Pilar Rodríguez
martes, 13 de noviembre de 2018
Por Sofía Beuchat.
Oficina con vista
El Mercurio
"La verdad no se transa, aunque sea dolorosa"
1 He vivido pérdidas personales muy fuertes, que me han enseñado a calibrar los problemas en su justa medida, sin excesivo dramatismo. Quizás por eso me siento con la fortaleza y el temple para sostener las peores crisis; trato de pensar más en soluciones y menos en los obstáculos. 2 Afortunadamente, el machismo enquistado en nuestra cultura va en franca retirada por la fuerza de los hechos, aunque aún está lleno de detalles cotidianos que indican lo mucho que nos falta. Me gustaría ver más hombres que se vayan de una reunión a las 4 de la tarde para llevar a su hijo al dentista o al médico. 3 En el mundo periodístico en el que me muevo, existe relativa paridad en el trato, o al menos, es lo que he vivido yo. No tengo queja, siempre tuve las mismas oportunidades que mis compañeros hombres y si hubo diferencias, no me enteré. 4 Mi papá siempre nos repetía una frase que se me grabó a fuego: "hágalo perfecto para que le salga regular". Ese sentido del deber y la responsabilidad a todo evento me han acompañado en mi vida profesional, a veces con un alto costo, pero sin duda con grandes satisfacciones. De él aprendí también que la verdad no se transa, aunque muchas veces sea dolorosa. 5 Mi mamá ponía siempre la cuota conciliadora, acercando posiciones en momentos de desencuentros. Es algo que trato de aplicar siempre con mis compañeros de trabajo. (Eso sí, dejo en claro que soy muy peleadora cuando se trata de defender causas importantes para mí). 6 Uno de los momentos más significativos en mi vida profesional fue la investigación que hicimos con el equipo de Informe Especial (TVN) para destapar el caso Karadima, en 2010. Fueron meses muy intensos, laboral y emocionalmente (...). Pusimos el tema encima de la mesa, cuando nadie creía. Y ese fue mi mayor aprendizaje: si recibes una información valiosa, tienes que empujar hasta el final la investigación, contra viento y marea, poniendo al servicio todo el profesionalismo que te constituye. 7 El liderazgo femenino que valoro no necesita títulos ni cargos para influir silenciosamente en otros y, de ese modo, ir generando cambios. Trato de que las personas se comprometan con el proyecto que lidero por convicción y no por imposición. Soy más de zanahoria que de garrote (aunque algunos pensarán lo contrario, jeje). 8 Procuro trabajar con buenas personas, me parece que es esencial funcionar en un ambiente sano. Valoro la pasión por conseguir lo imposible, la transparencia, el rigor y el compromiso. Me encanta el sentido del humor colectivo, que aliviana tensiones, y me cargan los comentarios bajo cuerda o mal intencionados. Soy bien directa, prefiero que las cosas se digan de frente.
