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El artista presenta su nuevo trabajo en el edificio CV Galería:

Gonzalo Pedraza y su disección del paisaje chileno

viernes, 28 de diciembre de 2018

Daniela Silva Astorga
Cultura
El Mercurio

Una serie de plantas y especies marinas construidas con pinturas halladas en Franklin componen la muestra "Obras naturales".



Desde que abandonó el papel de curador de exposiciones -como las exitosas "Colección vecinal" (2008) y "Colección de imágenes" (2011)- para convertirse en artista, Gonzalo Pedraza (1982) ha investigado tanto la cultura natural como la cultura visual de Chile, y ha reunido ambos conceptos bajo el paraguas de la fantasía. Es que frente al paisaje natural, lo que cimienta su interés creativo es cómo aquí un grupo de industriales decimonónicos construyó a la fuerza -y luchando contra la aridez del territorio- la imagen de un país verde, de jardines cuidados y frondosos.

Mientras que al pensar en la cultura visual, Pedraza comienza con la idea de una nación que la configuró mirando enciclopedias, fotografías y referencias externas de las grandes obras de arte, sin tener acceso físico y real a ellas. "Todo esto alude finalmente a cierto aislamiento de nuestra sociedad, que creó una espacialidad que no es natural. Es un artificio de quienes tuvieron una gran voluntad para transformar el paisaje", apunta.

Cuando Pedraza empezó a trabajar bajo esas ideas, las cruzó con la tradición de la pintura de paisaje en Chile e inició una ambiciosa recolección de cuadros antiguos. Pero no de cualquiera. "Quise reunir solo paisajes presentes en el barrio Franklin. Es decir, los que no están validados por el sistema del arte, y que, por lo mismo, jamás cruzarán las puertas de un museo para ser expuestos ahí. Están prácticamente en la cuneta", comenta el artista. Y las telas que compiló luego se transformaron en la materia prima de una serie de plantas e insectos que construyó -a partir de cortes- y expuso en 2015 en "Colección natural" (CorpArtes). Una muestra que ahora, de cierta manera, continúa con "Obras Naturales", un conjunto de nuevos trabajos que exhibe hasta el 31 de enero en el edificio CV Galería (Alonso de Córdova 4355).

Entre la tierra y el mar

La exposición se compone por tres grupos de obras. El primero se denomina "Gabinete de tierra" y reúne -entre cuadros, cajas de luz y dioramas- una veintena de piezas que presentan flores y hojas, que el artista confeccionó recortando pinturas de paisaje que halló en ferias libres. Su idea fue reconstruir la imagen real de nuestro paisaje seco y amarillo. "Para trabajar elegí -dice Pedraza- copias muy similares a las obras de los grandes pintores chilenos del siglo XIX, como Valenzuela Llanos, Valenzuela Puelma y Juan Francisco González, y las dejé con la forma de plantas nativas nacionales. También usé dos retratos de hombres, que son apastelados, y que representan al sujeto industrial del 1800".

El segundo conjunto de obras es "Ojos de hojas" y se compone por una serie de 24 fotografías intervenidas. Pedraza tomó las enciclopedias del Museo del Prado, eligió pinturas reconocidas y ubicó hojas de árboles sobre la mirada de los retratados. Mientras que el tercer conjunto de trabajos -"Gabinete de agua"- presenta 12 pinturas marinas recortadas hasta quedar con la forma de medusas, corales, mantarrayas y caballos de mar, que parecen componer un gabinete naturalista.

"Seleccioné marinas que son de copistas de pinturas antiguas, en Franklin. Ellos toman, mirándolo en libros, el trabajo de importantes pintores europeos. Me parece muy bonito ese juego de copiar a los grandes a través de enciclopedias que al final nunca te muestran la obra tal como es, porque según la impresión y los cambios de color, tú observabas distintas versiones. Estudié historia del arte y siempre cuando veíamos grandes pinturas lo hacíamos a través de una diapositiva o proyección. Así que se apagaba la luz y se acababa el arte. No había una experiencia corporal frente a la obra, siempre aparecía mediado por algo", reafirma Pedraza, quien tiene como artistas referenciales a los pintores Marianne North y David Teniers.

-Ya son cuatro años desde que dejó la curatoría para ser artista. ¿Cómo evalúa la decisión?

"El cambio fue lo mejor. Me parece que trabajar como artista teniendo el peso de la historia del arte y del estudio teórico te hace posicionarte en lugares menos previsibles y académicos, y más libres, divertidos. Eso es lo más interesante".

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