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La importancia del reconocimiento

martes, 18 de septiembre de 2018

Por Paula Serrano
La mujer y su mundo
El Mercurio




Sea cual sea nuestro temperamento y personalidad, todos necesitamos reconocimiento. Más o menos, según nuestra propia autoestima y nuestra necesidad del otro. Somos criaturas sociales, queremos ser aceptados. Queremos ser apreciados, queremos ser queridos y respetados. Con frecuencia se liga el reconocimiento y el liderazgo a la capacidad de influir sobre todos. Aun a la capacidad de que otros hagan lo que mandamos o pedimos o necesitamos. Las mujeres tienden a privilegiar el ser queridas, admiradas y aceptadas por sobre el ser reconocidas, porque ejercemos un liderazgo que produce en los otros un "hacer" (para distinguir de obedecer). Más que seguidores, hemos buscado amistad y cariño en las relaciones. Pero también buscamos influencia. Una madre que no es capaz de conseguir actos básicos de obediencia en su hijo siente rabia y fracaso ligados a su falta de poder, a su escaso "liderazgo" frente a su hijo.

Nos dicen que debe ser suficiente satisfacción el hacer las cosas bien, o al menos el hacer las cosas y obtener los resultados requeridos. No es así. Una pena. Tal vez los ángeles, los santos y algunos espíritus libres lo consigan, pero en la mayoría de las personas, no es así. Queremos agradecimiento por nuestros actos de bondad, queremos que se nos aprecie cuando hemos hecho algo bien.

Un fenómeno curioso que se ha estudiado es que las personas con jefaturas poco "reconocedoras" buscan más reconocimiento en su entorno privado y en sus vidas afectivas. De lo que se desprende que necesitamos ser reconocidos, punto.

Y esto en las relaciones humanas, en particular entre las parejas, se refleja en sentir que existo para el otro. Es más que saber que somos queridos, es sentir que no somos descalificados en nuestras condiciones más allá del afecto. Una persona puede sentirse muy querida por su pareja y muy poco reconocida como persona, más allá del amor y la atracción. Basta verlo en el trabajo. Si el jefe no da reconocimiento, el nivel de satisfacción disminuye. El abandono de trabajos y de relaciones se asocia más y más a la falta de reconocimiento. La clave es aprender a conocer qué es reconocimiento para el otro.

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