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Primera vuelta será el 27 de octubre de 2019:

Argentina se define a un año de las elecciones presidenciales, con economía como tema clave

lunes, 22 de octubre de 2018

GASPAR RAMÍREZ
Internacional
El Mercurio

El Presidente Mauricio Macri va por la reelección, y el peronismo se divide ante la sombra de la exmandataria Cristina Fernández.



Hace un año, el 22 de octubre de 2017 en la noche, luego del triunfo en las elecciones legislativas, todo era alegría en la coalición del Presidente argentino Mauricio Macri. Un año después, gran parte de ese optimismo y la confianza en los inversionistas y en los mejores tiempos económicos se diluyeron y tiñen de incertidumbre lo que pase el 27 de octubre de 2019, cuando los argentinos escojan a su próximo presidente (o presidenta).

A un año de la primera vuelta presidencial en Argentina, el país se debate entre renovarle el crédito al Presidente Macri por cuatro años más y la incertidumbre en que se encuentra la oposición peronista con los juicios contra la exmandataria Cristina Fernández y el apetito que se abre en las figuras del justicialismo.

Por ahora, el tema clave es la economía.

Cuando el empresario de centroderecha llegó al poder en diciembre de 2015, tomó una serie de medidas económicas, como ajustar las tarifas de servicios básicos -subsidiadas durante los 12 años del kirchnerismo- y liberar el dólar. Además se topó con la falta de estadísticas y de indicadores confiables de todo tipo -desde inflación hasta pobreza- producto de la manipulación del Indec durante el segundo mandato de su antecesora, Cristina Fernández (2007-2015).

El aumento en las cuentas de la luz, gas, agua y transporte público creó descontento popular, y la esperada inversión extranjera no llegó con la velocidad esperada. La lentitud económica puso el foco en las legislativas de 2017, que renovaban la mitad de los diputados y un tercio de los senadores, y la posibilidad de que los votantes dieran la espalda a Macri, el primer mandatario de centroderecha desde el regreso a la democracia en Argentina en 1984.

Pero el triunfo categórico de Cambiemos -una alianza heterogénea que incluye al partido de Macri, el Pro, a los radicales y a la Coalición Cívica de la diputada Elisa Carrió, entre otras agrupaciones- dejó tambaleantes al peronismo kirchnerista y al no kirchnerista. Sobre todo al primero: la exmandataria apostaba por una victoria contundente en la carrera por el Senado para llegar con impulso a las presidenciales de 2019, pero Fernández fue derrotada por el candidato oficialista Esteban Bullrich. Si bien Cristina llegó al Senado de todas maneras, el respaldo no fue el esperado.

Al día siguiente, un Macri sonriente dio una conferencia en la Casa Rosada donde habló de los cambios estructurales que pensaba implementar en la segunda parte de su mando, de tenderle la mano al rival, anunció que los inversores ahora sí llegarían, que la economía iba a repuntar. Tiempos mejores que todavía no llegan.

Los brotes

Argentina vive un 2018 económico complejo por factores internos y externos, como la guerra comercial entre EE.UU. y China y la sequía que golpea al sector agropecuario, que provocaron una devaluación del peso argentino frente al dólar, que a su vez impulsó la inflación, proyectada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 40% para este año (en 2017 fue de 24,8%), y un aumento del desempleo. Expectativas no cumplidas que golpean la popularidad y aspiraciones de Macri.

El mandatario pidió en mayo un préstamo al FMI para impulsar la economía y sanear las finanzas. El organismo aprobó en junio US$ 50 mil millones (que en septiembre aumentó a US$ 57 mil millones) para el gobierno argentino, a entregar en los próximos tres años. Pero en un país con la crisis de 2001 aún fresca, las tres letras del FMI siguen satanizadas, y el anuncio del préstamo causó molestia y protestas.

En el gobierno apuestan a que los efectos positivos del préstamo y un mejor panorama económico den "brotes verdes" a mediados del próximo año, lo que pavimentaría el camino de Macri a la reelección. Pero si, tal como sucedió en 2016, en 2017 y en 2018, la economía no mejora en 2019, la pista para Cambiemos se pondrá difícil.

"Sería muy negativo y alejaría significativamente las chances de reelección. Si bien el gobierno tiene un núcleo duro de votantes, en una segunda vuelta, en un contexto negativo de la economía, sería difícil que se incremente como para ganarla", dice Orlando D'Adamo, director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano.

Macri ya dijo que irá por la reelección, pero ante el panorama negativo ha surgido otro nombre de manera extraoficial: la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. La política mejor evaluada de Argentina fue la estrella de las elecciones de 2015, al ganar ese bastión histórico del peronismo. Pero la posibilidad (lejana) de que compita por la presidencia implica riesgos. El mayor de ellos, que el oficialismo pierda la gobernación.

"Desde ya, la gobernadora no tiene reemplazo en la provincia de Buenos Aires. Es la política con mejor imagen pese a que gobierna una provincia (casi un país dentro de un país) con enormes conflictos. La oposición lo sabe y por eso es esperable que de aquí a octubre de 2019 sea el blanco de todo tipo de ataques", señala D'Adamo.

Mientras que por el lado del justicialismo, tal como sucede desde 2003 -cuando Néstor Kirchner llegó al poder-, todo pasa por el kirchnerismo. Para D'Adamo, "el problema de la oposición es Cristina Fernández. Los pone en una situación incómoda: es quien tiene más intención de voto pero, a su vez, un enorme rechazo. En la expectativa de que sea candidata, se conformaría una división del peronismo que sería ventajosa para Cambiemos".

Líderes del peronismo no kirchnerista como el senador Miguel Pichetto y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, suenan como presidenciables, un escenario que se debería decantar con las primarias de mediados del próximo año (un sector del oficialismo pide eliminar esa instancia creada durante la administración K).

D'Adamo estima que las investigaciones judiciales por corrupción contra la senadora "no tendrán impacto decisivo práctico: si quiere, será candidata, y al no perder sus fueros, no irá presa. Evidentemente, un avance en las causas que la comprometen ayudaría a consolidar ese techo electoral con un fuerte impacto en sus posibilidades".

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