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Escuelas deportivas Home Run:

Una academia itinerante de béisbol logra integrar a escolares migrantes y chilenos

domingo, 06 de enero de 2019

JANINA MARCANO
Educación
El Mercurio

La iniciativa interviene en centros a los que han llegado venezolanos o dominicanos, quienes han fortalecido lazos con sus compañeros locales a través de un deporte que es muy popular en sus países de origen.



Cristian Valdez (12), nacido en República Dominicana, describe el primer juego de béisbol en su escuela de Renca como "estar en casa".

"Es un deporte que siempre jugaba en mi país y sentí que estaba allá. Además hice un amigo chileno", cuenta Cristian, quien llegó a Chile hace dos años y estudia en la Escuela Manuel Bulnes Prieto (Renca).

"Antes me sentía un poco incómodo, pero ahora me siento como acompañado. Me siento feliz", dice.

El estudiante se refiere a las intervenciones de las "Escuelas Deportivas Home Run", una iniciativa creada por el venezolano Diego Torres, entrenador de la Selección Chilena de Béisbol, con apoyo de un académico nacional.

El proyecto convierte las clases de educación física de los establecimientos con alta tasa de niños migrantes en un partido de béisbol, deporte tradicional en países como Venezuela y República Dominicana.

"La idea es transformar el juego en un espacio de integración", comenta Torres, quien realizó un taller de un mes en la escuela de Renca -allí el porcentaje de extranjeros alcanza el 12%- y otro de dos meses en el Liceo de Aplicación.

En noviembre pasado, la iniciativa resultó ganadora del concurso Impacta Migraciones, una competencia organizada por el Laboratorio de Gobierno que premia ideas cuyos focos sean potenciar instancias de encuentro e inclusión.

Según comenta Torres, en la escuela de Renca muchos dominicanos, venezolanos o peruanos quedaban desplazados en los recreos cuando la mayoría de los alumnos jugaba fútbol.

"Pero cuando llegó el béisbol a esos niños les cambió la cara", cuenta el venezolano. "Eran capaces de explicarle al resto cómo se juega, pasaron a tener una voz, al mismo tiempo que el chileno se emocionaba con un deporte nuevo y se crearon lazos entre ellos".

Así lo cuenta Alejandro Alderete (9), alumno chileno de esa escuela. "Me hice amigo de un compañero venezolano que cuando llegó lo molestaban porque era de otro país y yo siempre les decía que no importa, si él es igual que todos", cuenta Alejandro.

"Al final, después que llegó la escuela de béisbol, ellos también se hicieron sus amigos", asegura el niño.

El director del establecimiento, Manfredo Languer, describe la experiencia como un boom . "Los niños se sintieron muy estimados y reconocidos", cuenta. "Y cuando se sienten reconocidos asumen que la escuela los acoge sin una mirada asistencialista, sino que los integra", dice.

El director opina que instalar iniciativas de este tipo es una "manera práctica de lograr que los planes de inclusión no queden en un enunciado".

Para Ángel Rivero (16), venezolano que asiste al Liceo de Aplicación, el taller fue su primera instancia para compartir con estudiantes chilenos.

"Me siento más cómodo. Un compañero chileno empezó a preguntarme mucho sobre béisbol y yo lo invité al Estadio Nacional. Ahora siempre andamos juntos. La amistad quedó", comenta.

Con el premio de 15 millones de pesos de Impacta Migraciones, esta academia itinerante de béisbol espera dejar equipamiento en las escuelas que visita, así como llegar a más establecimientos de Santiago, Independencia y Cerro Navia.

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