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Desde mayo hasta agosto en Hawái:

Las lecciones que dejó el intensivo monitoreo de la erupción del Kilauea

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Múltiples aparatos permitieron seguir la lava, lo que posibilitó evacuaciones oportunas.



El 30 de abril pasado, todos los instrumentos decían que el más activo de los cinco volcanes de Hawái, el Kilauea, iba a hacer erupción. Tres días después, 24 fisuras -algunas de más de un kilómetro de dimensión- se habían abierto en la tierra. Otro día más y un terremoto de 6,9º terminó por desencadenar el infierno.

Más de 1.700 personas fueron evacuadas y no hubo muertes que lamentar. La razón, principalmente fue la gran cantidad de instrumentos que estaban monitoreando la erupción, los que no solo permitieron obtener datos científicos de gran valor, sino también salvar vidas. Los primeros estudios a partir de ellos fueron presentados ayer en la reunión de la Unión Americana de Geofísica que se desarrolla en Washington, Estados Unidos.

"Este es uno de los volcanes más monitoreados del mundo", dijo Adam Soule, científico jefe del Instituto Oceanográfico Woods Hole. Sismógrafos, sensores de gases y aviones no tripulados, entre otros, permitieron ver y seguir la erupción cada segundo.

Además de las fisuras o enormes cicatrices de las cuales emergió lava en distintos puntos de la isla, la caldera del Kilauea colapsó, convirtiéndose en el octavo evento documentado de este tipo desde 1900.

El uso de aviones no tripulados permitió a los científicos tener una perspectiva nueva. "Con ellos pudieron dimensionar el volumen de magma que estaba en movimiento, cómo iba cambiado la topografía, cómo el terreno se iba vaciando y la caldera colapsando", explica Andrés Tassara, académico del Departamento Ciencias de la Tierra de la Universidad de Concepción. Esto les permitió predecir la conducta de la erupción y, según ello, evacuar a la gente a tiempo.

Luego de la explosión del Chaitén, en 2008, hubo un cambio en la política de Chile sobre el monitoreo de sus volcanes. Hoy, 45 de los 90 que están activos en el territorio continental están siendo observados 24/7. "Aún seguimos en el proceso de instalación de instrumentación para llegar al ideal", cuenta Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica del Sernageomin.

Volcanes como el Villarrica o Nevados de Chillán tienen un intenso monitoreo, cada uno ostenta unos 15 aparatos distintos. Esto es lo que se espera replicar en otros macizos.

Si bien estamos lejos de la concentración de instrumentos que tiene el Kilauea, reconoce el especialista, asegura que el país ha dado un salto importante en la comprensión de los procesos eruptivos.

"Mientras más aprendemos de cada volcán cuando no está en erupción, más fácil será identificar el momento en que ellas ocurran", agrega Andrés Tassara.

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