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Recorrido en un bus eléctrico de la empresa Metbus:

Viajé de Peñalolén a Maipú en manos de un novel electroconductor del Transantiago

viernes, 14 de diciembre de 2018

Alexis Ibarra O.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Son más espaciosos y "fresquitos", comentaban los pasajeros de uno de los cien buses eléctricos que comienzan a circular mañana. Su chofer, José Ceballos, dice que aquí la gente anda de mejor ánimo y lo atribuye a la comodidad.



"Estos buses se encienden de otra manera. Presionas el freno y aprietas el botón power ", dice José Ceballos (62), el electroconductor que se apronta a iniciar su recorrido de 60 kilómetros desde lo alto de Peñalolén a Maipú, ida y vuelta.

"Enciéndalo", le digo, para experimentar la partida de este bus eléctrico. "Pero, amigo; si ya lo encendí hace rato", me dice, y se ríe al ver mi cara de sorpresa.

José Ceballos es uno de los 233 electroconductores de la empresa Metbus que el lunes se graduaron de un curso impartido por el Centro de Energía de la U. de Chile, en el que aprendieron sobre electromovilidad. Muchos de ellos saldrán a la calle a bordo de los 100 buses eléctricos que este sábado recorrerán las calles de Santiago, tras un año de prueba con tres máquinas que cubrieron dos recorridos en Santiago. Primero lo harán buses del recorrido 519, para sumarse las líneas 507c y 516 en los siguientes sábados.

Partimos en el terminal Los Espinos, en lo alto de Peñalolén. El recorrido nos lleva por Grecia, pasando por la Alameda y finalmente a Maipú, donde se arriba a otro terminal de Metbus.

Con delicadeza

"Es otra cosa, es como una cuna. Para el conductor es muy cómodo, porque la cabina es segura y al subirte ajustas la butaca que se amolda a tu espalda. La conducción es similar a un bus tradicional de transmisión automática, pero acá no hay ruido, solo el del aire acondicionado", dice don José, que lleva 10 años trabajando en la locomoción pública, el mismo tiempo de vida útil de un bus eléctrico.

"Eso sí -advierte-, acá tienes que acelerar y frenar más lento. Si presionas muy brusco el acelerador, la gente se va para atrás, porque tiene una partida muy rápida. Para frenar tienes que hacerlo de a poco y la máquina se va frenando sola, hasta llegar al paradero. En una pendiente, como las que me tocan a la vuelta al subir a Peñalolén, no tengo que accionar el freno de mano, ya que la máquina queda frenada hasta que vuelvo a apretar el acelerador.

Partimos en un recorrido habitual de la Línea 516. La carga de batería está en 73%. Estos buses tardan tres horas en cargarse completamente. Lo hacen al final del recorrido, durante la noche, en los electroterminales implementados por Enel tanto en Peñalolén como en Maipú. "Hay 100 puntos de carga: 63 en Peñalolén y 37 en Maipú", dice Humberto Franchini, gerente de Operaciones de Metbus. Dice que la inversión inicial del bus es alta, pero ahorran en la operación. "Calculamos que gastan $70 por kilómetro, en comparación con los cerca de $300 que se gastan en un bus con combustible".

Estacionado en el terminal, el termómetro al interior del bus marca 35°, temperatura que comienza a bajar a medida que nos movemos. Es la modernidad fresca de aire acondicionado.

Se suben los primeros pasajeros, son dos jóvenes, ninguno pasa su Bip! A pesar de su avanzada tecnología, estos buses no impiden la evasión y no tienen torniquete. En el transcurso del viaje, casi la mitad no pagará su pasaje; los que lo hacen son los mayores.

Sí pagó la señora María Gabriela Zurita (70), quien viaja con su nieto Tomás. Todos los días lo va a dejar y a buscar al colegio. "Están muy lindos. Primera vez que me subo a uno de estos. Son muy cómodos, se ven más espaciosos y suenan muy poquito. Ojalá que la gente los cuide", dice esperanzada.

Es lo que espera una mayoría. "Que los cuiden, que no los saquen los días de partidos; que la gente aprenda a valorar esto, porque les sirve a ellos mismos", decían.

Enfilamos por el corredor de Grecia tras bajar de Peñalolén. El termómetro marca agradables 21grados. Le preguntó a nuestro chofer cuánta energía hemos gastado. "Nada -responde-; de hecho, marca 73,3%; o sea, ganamos energía. Cada vez que freno y no aceleró, el bus regenera energía", explica.

En los paraderos, los más jóvenes advierten que el bus es diferente, que es eléctrico, y se alegran de su suerte. Francisco Varas, jefe de patio en el Terminal Los Espinos, entrega un dato: la aplicación Transapp muestra el recorrido de los buses eléctricos. Felipe Hernández, uno de sus creadores, dice que este servicio estará disponible en tiempo real para los usuarios el próximo sábado en el sitio buseselectricos .transapp.cl y en la app , donde los buses eléctricos son representados con un ícono de color rojo.

Por dentro

El modelo del bus en que viajo tiene cargadores de celulares Chisper en algunos pilares. Para usarlos hay que bajar una aplicación. Otros modelos tienen cargadores en cada pilar y no es necesaria la app. Aquí también hay wifi. Lo usé para mandar mensajes por WhatsApp, pero no pude enviar una foto.

Llegamos a la Estación Central y el indicador de la batería marca 68%. Don José comenta que hasta la disposición de la gente cambia al viajar en estos buses: "Como no hace calor y no hay ruido, todos van como más relajados y contentos".

A los que no les va bien es a dos heladeros y al vendedor de agua que subieron. "Que está fresquito acá", dice uno al entrar, para luego ofrecer sus helados a viva voz, pero nadie le compra. Efectos del clima interno.

Ya son más de las siete de la tarde cuando, de vuelta de Maipú, pasamos por La Moneda. Afuera ya no hace tanto calor y adentro hace frío: el termómetro marca 16,5 grados. "Y eso que llevo al aire al mínimo", retruca José.

Él pensaba que estos buses no tendrían la suficiente fuerza para los empinados caminos de Peñalolén, "pero sube de lo más bien". Faltan 15 minutos para las nueve y el bus llega al terminal tras cuatro horas de viaje. La batería marca 45,6%, le alcanza y le sobra para otra vuelta, ya que con su carga máxima pueden recorrer hasta 250 kilómetros.

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