Científicos suecos encontraron restos bien preservados de la piel de un ictiosaurio, un reptil marino parecido a algunos cetáceos que vivió hace unos 180 millones de años. Las muestras comprenden tanto las capas externas como las interiores de la piel, incluida una sección de grasa subyacente, así como restos de pigmentación, lo que permitió inferir a los investigadores que esas criaturas marinas eran probablemente de sangre caliente. La pigmentación detectada indica que la piel del saurio marino era más oscura en su parte superior y más clara en la inferior.