El taburete es el asiento más primitivo. En la Edad Media, el de tres patas se encontraba en las casas y cocinas rurales, mientras que en las ciudades y los salones públicos predominaban los de caballete. Entonces, no es de extrañar que fuera también el asiento que acompañara al piano, cuando este hizo su aparición de la mano del italiano Bartolomeo Cristofori, entre 1695 y 1700. Fue durante la era victoriana que este instrumento, que en sus orígenes y por su elevado costo estaba lejos del alcance de la mayoría de las familias, se volvió popular. Entonces, a comienzos del siglo XIX, la surgente clase media, ansiosa de exhibir su nuevo estatus económico, sobre todo a través de las actividades del ocio, hizo del piano el pasatiempo que simbolizaba posición en la escala social. La prosperidad, cada vez mayor, ayudó también a que este instrumento estuviera presente en casi todas las casas, tanto en Europa como en Estados Unidos: el de cola en el salón y el vertical en la sala de estar. La música era la actividad recreacional por excelencia en la época y siempre se esperaba que en las reuniones sociales las damas se sentaran al piano y deleitaran a sus invitados con alguna pieza. En ese contexto, el taburete de piano giratorio, que apareció durante el siglo XVIII, se volvió muy popular. Su diseño, conformado por un asiento circular o rectangular unido a una base, trípode o de cuatro patas, mediante una rosca metálica oculta, permitía al usuario subirlo o bajarlo para acomodarlo a su altura. El clásico piso victoriano llevaba el asiento tapizado, patas torneadas y terminadas en garras. Se fabricaron en variadas maderas, entre ellas haya, roble, caoba y nogal. En cuanto a estilos, estaban aquellos simples para una persona, para dueto y los con doble asiento. Estos dos últimos siempre tenían asiento rectangular y fijo, con cuatro patas rectas, o bien en forma de X, evidenciando la influencia e interés que despertaron las excavaciones arqueológicas egipcias en la década de 1880. Entre las firmas de renombre que hicieron pisos estaba la británica Gillows, con sede en Londres y Lancaster, y Thonet, cuyas piezas se caracterizaban por el uso de maderas curvadas y los asientos enjuncados.