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El cuadro millonario empató 2-2 con Boca Juniors en la ida de la final de la Copa Libertadores 2019:

River Plate sale vivo de La Bombonera en un superclásico que fue una fiesta de puro fútbol

lunes, 12 de noviembre de 2018

Cristóbal Valencia
Deportes
El Mercurio

Para verlo una y otra vez. Los equipos más grandes de Argentina no defraudaron y llenaron de emoción la última definición sin sede única. El cuadro de la "banda sangre" salió mejor parado, pero el pronóstico de la revancha, el 24 de noviembre en Núñez, sigue siendo incierto. De lujo.



La final de ida de la Copa Libertadores 2019 ya terminó y los jugadores de Boca Juniors caminan cabizbajos hacia camarines. El empate a dos en La Bombonera ante River Plate parece haberlos golpeado, y Carlos Tévez lo nota. "¡Vamos, todavía no estamos muertos, la p... que los parió. Cabeza arriba!", les grita el "Apache" a sus compañeros, como si tratara de recordarles que están en uno de los clubes más "coperos" de Sudamérica.

Pocos minutos antes, en los descuentos, Darío Benedetto, el héroe xeneize en las semifinales, desperdició un mano a mano increíble ante el arquero millonario Franco Armani. "Le quiero cambiar el palo y agarrarlo a contrapierna y me sale justo donde está parado él", lamentó el "Pipa".

Por eso la bronca al final del partido. Porque River salió vivo del reducto de La Boca en una de las finales más apasionantes que ha presenciado el fútbol continental, cuyo segundo capítulo se vivirá en el Monumental de Núñez, el 24 de noviembre.

En el primer tiempo, el conjunto "millonario" sorprendió alineando a cinco defensores, y la fórmula le resultó, porque los tres centrales contuvieron el linajudo ataque "bostero" y los laterales Gonzalo Montiel y Milton Casco fueron un dolor de cabeza para el local por las bandas. A los 20 minutos, River ya había tenido tres llegadas claras.

Pero la brega tenía un guión inesperado. A la media hora, Cristián Pavón corrió y se tomó la pierna izquierda. Su mueca de impotencia lo decía todo. El parte médico indicó que sufrió una molestia en el isquiotibial. Fue reemplazado por Darío Benedetto. Y el encuentro dio un giro.

Porque Boca no luce, pero tiene individualidades en ofensiva que son letales. Mientras, River es una orquesta de toque y velocidad, con Gonzalo Martínez de director. "El 'Pity' es el desequilibrante del equipo, el que tiene una marcha más", explicó el defensa Javier Pinola al final del encuentro.

Y esa dualidad de estilos, condimento indispensable en una rivalidad clásica, se expresó de manera brutal: al minuto 34, Ramón "Wanchope" Ábila abrió la cuenta para Boca luego de una floja reacción de Armani, y 60 segundos después empató Lucas Pratto para el 1-1. Cuando el primer tiempo agonizaba, Benedetto conectó un tiro libre en el área de River y puso la ventaja parcial para el local.

Sin merecerlo, Boca se fue al descanso ganando 2-1. Oficio copero, le dicen algunos.

En el complemento, el duelo se emparejó. Curioso: cuando el local había crecido, vino el empate de la visita. Y con un autogol (60') de Carlos Izquierdoz, ante el salto amenazante de Pratto.

La revancha será en Núñez. Y si en la vigilia de la ida hubo ansiedad, para la vuelta será peor.

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