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Economista Andrés Velasco analiza la coyuntura desde Londres

Brexit: "La gran lección que tenemos que sacar es que las estupideces políticas se pagan caras"

domingo, 13 de enero de 2019

Constanza Capdevila de la Cerda.
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio

Testigo privilegiado del eventual proceso de salida de Gran Bretaña de la UE, advierte de la polarización que se vive en el país, y asegura: "La única salida sensata es que alguien diga que esto fue un tremendo error y es mejor dar un paso atrás".



Testigo privilegiado del momento histórico que se vive hoy en Gran Bretaña es el economista Andrés Velasco. Al teléfono, desde su oficina como decano de la Escuela de Políticas Públicas de London School of Economics (LSE), el exministro de Hacienda asegura que el ambiente que es de confusión, temor e incertidumbre.

Este martes los miembros del Parlamento votarán una decisión neurálgica sobre el Brexit con la Unión Europea. La situación se ha transformado en un problema de proporciones, al no haber acuerdo sobre los términos de esta salida y por los efectos inusitados que pueden derivarse para Irlanda y Escocia, y sobre la posición en que quedarán el comercio y el tránsito con el bloque comunitario.

Velasco llegó a vivir a Londres en septiembre de 2018, y más tarde lo hizo su mujer, la periodista Consuelo Saavedra y sus tres hijos. Confiesa que han sido cuatro meses fascinantes, pero también se lo oye preocupado.

"La gran lección que tenemos que sacar es que las estupideces políticas se pagan caras. Esto partió porque el Partido Conservador estaba dividido y jamás pensaron que la opción Brexit ganaría. Fue un cálculo político interno y a David Cameron le salió el tiro por la culata. Cuando la política chica prima sobre la grande, a veces las consecuencias son grandes", reflexiona.

El economista asegura que, tras el proceso, queda en evidencia que no se puede someter una decisión tan importante, de carácter constitucional, a un referéndum en que la alternativa sea sí o no. "Mucha gente no votó y muchos lo hicieron sin saber respecto a qué estaban votando y cuál de las alternativas de Brexit. Todas esas cosas importan. Es clave hoy en Chile, cuando vemos una creciente descomposición de la política, de las instituciones, con entidades tan respetadas como Carabineros o el Poder Judicial que están en tela de juicio, darnos cuenta que cuando esas cosas andan mal, los costos para el ciudadano promedio pueden ser gigantescos", advierte.

-¿Cuál es su pronóstico para la votación del martes?

"Hay consenso en que el plan como está no tiene los votos para ser aprobado. Pero a última hora podría surgir una concesión de la UE, quizás puramente cosmética, y que el plan que se vote al final sea distinto. Otra alternativa es que se vote, se rechace por un margen pequeño y eso le dé espacio al gobierno para llamar a una segunda votación, que contemple algún cambio. Una tercera alternativa es que el plan actual sea rechazado, pero el gobierno y el Partido Conservador reagrupen fuerzas y busquen otra alternativa de Brexit".

-¿Cuál sería esa "otra" alternativa?

"Que Gran Bretaña tenga el mismo estatus comercial que tiene Noruega respecto de la UE: no es miembro, pero sí lo es del área de libre comercio vinculada a la UE. Pero sería un cambio más cosmético que real. Hay una cuarta opción, y es que todo lo que el gobierno propone se rechace, que caiga el gobierno y que otro conservador asuma o que se llame a nuevas elecciones; o que otro gobierno conservador o laborista llame a un nuevo referéndum".

"Quien diga que hay un escenario altamente probable, está inventando. La Primera Ministra podría sacar un conejo del sombrero inesperadamente, pero cuesta imaginarse. No sería nada de raro que se esté negociando una alternativa en Bruselas".

-Pero la UE ha sido clara en señalar que no renegociará el acuerdo.

"En las últimas horas se abrió una posibilidad. El estatus de Irlanda del Norte está trabando un acuerdo. La decisión errada de salirse de la UE está resquebrajando la unidad del Reino Unido. Irlanda del Norte comparte una isla con la República de Irlanda. Uno de los asuntos más espinudos es qué pasaría comercialmente con Irlanda del Norte, porque ellos y la República de Irlanda son parte de la Unión Europea y no hay fronteras en la isla. Si Gran Bretaña abandona la UE, la isla de Irlanda volvería a dividirse. Y si Gran Bretaña sale de la UE e Irlanda del Norte quedase integrada a Irlanda del Sur, lo que estaría pasando es que el Reino Unido se rompería: Irlanda del Norte pasaría a ser, en los hechos, parte de la República de Irlanda".

"El tratamiento que se le dé al asunto irlandés es quizás el más complejo, porque si Gran Bretaña termina saliéndose de la Unión Europea, Escocia podría preferir quedarse dentro de ella".

-¿Qué efectos prácticos ha ocasionado en la vida cotidiana el Brexit?

"Desde hace mucho tiempo que Gran Bretaña no estaba expuesta a este nivel de incertidumbre. Nadie sabe si en marzo el país va a ser miembro de la Unión Europea. ¿Qué tipo de comercio va a haber con el resto de Europa? ¿Bajo qué condiciones? ¿Cuál será el real impacto en la economía?".

-¿Cómo es el ambiente en los círculos donde usted se mueve?

"Es 'el' tema de conversación. Un país como el Reino Unido donde se inventó la democracia, está embarcado en una locura y mucha gente se arrepiente de un voto que fue precipitado; donde nadie sabe muy bien cómo se sale de este embrollo, y donde los riesgos económicos y políticos son muy grandes".

-¿Cuáles son los principales temores de la ciudadanía?

"Europa es el principal socio comercial del Reino Unido. Si hay una salida sin acuerdo, el 30 de marzo, cuando el exportador británico cargue sus productos en un camión y trate de subirse a un ferry para cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Francia, no se lo van a permitir porque el ferry se regía por normas de la UE que ya no corren. Y la ausencia de aranceles que antes primaba tal vez desapareció y las normas sanitarias no van a estar claras. Los exportadores no saben si sus empresas va a poder vender los productos ni si su trabajo va a existir".

-¿Y en términos políticos?

"El país se ve amargamente dividido. El Partido Conservador está hecho trizas; el Partido Laborista es una sombra de lo que fue, con los sectores más moderados al borde de abandonar; y el Partido Liberal Demócrata hoy tiene muy pocos miembros en el Parlamento. El nivel del debate es muy bajo, lleno de insultos. El método de funcionamiento del Parlamento está cuestionado. Para bien o para mal, este es un gobierno de corta vida".

-¿Cómo perjudica a la economía del país este nivel de incertidumbre?

"Ante un futuro incierto, la actividad económica y la inversión se resienten y se ha empezado a ver en Gran Bretaña. Tradicionalmente, la libre esterlina valía 1,5 dólares y hoy está en torno a 1,25; y podría seguir cayendo".

-¿Qué salida tiene todo esto?

"La única salida sensata es que alguien se pare en el hemiciclo de la Cámara de los Comunes y diga que esto fue un tremendo error y que es mejor dar un paso atrás y reconsiderar. Jurídicamente se puede; una ley modifica otra ley. Eso sería lo que naturalmente ocurriría, si la oposición fuera sensata. Inglaterra está en el peor de los mundos, en los hechos están operando unidos el extremo derecho del Partido Conservador y el extremo izquierdo del Partido Laborista y la sensatez no prima en ninguno de esos grupos".

-¿Cómo afectaría la imagen del Reino Unido el echar pie atrás?

"Es peor cometer un error del cual te vas a arrepentir por los próximos 50 años. A los países, y a los seres humanos, les cuesta tragar saliva y decir "metí la pata", pero conviene hacerlo".

-¿Qué efectos tendrá para Chile toda esta situación?

"En el corto plazo podrían ser buenos. Por ejemplo, si ponen aranceles a los vinos importados desde Francia, Italia y España, van a ser más caros, y la gente podría preferir los vinos chilenos, argentinos o australianos, porque van a terminar siendo más baratos".

 "Un país políticamente sofisticado como el Reino Unido, donde se inventó la democracia, está embarcado en una locura y mucha gente se arrepiente de un voto que fue precipitado; donde nadie sabe muy bien cómo se sale de este embrollo". 

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