El poderoso huracán Michael golpeó ayer la zona conocida como Panhandle, en la costa noroeste de Florida, inundando ciudades y arrancando árboles con vientos de 249 kilómetros por hora y el potencial de convertirse en devastador. Michael sorprendió a muchos con su rápida intensificación mientras se movía hacia el norte sobre el Golfo de México, afectando la producción petrolera en la zona. Hasta ayer, el ciclón había dejado un muerto, tras caer un árbol sobre una casa.