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testimonio de Rodrigo Abett de la Torre:

"Lo realmente importante está al alcance de la mano"

viernes, 14 de diciembre de 2018


Ediciones Especiales
El Mercurio




Rodrigo Abett de la Torre realiza desde hace un año un voluntariado como profesor del taller de Pilates que la Unidad de Medicina Integrativa (UMI) pone a disposición de los pacientes de Fundación Arturo López Pérez. Pero su relación con FALP comenzó antes, en 2016. De hecho, la Navidad de ese año la pasó internado en el Instituto Oncológico.

"Imagínate todo lo que implica eso, con hijos chicos. Pero aprendí que lo único que tenía a mano era el presente, hacerme cargo de mi vida estando ahí. No pensando en mi casa, mi trabajo o mi familia, porque sufría", recuerda sobre el proceso que vivió como paciente.

Con 39 años, Rodrigo notó lo que parecía un quiste sobre la clavícula. No le dio importancia, pero empezó a crecer y ahí se preocupó. "Me hice exámenes en una clínica y me querían operar. No me dijeron que era cáncer. Me mandaron a FALP a hacerme un PET y ahí me encontré con una amiga doctora que me dijo 'usted no se puede operar sin saber qué hay'. Eso es súper importante".

Después de realizarse más estudios, en FALP se le diagnosticó un sarcoma de Ewing extraóseo y comenzó a tratarse con el Dr. Mauricio Mahave, jefe de Quimioterapia. "Aquí me comentaron que mi caso era raro, pero que había varios. Antes había ido a cinco clínicas distintas, donde decían que los exámenes estaban malos y no creían que tuviera esa enfermedad porque era muy rara en adultos. Ahí te das cuenta de que a FALP, al ser un centro especializado, llega de todo, desde los casos más comunes a los más extraños".

Rodrigo enfrentó nueve ciclos de quimioterapia con hospitalizaciones de cinco días cada uno, más tratamiento ambulatorio cada 14 días. Luego fue operado por el Dr. David Cohn para extirpar el tumor y se sometió a la mitad restante de ciclos de quimio.

"Fue duro, pero tenía que jugármela. A mí me dieron confianza la experiencia del doctor y de FALP, y contar con el Convenio Oncológico. Porque yo soy hincha del Convenio, creo que gracias a que lo tenía me empecé a mejorar, jaja".

Comenzó entonces un proceso de "armonización" que Rodrigo hoy comparte en su taller de Pilates, una de las terapias complementarias que ofrece la UMI. "Lo fundamental es que las personas que vienen a clases tengan una experiencia de armonía basada en disfrutar el movimiento. En todo mi proceso lo experimenté conmigo: hacer ejercicios, cuidar la postura, meditar tomando conciencia de la respiración, del presente. Los alumnos llegan a relajarse, a vivir la confianza desde el movimiento".

Lo anterior, explica Rodrigo, implica también aprender a soltar el control. Su propia vivencia de aquella Navidad hospitalizado en FALP le sirve de ejemplo: "Planifiqué todo para que el tratamiento no coincidiera con las fiestas de fin de año y al final terminé internado igual por una baja inmunológica. Pero aproveché el tiempo para descansar y no tener ninguna responsabilidad más que mejorarme. No luché, sino que me armonicé. Cuando uno está hospitalizado valora tantas cosas: caminar por la calle, estar con la familia, los amigos, lo simple. Que estas fiestas de fin de año nos sirvan para reflexionar que lo realmente importante está al alcance de la mano. Es una conversación, una sonrisa, un consejo, ir a la plaza, lavarte la cara sin pensar que se te va a cortar la sonda. Y todos los días agradecer por el regalo de estar vivo".

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