En sus distintas etapas, Gustav Klimt -el líder del movimiento artístico de la Secesión- experimentó tanto con lo más actual como con lo más histórico del arte, mirando hacia las tradiciones de Japón, China y Antiguo Egipto. Configuró, junto con otros creadores, la versión vienesa del art noveau -contraria al clasicismo y a sus límites- y más adelante, en su época dorada, fue influido por los movimientos vanguardistas europeos, por pintores como Edwards Burne-Jones y Lawrence Alma-Tadema, y por los frescos bizantinos o incluso los mosaicos italianos. Y así su obra se alimentó de oro y plata, múltiples colores -aunque igualmente pintó algunos cuadros sombríos-, elementos eróticos, bastante movimiento y una fuerte carga de simbolismo. Y hoy, cuando ya se cumplió el centenario de su muerte, algo de su imaginario y de su estética resuenan en la exposición colectiva "Klimt, 100 años", que se presenta hasta el 4 de noviembre, en la Corporación Cultural de Las Condes (Apoquindo 6570). La muestra surgió dentro del taller "Metal, fuego y color", que desde hace más de 15 años se imparte en la corporación comunal, y que hoy conduce la artista y profesora Patricia Rivera. Desde esa instancia se impulsó una invitación nacional a artistas que, tal como los del curso, trabajaran la técnica del esmalte sobre metal y quisieran rendirle un homenaje a Klimt, recordando su estilo y temáticas clave. Tras esa convocatoria -a la que se podía postular con una o dos piezas- se seleccionaron, para la exhibición, 30 trabajos de 26 autores. Todos son inéditos y del mismo tamaño. Hay placas metálicas de 40 x 40, y otras circulares, de 40 cm de diámetro. "A nivel técnico, la exposición quedó bien resuelta. Es que esta es una técnica muy especial. Trabajamos con una placa de cobre, oro o plata, sobre la que se espolvorean el vidrio molido y los pigmentos de diversos colores. Todo eso, luego, va al horno y se funde a unos 700 u 800 grados", comenta Rivera. Y sobre el abanico de trabajos que se presentan y sus temáticas, Rivera agrega: "Quedaron obras muy coloridas y de una amplísima gama de contenidos, porque nos dedicamos a buscar la esencia de Gustav Klimt. Entonces, algunos abordaron su época dorada, mientras otros se abocaron a lo más sombrío o a la naturaleza. Sobre todo, lo atractivo de esta colectiva es cómo se reinterpreta en múltiples versiones a un creador, y, además, desde una técnica que él jamás utilizó".