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Hidrógeno Verde:

Otra mirada de futuro para las energías renovables

miércoles, 24 de octubre de 2018


Ediciones Especiales
El Mercurio

"No hay duda de que la producción de hidrógeno verde nos puede ayudar a aprovechar de mejor manera el enorme potencial de energías renovables que Chile tiene", dice Darío Morales.



La complementariedad que existe entre el uso de las energías renovables y el desarrollo del hidrógeno puede ser una de las herramientas más potentes que nuestro país tenga para la lucha contra el cambio climático. 

Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si bien limitar el aumento de la temperatura global en 1,5ºC es "física y químicamente factible", se requieren tomar medidas "rápidas y de gran alcance" que permitan disminuir en 45% las emisiones de CO2 al año 2030 con respecto al 2010 y hacerlas nulas hacia el 2050. Ante este tan importante desafío ¿qué rol pueden jugar en Chile las energías renovables y el hidrógeno verde?

Lo primero es entender que el sector energía es uno de los principales responsables de la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en nuestro país. En efecto, según el informe del inventario de GEI del año 2013 para Chile, el sector energía es responsable de la emisión de casi 70% de las emisiones del país, de las cuales 45% proviene de la producción de electricidad, 30% aproximadamente del transporte terrestre y 17% de industrias manufactureras. Todas estas emisiones provienen, en su mayoría, de la utilización de combustibles fósiles en sus diversas formas, principalmente derivados del petróleo, gas natural y carbón.Lo segundo es entender que, si bien nuestra matriz energética ha avanzado mucho en el desarrollo de las energías renovables, la tarea aún está lejos de considerarse como cumplida. Así, los números del Balance Energético desarrollado por el Ministerio de Energía en 2016 son concluyentes: solo 22% de la energía que usamos es eléctrica y de esta, 17% corresponde a ERNC, es decir, solo un poco más de 3,5% de nuestras necesidades energéticas son cubiertas por Energías Renovables No Convencionales.


Transformar  para reducir


Los números anteriores nos permiten sacar dos conclusiones. La primera es que para avanzar en la reducción de nuestras emisiones de GEI es muy importante transformar consumos que hoy utilizan combustibles fósiles en uso de electricidad limpia producida por fuentes renovables y, la segunda conclusión, es que no será tarea fácil, al menos en el corto plazo, electrificar el 100% de nuestra matriz y, por lo tanto, debemos resolver el desafío de transformar aplicaciones que actualmente usen combustibles fósiles para que trabajen con "combustibles limpios". Para que nuestro país avance decididamente en la lucha contra el cambio climático es necesario que avancemos paralelamente en estas dos dimensiones.Es aquí donde el hidrógeno producido con fuentes de energías renovables puede transformarse verdaderamente en un combustible limpio que apoye nuestros esfuerzos por reducir las emisiones. Para que esto sea una realidad, es necesario trabajar conjuntamente tanto en acrecentar la oferta de hidrógeno verde como en aumentar su demanda.

Por el lado de la oferta, es importante señalar que, actualmente, el costo de producir hidrógeno a escala industrial a partir de combustibles fósiles sigue siendo menor que la producción mediante la electrólisis, debido principalmente al costo de la energía eléctrica. Sin embargo, esto puede estar cambiando en Chile, ya que nuestro costo de producir electricidad ha venido bajando considerablemente gracias a la creciente participación de las ERNC en nuestra matriz eléctrica.

Por el lado de la demanda de hidrógeno verde como combustible, el desafío es aún más grande. Actualmente diversos países están apoyando investigación y desarrollo de tecnologías de hidrógeno aplicadas a sus propias necesidades productivas y sociales, particularmente en el sector del transporte, lo que, sin duda, nos beneficia como país a través de la transferencia de tecnología. Sin embargo, no hay que olvidar que existe un conjunto -no despreciable- de potenciales aplicaciones del hidrógeno específicas de nuestra realidad y que, por consiguiente, no serán necesariamente objeto de recursos internacionales para la I+D. Es acá donde debemos tomar un camino más proactivo como país.

En definitiva, no hay duda de que la producción de hidrógeno verde nos puede ayudar a aprovechar de mejor manera el enorme potencial de energías renovables que Chile tiene, aumentando significativamente nuestras posibilidades para la reducción de nuestras emisiones de GEI y, al mismo tiempo, promover un desarrollo productivo con mucho mayor valor agregado. Para desbloquear este potencial, es necesario el trabajo conjunto de los sectores público, privado y academia, con el propósito de diseñar e implementar políticas públicas que contribuyan a reducir o eliminar las barreras de mercado que están impidiendo que Chile se transforme en un país líder en la nueva economía del hidrógeno.

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