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Distintivo evita competencia desleal y certifica calidad:

Productos típicos del país buscan cómo protegerse y 29 ya optaron por sello de origen

jueves, 20 de septiembre de 2018

SEBASTIÁN HENRÍQUEZ
Nacional
El Mercurio

Desde la chicha de Curacaví hasta la alfarería de Pomaire se han acogido a la certificación que entrega el Inapi, la mayoría en los últimos dos años.



Desde las mantas de Doñihue, hasta las chupallas de Ninhue, pasando por la chicha de Curacaví. En Chile existe una lista de productos típicos que han sobrevivido el paso del tiempo y mantienen una fuerte carga de identidad.

Hay muchos que figuran en los encuentros tradicionales, como el rodeo o el atuendo de huaso. Otros, como los dulces de La Ligua, tienen amplia venta todo el año, y hay incluso canciones dedicadas al brebaje de Curacaví.

Hoy, los productores están dando pasos para proteger estas ideas. De hecho, el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi) ha entregado 29 sellos origen a distintos objetos, cultivos, agrupaciones y marcas, entre Arica, Punta Arenas y también el territorio insular.

Uno de los últimos fueron las chupallas de Ninhue, una comuna de la Región de Ñuble, que obtuvo el sello Denominación de Origen hace tres meses.

Según el registro: "Las chupallas de Ninhue, son los sombreros artesanales, hechos con paja de trigo de ocho variedades locales: oregón, colorado, milquinientos, carrera, italiano, milufen, furfuya y cebolla".

Con el sello, los chupalleros ponen en valor el producto y pueden defenderse de la competencia, como por ejemplo, las chupallas de Trehuaco, la comuna vecina. Para el consumidor, significa una garantía de que ha obtenido un producto de calidad.

El Inapi entrega cuatro tipos de sello: Indicación Geográfica, Denominación de Origen, Marca de Certificación y Marca Colectiva.

Las dos primeras se aplican a productos y en su mayor parte las postulan municipios o asociaciones de artesanos. En estas categorías están, por ejemplo, el limón de Pica, el atún de isla de Pascua o la Piedra Cruz.

Las dos últimas son más amplias. La cerveza valdiviana, el tomate de Limache y los viñedos de Casablanca califican en estas categorías.

Todas funcionan como una patente de tipo industrial.

Según el director nacional del Inapi, Maximiliano Santa Cruz, "el sello certifica que se está ante un producto único, que ha sido elaborado siguiendo las tradiciones centenarias de nuestro país y que tiene un reconocimiento nacional o local".

A la fecha, 29 productos o asociaciones han optado por algún tipo de sello. Es una tendencia reciente, 13 lo han hecho apenas en los últimos dos años.

Según Santa Cruz, los productores lo hacen para protegerse. "Permite diferenciar y hacer fácilmente reconocible un producto auténtico, de tal manera de evitar que se engañe a la población con productos que dicen ser de una cierta zona y dicen seguir ciertos estándares cuando no provienen de dichos sectores ni cumplen con las condiciones que han hecho conocidos a los productos", dice.

"En definitiva, evita pasar gato por liebre", añade.

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