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Cambia la forma, pero no el espíritu:

Las celebraciones del Dieciocho a los 18 años

martes, 18 de septiembre de 2018

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Los recuerdos de la fiesta patria cuando se alcanza la mayoría de edad se han ido modificando a través de las generaciones. Un poco menos de familia y harto más de fonda es la tendencia.



Una decisión en 1837, durante el gobierno de José Joaquín Prieto, cambió para siempre el mes de septiembre en Chile. Fue ahí cuando se decidió declarar el día 18 del noveno mes del año como el cumpleaños oficial del país. Sin contexto, podría sonar como una señal de orgullo patrio, pero lo que se pretendió fue unir varios festejos que producían repetidamente desórdenes, borracheras y ausentismo laboral.

Algunos podrían alegar que mucho de eso sigue existiendo con una sola celebración oficial incluida, pero lo cierto es que los festejos patrios son una marca país y han evolucionado junto con él. Le pedimos a un puñado de chilenos que buscaran entre sus recuerdos y contaran cómo se celebraba el dieciocho a sus 18.

No a las fondas

Patricio Navarrete (60), profesor de filosofía, recuerda que la celebración siempre partía en su casa. "Mi mamá y hermanas hacían las empanadas, y nosotros, el asado. Nunca faltaban los vecinos y amigos, y siempre bailábamos cueca". Luego se juntaba con amigos y partían a la kermés de su colegio. De fondas ni hablar, porque siempre terminaban en peleas demasiado violentas.

Verónica Acevedo (58), ingeniera comercial, concuerda. Ella estuvo hasta los 18 años en Chile para luego partir a Estados Unidos a estudiar. Hasta ese momento el dieciocho era familiar y todos hacían pícnic, iban a las termas o al campo. Cuando volvió, a los 22, por primera vez fue a una fonda. "Me cargó, había puros curados. Yo venía acostumbrada a la celebración del 4 de julio, donde los gringos celebraban con un picnic y hamburguesas en el día. Recuerdo que el contraste hizo que me diera susto", asegura. Pero eso no le impidió darles otra oportunidad a las fondas. Eso sí, por la época política que se vivía en el país, en los 80, los recuerdos son mas de restricción que de celebración abierta.

Pero el clima político cambió y de a poco las celebraciones comenzaron a tomar fuerza y un matiz distinto. Para Rodrigo Jaimovich (44), médico, el recuerdo del dieciocho siempre ha estado cruzado por el cumpleaños de su abuelo. La doble celebración obligaba a reunirse temprano para preparar el asado y, mientras, jugar a las cartas. "Cuando éramos más chicos uno de los tíos nos llevaba a dar una vuelta a las fondas", cuenta. Pero a los 18 la visita ya era con sus amigos y hasta bastante más tarde.

Una década después, las fondas seguían siendo parte del eje central de la celebración, pero ahora la locación era el litoral, recuerda Marilena Gennero (35), ingeniera comercial. "En mi caso, lo típico era partir a la playa con un grupo y juntarse allá con más gente, hacer asados e ir a las fondas", dice. "Uno estaba en la parada de dieciocho, pero de uno carreteado", agrega.

Esa parte, la de la fiesta, no ha cambiado mucho hasta ahora. José Tomás Pérez de Arce (19), estudiante de Bachillerato de la Universidad Diego Portales, se va a Pichilemu con amigos y el plan es ir a las fondas. "Ahora más bien sigues a la masa. El año pasado fue Algarrobo, por ejemplo. Pero igual te juntas, haces un asado, tomas 'terremotos' y vas a las fondas", cuenta.

Aunque nadie quiere quedarse en la casa para el dieciocho porque "hay" que carretear, estas fiestas sí nos identifican a todos como chilenos, opina. "El espíritu del dieciocho es lo que nos ayuda a construir la identidad nacional; nada más logra tal identificación", dice.

Rodrigo Jaimovich concuerda y agrega que ahora este espíritu está mucho más generalizado y es más visible. "Hoy ves bailando cueca en todas las esquinas. Estamos más chovinistas, no hay temor de expresar el amor por la patria, lo que es muy bueno", opina.

"Durante los 80 este espíritu se había perdido y de a poco se ha ido recuperando. Ahora, incluso, en los colegios se le está dando mucha importancia", opina Patricio Navarrete.

Para Marilena Gennero el espíritu dieciochero del último tiempo sigue intacto, "con la edad solo cambia la manera de celebrarlo", termina.

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