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Reloj de fantasía

sábado, 17 de noviembre de 2018

Beatriz Montero Ward. Fotografías, Carla Pinilla G.
Anticuario
El Mercurio

Desde el siglo XVII se han hecho relojes para divertir y deleitar, ya sea por su forma, acción autómata o manera indirecta de señalar el tiempo. En 1926, Fritz Oswald patentó un curioso modelo figurativo de madera que indica la hora y los minutos a través de ojos giratorios.



E l relojero alemán Fritz Oswald creó en la década de los años 20 un novedoso modelo de reloj de fantasía, que se distinguía por señalar el tiempo a través de ojos giratorios. Así, mientras el derecho indicaba la hora, el izquierdo daba los minutos, variando también la expresión o estética de la pieza, desde una linda y amable a una un tanto trastornada, sobre todo cuando los ojos bailan en distintas direcciones.

Fue en 1926 que la J. Oswald Company patentó este tipo de reloj cuyas cajas eran talladas en la zona de Freiburg, en la Selva Negra alemana. Tomaban distintas formas, entre ellas de calavera, genio, búho, mono, gato, león y perro. Entre estos últimos eran muy frecuentes los bulldog y terrier.

La producción de estas piezas a cuerda y con enorme sentido del humor cesó en la década de 1960. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial se hicieron solo de madera, pero a partir de los años 50, producto de las nuevas tecnologías, comenzaron a fabricarse en yeso moldeado, resinas y otros materiales plásticos. Es también en la segunda mitad del siglo XX, entre los años 60 y 70, que aparecen las primeras imitaciones y copias.

Técnicamente, el mecanismo de estos relojes era muy simple. Los modelos más antiguos tenían movimiento mecánico de ocho días.

En la actualidad los clásicos relojes de Oswald son piezas de colección. Son escasos, pero de vez en cuando estas figuras deliciosamente kitsch aparecen en subastas y en tiendas de antigüedades a precios razonables.

Los primeros relojes de fantasía datan del siglo XVII y su propósito fue divertir y deleitar con su forma, acción autómata o manera de indicar la hora. Entonces en Alemania eran populares los con diseño de animales, de calvarios o representando a la Virgen y el Niño. Muchos tenían alguna clase de acción autómata, como ojos que parpadeaban, brazos o piernas que se movían a la hora de dar campanadas.

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