencia similar a la del Mar Muerto: es imposible hundirse (y ni lo intente; sus ojos lo van a lamentar). Y es tanta la sal, que las pocas agencias que van hasta esta zona sugieren solo baños de 20 minutos. Por suerte, hay duchas en el mismo lugar.

Pedernales

El otro salar de Atacama

Hay lagunas, flamencos y volcanes, y a ratos la escena parece sacada del salar de Atacama, pero no. Este es menos concurrido y queda más al sur. Pedernales es un salar al interior de Diego de Almagro y a 265 kilómetros de Copiapó, en la Región de Atacama, donde puede encontrar los mismos atardeceres coloridos y lagunas turquesa del otro salar mucho más famoso, pero que lleva muy poco tiempo como hito "turístico". De hecho, parte de su actual divulgación se debe al trabajo de los hermanos Álvaro (30) y Gabriel Rojas (26), que dieron a conocer cerca de 25 lagunas de distintas características con las que se encontraron mientras exploraban las cercanías de la cordillera Claudio Gay.

Los Rojas son los responsables de Proyecto Chasqui , una iniciativa financiada con un Fondart regional para fotografiar restos de adoratorios de altura de la cultura inca en la comuna de Diego de Almagro. Y con esa experiencia, saben el valor de Pedernales: "Somos una comuna pequeña, conocida por la minería e invisibilizada por Bahía Inglesa, pero en este salar encuentras paisajes similares a los de San Pedro. Y quizá mejores, porque el lugar aún no es tan concurrido", según dice Álvaro.

En el salar de Pedernales se puede realizar un ascenso al volcán Doña Inés (5.092 metros sobre el nivel del mar) o un circuito que pasa por sitios como la laguna de los Flamencos, donde hay un mirador que permite ver estas aves, además de patos, y el paisaje mineral de esta naturaleza. Está la opción de quedarse una noche, para ver antes el atardecer desde esta laguna.

Con su nueva "fama" recién haciéndose, vale la pena seguir estas recomendaciones: no transite por el salar en automóvil, cuide el entorno y siga los caminos establecidos.

Pichicuy

El futuro del surf

A dos horas de Santiago por la 5 Norte, ya en la Región de Valparaíso, Pichicuy es una pequeña caleta de aproximadamente 700 habitantes, y es también una playa que se extiende unos 6 kilómetros hasta Longotoma y que todavía no es tan concurrida. Algo que podría ir cambiando quizá pronto. De hecho, en años recientes, Pichicuy ha sido escenario de algunas competencias de surf de nivel nacional, que han atraído a nombres importantes de esta disciplina y también a los viajeros curiosos. Los que llegan ven aquí una caleta más bien sencilla, con pescadores artesanales y algunos restaurantes (como el Miramar, donde hay unas respetables pailas marinas por 6 mil pesos). Pero también hay actividades más intensas, como el de Buceo Pichicuy, que hace una salida básica llamada Discovery Scuba Diver , para aprender lo esencial de esta disciplina en 40 minutos (45 mil pesos). Los profes pertenecen a la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI) y realizan además talleres de especialización como buceo profundo, en naufragio o con traje seco, entre otros ( BuceoPichicuy.com ).

Catapilco

Entre la playa y el campo

Catapilco es un pueblo pequeño (tiene alrededor de 1.400 habitantes), pero con historia grande: aparte de ser uno de los pueblos más antiguos del país -sus inicios se remontan al siglo XVI-, tuvo un curioso momento de esplendor en 1853, cuando se construyó aquí el primer embalse artificial de Sudamérica, para fomentar la agricultura local. Pero con todo, lo que mantiene este lugar es el espíritu de campo, que se ha ido modernizando con emprendimientos que practican la recolección de huevos de gallinas libres o recuperan la producción artesanal de miel de abeja. Así es como desde hace poco se pueden encontrar aquí sitios como la parcela La Chacra o la granja Senderos de Catapilco, que promueven la agricultura ecológica. Y de esta forma, de a poco, ha comenzado a atraer a los visitantes. También ayuda en eso su cercanía a playas como las de Zapallar y Maitencillo, que quedan a menos de 30 kilómetros, o unos 15 minutos en auto. O algo más en bicicleta.

Tres Chorrillos

El secreto de Rengo

Aproximadamente a una hora y media de Santiago, en las cercanías de Rengo, Tres Chorrillos es un circuito de trekking de dificultad media-baja que permite llegar a dos cascadas rodeadas de vegetación. Un sendero actualmente conocido más que nada por la gente de Rengo y del poblado de Cerrillos, en la Región de O'Higgins, pero que hasta hace poco pasaba -y todavía pasa- un poco inadvertido entre los aficionados al senderismo o quienes buscan escapes en medio de la naturaleza. Eso ha ido cambiando un poco desde que se comenzó a promover su existencia, sobre todo para asegurar el cuidado de las cascadas naturales y del sendero mismo.

Encontrarse con las cascadas de Tres Chorrillos involucra un sendero acompañado con montañas de fondo, en una caminata de aproximadamente una hora. La primera cascada a la que se llega, la más pequeña, tiene aguas cristalinas y frescas. La segunda, de aproximadamente 15 metros, es considerada el gran premio del trayecto y es donde las personas se instalan a descansar y disfrutar del paisaje. Hay una tercera caída de agua que se puede ver, pero ya no a través de la caminata, sino haciendo canyoning, es decir, descenso con cuerdas por la cascada misma. Un dato adicional es que en las cercanías de Tres Chorrillos, en el cerro Tipaume, hay algunas pistas de mountain bike bien conocidas entre los seguidores de este deporte.

El Cable

El regreso de los viajeros

Entre puerto Maguillines y Constitución, en la Región del Maule, El Cable es una playa de arenas negras que se mantiene más o menos oculta por los bosques de la zona costera. Hace nueve años, esta fue una de las tantas zonas muy afectadas por el maremoto que arrasó a las costas nacionales, pero los pobladores de aquí quieren superar ese recuerdo impulsando nuevos emprendimientos para atraer a los viajeros. Casi de forma obstinada, gente como los dueños del Hotel Playa El Cable han vuelto a atraer a los forasteros (en el caso de este alojamiento, con un emplazamiento con balcones y piscina que entrega una espectacular vista al mar).

Lleu Lleu

El lago más limpio

En plena cordillera de Nahuelbuta, 14 kilómetros al suroeste de Contulmo, en la Región del Biobío, el Lleu Lleu tiene un buen título a su favor: según un estudio técnico de la Dirección General de Aguas (DGA), las aguas de este lago serían las más limpias de nuestro país. El dato, en todo caso, es casi olvidable cuando uno ve el lugar y su entorno: paisaje colorido y abundante flora autóctona, con bosques de raulí, avellano, canelo, arrayán y boldo.

Gran parte del mérito en la conservación de esta área se debe a las comunidades mapuche del entorno. Entre otras cosas, ellos establecieron la prohibición para que se metan embarcaciones con motor en el lago, permitiendo solo embarcaciones a vela o kayaks ( LleuLleu.cl ). Además, las mismas comunidades supervisan que el turismo se haga de forma respetuosa, y permiten que algunas cooperativas realicen actividades, entre ellas Wenu Mapu Aventura ( instagram.com/wenumapu_aventura ), que hace navegaciones en el lago, cabalgatas y salidas de trekking a sitios como Piedra de Águila, una gran roca que sirve como mirador y desde donde se puede observar el océano Pacífico, isla Mocha y algunos volcanes de la zona.

Duhatao

Un paraíso natural en Chiloé

En una región exuberante en naturaleza, con extensos sectores de acantilados, bahías, canales, riachuelos, cuevas, cavernas y un gran bosque autóctono, se encuentra Duhatao, un pequeño pueblo de gente que se dedica a la recolección de algas, y que se ha ido volviendo conocido porque también está rodeado de buenos senderos para trekkear, que incluyen hasta miradores naturales. "El lugar es increíble, ya que se puede ver cómo se fue erosionando la orilla", dice Nicolás Guzmán, fotógrafo con una bien popular cuenta en Instagram, quien agrega que "Cuando fui, me topé con dos pudús".

Para llegar, en auto, desde Ancud hay que tomar la Ruta W20 que luego empalma, aproximadamente en el kilómetro 12, con la W220 que va hasta Duhatao. La opción al vehículo particular son los buses que van de Ancud a Pumillahue, donde se toma un taxi para ir al destino final. Y hay otra manera más: haciendo un trekking desde la localidad de Chepu. Hay una buena ruta. Como sea, esto es importante: como el lugar todavía es poco concurrido, es recomendable encontrar alojamiento en alguna zona aledaña.

Llancahué

La isla del relajo

Eso del "relajo" usualmente suena a lugares de fiesta, estilo Caribe, pero también está el otro relajo: el de una isla donde hay poco más que hacer que saberse privilegiado en medio del silencio, donde contemplar las variantes de azul y verde que parecen teñir cada rincón de la isla Llancahué, que es parte de la comuna de Huailahué, en la Región de los Lagos. Una localidad de cielos limpios, donde en verano no es raro que se deje caer alguna lluvia, lo que explica, entre otras cosas, la vegetación exuberante de los cerros locales. Llancahué es especialmente conocido por sus termas, "descubiertas" hacia comienzos del siglo XX, con aguas que alcanzan temperaturas de hasta 55° y que se explican por los cordones volcánicos que cruzan toda esta región. Unas termas tranquilas, en el estilo de toda la isla, donde el turismo todavía es moderado y donde solo hay un hotel que no tiene más de 20 habitaciones. Todo ayuda aquí a tener una genuina sensación de aislamiento, pese a que estamos a solo 110 kilómetros de Puerto Montt (el traslado en lancha desde Hornopirén dura aproximadamente unos 40 minutos).

Duff

La gran recompensa en Cerro Castillo

Cielo azul, glaciar, agua turquesa. Tres datos que describen bien a Duff, una laguna a la que se llega después de un circuito de 3 o 4 días en el Parque Nacional Cerro Castillo ( ParqueNacionalCerroCastillo.cl ), Región de Aysén, por lo que este hito natural se convierte en una recompensa más que justa para quienes logran completar el recorrido. Y todavía tienen energía para un día más.

François Pouzet (31), uno de los administradores de la página web y de la cuenta de Instagram Trekking en Chile , practica esta disciplina hace diez años y junto a su señora, Camila Valenzuela (31), recorrió el circuito en Cerro Castillo como parte de su viaje de luna de miel: "Estar allí es como sentirse, de alguna manera, en la Luna. Es como un paisaje de otro planeta. Después de subir unos roqueríos, encontrarse con esta laguna en medio de la nada, es algo muy gratificante", dice Pouzet.

El punto es que para conocer esta laguna hay que extender un día el ya cada vez más apetecido trekking en Cerro Castillo: para encontrarla, es necesario iniciar el sendero desde el Campamento Neozelandés, al que se llega al culminar el circuito oficial por Cerro Castillo. Allí se puede dejar la carpa armada y parte del equipo más pesado. Luego, desde el campamento se realiza una caminata de casi una hora hasta la laguna Duff.

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