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Índice mensual IPEC preparado por GfK Adimark. Indicador acumula cuatro meses en zona pesimista, con un fuerte contraste en las expectativas por sector socioeconómico: el segmento ABC1 muestra alto optimismo, mientras que el C3, D y E son negativos.

Confianza de consumidores cae a su nivel más bajo en 15 meses por percepción del empleo

jueves, 06 de diciembre de 2018

Felipe Aldunate M.
Economía y Negocios
El Mercurio




La reducción en el precio de los combustibles de noviembre no logró elevar el ánimo de los chilenos. El Índice de Percepción de la Economía de los Consumidores (IPEC), que prepara mensualmente GfK Adimark y que es utilizado como referencia por el Banco Central para conocer las expectativas de las familias, bajó en 1,8 puntos en el mes pasado. Con ello, llegó a 44,9, un nivel muy por debajo de los 50 puntos que marca el equilibrio entre buenas y malas percepciones sobre la evolución de la economía.

El reporte mensual de noviembre es el cuarto consecutivo en zona pesimista y el peor desde el inicio del actual gobierno. De hecho, es el puntaje más bajo desde agosto de 2017.

Según los autores del estudio, un mercado laboral que no repunta y la baja cifra de actividad económica de septiembre conocida el mes pasado (la expansión más baja del año), están entre los factores que explican la débil percepción de los chilenos con respecto al desarrollo de la economía. No obstante, la sensación difiere de manera relevante de acuerdo al segmento social: mientras el ABC1 y C2 son los únicos que muestran una evaluación positiva de la economía con 52,2 y 50,5 puntos respectivamente, en la mayoría de la población (segmentos C3 y D/E) aproximadamente el 60% se encuentra pesimista.

"Hay un importante desacople entre el discurso del gobierno y lo que ve el resto de las personas", dice Max Purcell, gerente general de GfK Adimark. "Muchas veces, las autoridades están pensando como ABC1, destacando las compras de autos y las inversiones para reflejar la mejora en la economía, pero eso no es lo que percibe el grueso de la población".

Si bien los segmentos ABC1 y C2 muestran retrocesos en su IPEC en el mes, se mantienen en zona optimista con 52,2 y 50,5, respectivamente.

El estudio se realizó a partir de una encuesta telefónica a una muestra de 1.000 personas de todas las regiones, durante el mes pasado. En ella se les preguntó por la situación personal actual y del país, así como sus visiones para 12 meses y 5 años. Todos estos subindicadores registraron retrocesos del optimismo en noviembre, con una excepción: la percepción de que el actual es un buen momento para comprar bienes durables para el hogar.

El tema específico donde se ha visto un retroceso más notorio es en las expectativas para el empleo, el cual pasó de un máximo de 64,4 puntos a inicios de año, denotando que casi dos tercios de la población pensaban que las condiciones laborales iban a mejorar, hasta 43,5 puntos en noviembre. Lleva cinco meses en zona pesimista. "La negativa percepción del mercado laboral es la variable que más está golpeando, por su impacto en el resto", dice Purcell. "Da la sensación de que muchos se endeudaron con las buenas expectativas que había a inicios de año y hoy perciben que tienen problemas para pagar esas deudas, dado que no han mejorado su trabajo, afectando la percepción de la economía familiar".

El análisis muestra además que hay una diferencia estadística relevante entre las expectativas de hombres y mujeres, las que están siendo más pesimistas: su IPEC en noviembre llegó a 42,8 puntos, mientras que el de los hombres llegó a 47,2.

De todos modos, el ejecutivo señala que al analizar las series más largas, esta caída en la percepción se reitera en los primeros años de cada gobierno: las expectativas suben junto a un cambio de administración, para luego corregirse. "Es una luna de miel que llega a su fin", dice Purcell.

"Hay un desacople relevante entre el análisis económico que hacen las autoridades y la percepción del grueso de la población, que se ha visto afectada por la sensación de un mercado laboral que no mejora".
MAX PURCELL,
GERENTE GENERAL DE GFK ADIMARK

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