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Nuevas tecnologías ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué debiéramos estar pensando?

jueves, 18 de octubre de 2018

Economía y Negocios Online


Macarena Navarrete, socia principal de EY Chile

La tecnología ha acompañado siempre al ser humano. Bueno, no siempre, pero sí desde la Edad de Piedra que precisamente empieza con los desarrollos tecnológicos del momento: la ropa, las armas y herramientas de piedra y el fuego. Frente a la tecnología de hoy es posible perder la perspectiva y no ver cómo deben haber aumentado las capacidades humanas en ese entonces esa tecnología. Pensemos. Andar más abrigado, tener el fuego y poder usar herramientas debe haber aumentado su efectividad en lograr comer y sobrevivir de modo inimaginable. Y sabemos que no paró ahí. Por sólo decir algunos, llegó la rueda, la imprenta, el ferrocarril, la radio, el teléfono, la computación, etc.
Entonces, ¿qué es tan distinto hoy? ¿A qué responde toda esta agitación sobre las nuevas tecnologías y el aumento de potencial que nos dan? Es que la tecnología hoy ya puede dejar de tener un rol pasivo, puede “dejar de hacer lo que le pidamos” y “decidir” y “escoger” caminos para llegar a un fin, puede abandonar su rol pasivo y tomar un rol activo a nuestro lado o en vez de nosotros. ¿Un poco aterrorizante, cierto?
Han llegado a nuestras vidas los buscadores de palabras, los drones y los GPS. Eso no parará ahí pues o han llegado o llegarán a nuestras vidas los compradores inteligentes, robots, la ropa o accesorios potenciados con el Internet de las Cosas y los vehículos autónomos.
No hay que ser Julio Verne o Leonardo Da Vinci para saber que las interfaces cerebrales serán parte de nosotros, nuestros ojos biónicos accederán a información (Sí, ¡tal cual!), nuestros anteojos estarán potenciados por realidad aumentada, nuestra ropa controlará nuestra salud junto con nanobots habitando nuestro cuerpo por dentro y exoesqueletos potenciándonos por fuera.
Cuando todo eso pase, la diferencia entre lo humano y lo no humano se volverá más confusa. ¿Cuáles son las normas que nos regirán entonces, qué pensaremos, qu problemas ocuparán nuestros días? ¿Qué decidiremos realmente y qué decidirán por nosotros? ¿Estaremos conscientes de esto? ¿Qué pasará con nuestros datos, qué será privado? ¿Seguiremos viviendo en un mundo desigual?
Con un futuro tan diferente no podemos permitirnos estar atrasados en ningún aspecto. Nuestro futuro nos urge a repensar cómo queremos plantearnos como sociedad frente a los reales desafíos del mañana.

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