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Acuerdo será votado en el Parlamento antes del 21 de enero:

Unión Europea le cierra la puerta a renegociar el Brexit, mientras May intenta salvar el pacto

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Nicolás García de Val
Internacional
El Mercurio

La Primera Ministra británica se reunió con la Canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Ambos le dijeron que el acuerdo es definitivo, pero se mostraron abiertos a "hacer clarificaciones".



Después de aplazar, a última hora, la votación en el Parlamento británico sobre el acuerdo de salida de la Unión Europea (UE), la Primera Ministra, Theresa May, comenzó a buscar concesiones de sus socios, pero la respuesta que recibió fue clara: no habrá nuevas negociaciones.

La líder conservadora se reunió ayer con el Primer Ministro holandés, Mark Rutte; con la Canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Todos se mostraron abiertos a buscar una solución, pero precisaron que no modificarán el pacto.

Merkel no habló públicamente tras la reunión, pero le reiteró a May que no se reabrirá el proceso de negociación del acuerdo que está ahora sobre la mesa, según fuentes consultadas por la agencia de noticias DPA. El lunes, su ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, aseguró que "el acuerdo actual aporta una sólida base para la salida de Reino Unido de la UE".

"El acuerdo que tenemos es el mejor y único posible. No hay espacio para renegociaciones, pero podría haber clarificaciones", tuiteó Juncker antes de reunirse con la líder británica. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, respaldó sus dichos.

Optimista, May dijo que las conversaciones con sus socios europeos mostraron que hay "una determinación compartida" de conseguir las garantías que los legisladores británicos han exigido.

El Consejo Europeo se reunirá mañana para analizar el pacto, y la Premier necesita conseguir concesiones con respecto al espinoso tema de la frontera irlandesa, la principal razón que ha generado el rechazo de los parlamentarios de su país (ver recuadro).

El bloque ha sido claro en que lo máximo que podrá hacer es "aclarar" algunos puntos del acuerdo, pero no se eliminará la claúsula que evita que se reponga la frontera irlandesa. "Tenemos la determinación conjunta de hacer todo para no vernos un día en una situación de tener que usar la cláusula, pero es necesaria para Irlanda", dijo Juncker ayer.

Todo parece indicar que May intentará obtener una garantía legalmente vinculante para asegurar que esa norma fronteriza tenga un límite temporal y sea un último recurso.

Si lo logra, podría convencer a los diez parlamentarios del Partido Democrático Unionista norirlandés (DUP) -cuyos escaños le permitieron formar gobierno el año pasado-, pero podría tener problemas para recuperar el apoyo de los sectores más euroescépticos de su propia formación, que no quieren que ninguna parte de Reino Unido siga dentro del mercado único tras el Brexit.

Para que su acuerdo de Brexit sea aprobado, May necesita una mayoría simple de 320 diputados, de 639 considerados "activos" (los parlamentarios son 650, pero ni el presidente, ni los tres vicepresidentes de la Cámara, ni los siete legisladores del Sinn Fein votan). Su partido tiene 316 legisladores y unos 80 han dicho que votarán en contra o que "no están contentos" con el acuerdo; y no se sabe a cuántos podrá convencer.

La líder británica no tiene mucho tiempo. El gobierno confirmó ayer que la votación en el Parlamento se realizará antes del 21 de enero; por ley, la fecha límite para que el Legislativo decida.

Molesta, la oposición se mostró desconfiada del plazo que se les dio. "Ahora que el gobierno aplazó el voto, no sabemos cuándo podremos decidir, ni siquiera si podremos hacerlo", dijo la legisladora laborista Yvette Cooper durante una sesión de emergencia de la Cámara de los Comunes.

"La Primera Ministra aplazó la votación porque sabe que le es imposible tener los votos necesarios en la Cámara. La oposición se opone a cualquier tipo de Brexit y los conservadores euroescépticos temen quedar para siempre atrapados en la unión aduanera de la UE. Veo muy difícil que pueda convencer a alguno de ellos", dijo a "El Mercurio" Matthew Goodwin, analista político de la Universidad de Kent, para quien "estamos entrando al período más volátil e impredecible de la política británica".

El destino de la Premier

Si el Parlamento rechaza el pacto de Brexit, se llegará al temido divorcio sin acuerdo, una perspectiva que podría significar un caos para la economía; pero May no solo se juega el futuro del Brexit, sino que también el suyo.

La líder conservadora -cuyo gobierno ha estado marcado totalmente por las negociaciones de salida de la UE- ha resistido hasta ahora las presiones para renunciar, pero una derrota en la votación podría poner fin a su carrera.

El líder del Partido Laborista -la principal fuerza opositora-, Jeremy Corbyn, ha sugerido que podría presentar una moción de confianza contra el gobierno, y los nacionalistas escoceses y los liberaldemócratas ya han dicho que lo respaldarían.

Sin embargo, la principal amenaza para May podría venir desde su propia trinchera. El ala más dura del Partido Conservador viene hace meses exigiéndole resultados a la Primera Ministra, y al menos 48 de ellos ya enviaron o planean mandar cartas rechazando a su gobierno, dijeron varios medios británicos ayer. Si es cierto, podrían forzar una moción de confianza contra su líder y destituirla.

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